Jojeuz Noël

Me encanta desear Feliz Navidad. Es la época del año en la que todos nos envolvemos de buenos sentimientos y deseos para con los demás. Hasta el alma más oscura no puede resistirse al empuje del espíritu navideño. Es una de las pocas cosas buenas por naturaleza que todavía esta presente en nuestras sociedades y no se ha visto arrastrada por el egoísmo y relativismo.

 

Jojeux Noël es el título de una película que narra como durante una de las Navidades de la Primera Guerra Mundial, varios batallones de los ejércitos enfrentados dejaron de combatir para jugar un partido de fútbol juntos y desearse Feliz Navidad. Me permito recomendarla al lector. En ella podrán disfrutar de un alegato a la fraternidad y de composiciones musicales de gran belleza y sensibilidad como el Aria de Bach “Bist du bie mir” o el himno“I´m Dreaming of Home”.

 

La Navidad marca el fin de un año y el comienzo de otro. Por lo tanto, acota nuestro calendario vital. En un mundo en conflicto, en el que todos nos quejamos de la falta de valores o al menos de su intento de aparcamiento, pervive como un mástil al que aferrarse el nacimiento de un niño hace más de dos mil años que revolucionó la esencia de la naturaleza humana.

 

Leyendo la prensa diaria o viendo la televisión pudiera pensarse que el mundo se ha vuelto loco. Las frivolidades que a diario aparecen en estos medios y que luego se traducen en una cascada de vídeos y mensajes más o menos originales en Internet y móviles, no ayuda a desdecir tal afirmación.

 

La Navidad representa una tregua frente a momentos de desilusión y crisis. Transciende al pesimismo porque lo que en esencia nos transmite es que sí hay esperanza. Esperanza dada por ese niño que cuando se hizo mayor nos marcó el camino a seguir.

 

Se puede argumentar que mucho caso no le hemos hecho dado como nos va. Guerras, hambre, penurias, en fin, una sucesión inacabada de dificultades. No les falta razón a quienes opinan que el ser humano ha apartado a Dios de su vida y que sólo nos acordamos de Él cuando lo necesitamos. Algunos no se acuerdan nunca. Pero yo he conocido y conozco todos los días personas que llevan el bien dentro de sí. Me refiero a aquellos que están dando de comer a los que no tienen nada que llevarse a la boca. A quines  de forma activa promueven iniciativas para combatir las enfermedades, a los mediadores en los conflictos armados, aquellos que luchan por la vida de los “no nacidos” a los que se dedican a los demás rezando por ellos…

 

Con permiso del lector, le sugiero que no lea sólo la prensa al uso como todos hacemos. Lea también por ejemplo, el “L´osservatore romano” donde un señor vestido de blanco y otros muchas personas dicen y hacen cosas llenas de bien y fraternidad. Aunque sólo sea por mantener la salud mental propia y recobrar la ilusión en mundo mejor es recomendable seguir a esta gente.

 

Termino como comencé; deseando feliz Navidad. No sólo para los hombres de buena voluntad, sino también para los que carezcan de ella porque estoy seguro de que en Navidad a todo el mundo es menos malo.

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