El presidente de la Asociación de Amigos de la Casa Panero, Javier Huerta Calvo, realizó un balance del Congreso dedicado al poeta Leopoldo María Panero celebrado a mediados de julio en Astorga. Huerta expresó su “enorme satisfacción por la calidad de las ponencias y las más de treinta comunicaciones presentadas”, que comenzó con la ponencia del catedrático de la Universidad de Zaragoza, Túa Blesa, sobre la actitud del poeta ante la literatura tanto española como universal.
De igual manera, una de las conclusiones del congreso fue que “de aquellos Nueve novísimos antologados por Castellet, la mayoría hoy en el olvido, el que goza de una mejor salud literaria y un mayor aprecio por parte de los lectores de este siglo XXI es el mediano de los Panero”. Huerta Calvo destaca el número de congresistas jóvenes, venidos de distintas universidades como la de León, la UNED, Granada, Málaga, Complutense, Burdeos, Salamanca, Valladolid, Universidad Internacional de la Rioja, Oviedo o la Autónoma de Madrid. “Los aspectos abordados en sus comunicaciones fueron tan variados como atractivos: la transgresión, la poesía y el efecto de las drogas, la locura, la escatología, la crueldad, la relación con la pintura, la narrativa del poeta, etcétera”.
Asimismo, subrayó la “magnífica” conferencia del anglista Jorge Braga sobre la labor traductora de Panero, “un aspecto hasta el momento prácticamente sin tocar”. También las intervenciones de Borja Martínez, director de la revista Leer, y el periodista Javier Mendoza, acerca del impacto mediático de los Panero. A este último se debió la que Túa Blesa llamó noticia bomba del congreso: el anuncio de dos poemarios inéditos de Leopoldo María, que serán editados próximamente y luego cedidos por su propietario a la Casa Panero.
Igualmente, Huerta Calvo hizo mención de “la voz de los poetas que no podía faltar” con la presencia de representantes de tres generaciones, desde Javier Lostalé hasta Raquel Lanseros, pasando por Rafael Morales. “Ellos terminaron de dibujar el mapa de la obra paneriana con sensibilidad no exenta de rigor académico”. Huerta Calvo destacó el recital del viernes en el jardín de la Casa Panero en la que “con la estatua del patriarca de la saga al fondo, y el tañer próximo de las campanas de la catedral, los versos recitados sonaban a gloria, a la gloria que solo se alcanza a través de la belleza y el misterio de la palabra.
El presidente de la Asociación subrayó la “concurrida” asistencia diaria a casi todas las sesiones, con la sala de conferencias de la Casa Panero al completo. “Entre ese público destacaban de nuevo los jóvenes pero también los de otras edades, que con su presencia venían a constatar que las viejas suspicacias ya son cosa del pasado. Conmovió, por ejemplo, la presencia de Odila Panero, la más veterana superviviente de la familia, en un gesto que define tanto su talante como su generosidad; mirando sin ira y rencor hacia un pasado del que, finalmente, solo nos queda la obra imperecedera de un poeta grande: Leopoldo María Panero”.