José Manuel Sutil recuerda al párroco Manuel Álvarez Marqués con motivo del cincuenta aniversario de su muerte

El Museo Textil fue testigo de la vida e historia de este párroco tan unido al Val de San Lorenzo

En la tarde noche del pasado sábado, tuvo lugar en el Museo de La Comunal de Val de San Lorenzo, la conferencia de José Manuel Sutil, Director del Archivo Diocesano de Astorga y Presidente de la Asociación Cultural de Amigos del Museo Textil de Val de San Lorenzo, con motivo de los cincuenta años del fallecimiento de Manuel Álvarez Marqués, párroco que fue de Val de San Lorenzo durante casi 40 años.

Nos fue desgranando la historia de su vida, desde su nacimiento en Ocero, su ordenación sacerdotal en 1918, que tuvo que posponer un año al no tener la edad reglamentaria, año que aprovechó para sacar la licenciatura en Sagrada Teología en Valladolid, su paso por diversas parroquias, Fontoria del Bierzo, Puebla de Trives y Muelas de los Caballeros, hasta que obtuvo la plaza de párroco del Val en 1930, donde estuvo hasta su muerte el 18 de noviembre de 1969.

Hizo especial mención a los duros acontecimientos por los que tuvo que pasar: robo de la imagen del Cristo de las Ánimas, cuyos trozos fueron encontrados todos y pudo ser reconstruido, pero sobre todo, el incendio de la iglesia en 1935, pocos días antes de la Carballeda, el cual según todos los indicios fue intencionado, él nunca culpó a nadie a pesar de las presiones a las que fue sometido por muchas personas. La misa de la fiesta de ese año fue una misa de Campaña en la pradera de la Fragua, en el sitio donde tradicionalmente para la procesión de la Carballeda.

Contó también los actos de sus bodas de oro sacerdotales, celebradas el 29 de junio de 1968, presididas por el Sr. Obispo y autoridades del Val, con su nombramiento como socio de Honor de La Unión, la Bendición Apostólica concedida por el Papa Pablo VI, el acuerdo del Ayuntamiento para poner su nombre al Grupo escolar del Val, el regalo de un cuadro de la iglesia del autor valuro Máximo Palacio.

También contó sus vivencias como seminarista a su lado, hasta su muerte y entierro en el cementerio del Val, por deseo expreso suyo.