Javier Fernández-Cid: “La situación de la empresa es delicada, pero esperamos que se vaya normalizando”

Tras ser nombrado presidente de la Asociación Social Empresarial, conocemos el objetivo y fines de esta asociación en esta entrevista
Javier Fernández-Cid. / ASE

Javier Fernández-Cid ha sido elegido recientemente presidente de la Asociación Social Empresarial (ASE), que en esta entrevista repasa los objetivos y fines de esta asociación.

Queremos conocer un poco más del Presidente de ASE.

Tuve la fortuna de nacer en una familia católica y ser el mayor de ocho hermanos, me formé en las Escuelas Pías de Barcelona, en donde mi familia residió diecisiete años por motivos profesionales de mi padre. Soy licenciado en Derecho y pude estudiar francés e inglés costeándome los estudios de idiomas con pequeños trabajos de estudiante en esos países. Mi carrera profesional se ha desarrollado en el sector asegurador y reasegurador internacional, habiendo vivido cinco años en Bélgica y seis en Estados Unidos. En la actualidad soy miembro del consejo de administración de varias empresas, lo cual compatibilizo con mi dedicación a ASE. Estoy felizmente casado y tenemos dos hijos, la mayor trabaja en una start-up que fundó con unos amigos y el menor que es compositor de bandas sonoras y medios audiovisuales

¿Qué es la Asociación Social Empresarial?

ASE es la asociación española de empresarios y directivos cristianos, sin ánimo de lucro, que fue erigida en 1951 por la Conferencia Episcopal Española y está inscrita en el Registro de Entidades Religiosas. ASE forma parte de la Unión Cristiana Internacional de Ejecutivos (UNIAPAC) que, con presencia en más de 40 países de Europa, América Latina, Norteamérica, África y Asia, representa a más de 45.000 ejecutivos de negocios. La asociación tiene como fines fundamentales la difusión y promoción del pensamiento social cristiano en el ámbito empresarial y económico, y el acompañamiento espiritual a los católicos empresarios y directivos en su quehacer diario. ASE tiene un ámbito de actuación nacional y diocesano, su sede central está en Madrid, y actualmente tiene presencia en Sevilla, Vigo, Pamplona, Oviedo, Alicante y Murcia, y su vocación es aumentar su presencia territorial.

¿Qué actividades realizan y cuáles son sus objetivos?

Nuestras actividades se encaminan a una doble misión; por una parte, dar a conocer la Doctrina Social de la Iglesia entre los empresarios y directivos. La centralidad de la persona, la búsqueda del Bien Común, la solidaridad, la subsidiariedad, el respeto a la libertad de empresa e iniciativa económica, la igualdad de oportunidades, la justicia, la promoción de las relaciones intergeneracionales en el marco empresarial son principios que consideramos irrenunciables en la empresa del siglo XXI y que, para poder aplicarse, primero deben conocerse a fondo, con todos sus matices. Por otra parte, pasando de la teoría a la práctica, nuestro objetivo es que las enseñanzas sociales católicas estén presentes en el día a día de la gestión de las empresas y evitar en sus dirigentes una vida dividida, y, para ello, se necesitan ejemplos, no fraseología gastada, no basta predicar la doctrina de Cristo, sino darle una existencia práctica e imitar su vida.

Para ello organizamos diferentes actividades, conferencias, charlas y webinars, sobre temas de actualidad empresarial, donde ponemos en valor propuestas católicas con un plantel de ponentes, siempre de calidad, que aportan discernimiento y claridad sobre los temas tratados. También editamos y presentamos libros, difundiendo y apoyando así lecturas acorde con nuestros principios.

Periódicamente celebramos nuestros Almuerzos “Empresa, Fe y Valores”, que pretenden hacer de los encuentros con reconocidos empresarios y directivos cristianos -que los hay, aunque en ocasiones no se resalte en los medios de comunicación generalistas-, una aportación más al aprendizaje a través de las experiencias personales y empresariales de los intervinientes que, encuentro tras encuentro hacen de sus vivencias una lección de vida para los allí presentes.

También fomentamos un grupo joven dentro de la asociación, porque creemos sinceramente en los jóvenes católicos profesionales y emprendedores como los verdaderos líderes empresariales del futuro, para ello, entre otras actividades, promocionamos la iniciativa pontificia de la “Economía de Francisco” como medio de revitalizar el modelo económico actual, y a tal fin organizamos el foro “Emprender con Valores”, y colaboramos en otros eventos con el CEU- San Pablo, la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria y los Focolares.

Además, creemos y fomentamos la innovación y el emprendimiento social, y para ello participamos en el programa “Órbita-k”, y concedemos el premio ASE para visibilizar los mejores proyectos empresariales con impacto social.

Mención aparte merecen los Foros de Reflexión y Oración-ASE en parroquias, once ya en toda España, que son grupos de empresarios y directivos cristianos que se reúnen mensualmente para compartir experiencias y reflexionar juntos, en un entorno intergeneracional, sobre los grandes retos profesionales a que se ven enfrentados en su día a día en la empresa; y finalmente, pero no menos importante, el Retiro anual “Espiritualidad y negocios”, que esperemos que este año la pandemia nos permita, por fin, celebrar, y que, organizado por el Consiliario General de ASE, el capuchino Fr. Benjamín Echeverría, pretendemos que ayude a los asistentes a fortalecer la fe para su caminar como empresarios y directivos a la luz de Cristo.

Desde ASE se solidarizaron desde un primer momento con las víctimas del COVID-19 y han animado a los empresarios a dar lo mejor de sí mismos en estos momentos.

Durante la fase más dura del confinamiento produjimos y distribuimos unos videos con empresarios católicos como protagonistas -los llamamos “Cara a cara con el Covid”- en los que nos contaban cómo se enfrentaban ellos, empresarialmente hablando, al COVID-19. Fue un testimonio de fe excepcional, en un momento muy difícil, que nos ayudó a sobreponernos y enfrentarnos a nuestras responsabilidades como dirigentes empresariales.

Sobre los empresarios y directivos recae, ahora más que nunca, la enorme responsabilidad de multiplicar su imaginación, su inteligencia y sus esfuerzos, para lograr que las empresas, ya sean grandes, medianas, pequeñas, microempresas o autónomos, puedan sobrevivir al parón económico que hemos vivido y del que todavía estamos saliendo, contribuyendo de una forma decisiva a que España pueda sobreponerse a la crisis económica lo antes posible. Los empresarios, independientemente del sector y tamaño de sus negocios, están asumiendo esa responsabilidad, están dando lo mejor de sí mismos, pero también sería bueno que se confiara más en ellos, que se les valore su iniciativa, sus desvelos, su riesgo económico, que se les apoye en definitiva y, eso no siempre está ocurriendo. Por ejemplo, ¿Es razonable subir en este momento las cotizaciones a los autónomos?, o ¿que sean las empresas quienes asuman en exclusiva los costes derivados del aumento del salario mínimo?

Cuando piden un marco adecuado a la Administración, ¿a qué medidas concretas se refieren?

Creemos que hay un problema de enfoque, incluso en ocasiones dentro de la propia Iglesia. Pensamos que en esta nueva etapa hay que poner el foco también en las empresas, activarlas como verdadero motor de la recuperación económica y social de España. Debe entenderse que las empresas son parte fundamental de la estructuración social en este momento histórico, y las administraciones públicas, respetando el principio de subsidiariedad, deben incentivar la actividad empresarial y con ello el empleo.

Por ello, es esencial potenciar la colaboración público-privada, pero también comprender que el empleo privado es el verdadero escudo social del que hablan nuestros políticos. El trabajo es un derecho fundamental y un bien para el hombre que, más allá de su justa retribución, le dignifica como persona.

Entendemos que la actuación de las distintas administraciones debe estar focalizada, más allá de las subvenciones o ayudas temporales necesarias, en fomentar la iniciativa empresarial, la innovación tecnológica y la actividad económica en general propiciada por la libertad de empresa; deben simplificarse los trámites administrativos y regulatorios para la apertura de negocios, reducirse los costes laborales y tributarios, por ejemplo, incentivando fiscalmente la creación y el mantenimiento de puestos de trabajo.

¿Existe un pensamiento social y hasta cristiano en la empresa o buscan, sencilla y llanamente resultados económicos sin más?

La propia Doctrina Social de la Iglesia reconoce “la justa función de los beneficios”, pero al mismo tiempo afirma que “los beneficios no son el único índice de las condiciones de la empresa”. Por tanto, los beneficios son necesarios, en otro caso las empresas cierran. Las empresas mercantiles sirven a las personas y a la sociedad obteniendo beneficios económicos, pero la búsqueda de estos no debe ser suficiente para orientar la actividad empresarial. La empresa tiene una dimensión humana insoslayable, pensemos que la empresa, junto a la familia, es el hábitat natural para el desarrollo personal e intelectual de las personas, de modo que el objetivo de la empresa se debe llevar a cabo en términos y con criterios económicos, pero sin descuidar los valores auténticos que permitan el desarrollo concreto de las personas, de las comunidades y de la sociedad en general, sirviendo al bien común mediante la producción de bienes y servicios útiles. Esta es la visión de la empresa que tenemos en ASE.

¿Cómo es la situación actual de los empresarios españoles? ¿Volverá a ver un crecimiento igual o superior a la época de antes de la pandemia?

La situación, en general, es delicada todavía, depende de los sectores, claro está, pero hay mucha desconfianza e incertidumbres que esperamos se vayan despejando en 2022. En este momento la cuestión no la veo tanto en el crecimiento como en que la actividad se normalice, los ingresos aumenten y con ellos la confianza, finalicen los ERTES, se vuelva a contratar, etc… Para ello será fundamental un diálogo social real, desideologizado, sin etiquetas y, como decía con anterioridad, poner en su justo valor la importancia de un tejido empresarial robusto y socialmente comprometido, que contribuya a volver a la llamada “senda hacía el empleo” y que este sea de calidad, garantizando las necesidades personales y familiares de todos los trabajadores.

Por otra parte, desde nuestra óptica cristiana, y desde el lado empresarial, pensamos que la coyuntura resulta propicia para promover una verdadera comunidad empresarial cuyo lema sea “creces porque das”, es importante que la fortaleza de las empresas se vincule a su acción social. Finalmente, en el actual contexto económico, los empresarios y directivos debemos comprender la necesidad de aplazar temporalmente la gratificación y practicar las virtudes de la prudencia y la previsión, de modo que nos permitan realizar nuevas inversiones con estrategias a medio y largo plazo, enemigas del materialismo cortoplacista.

¿Por qué es importante que Dios esté dentro de la mente y del corazón de los empresarios?

En el plano personal porque, con la oración, nos ayuda en la toma de decisiones, nos da esperanza en el futuro, nos hace pensar en los demás, ser más humildes, en definitiva, nos humaniza. Dios es amor y si le “admitimos” en nuestra empresa habrá amor y fraternidad en ella, el resto se dará por añadidura. En ASE sinceramente pensamos que un empresario o directivo que siga los principios de la Doctrina Social de la Iglesia será un mejor empresario o directivo, por qué como dice el Papa Francisco estará contribuyendo a una empresa y a una economía con alma, más solidaria, sostenible y justa.

¿Algo más que añadir?

En ASE asumimos el liderazgo en el cambio de la cultura empresarial de nuestro país en el siglo XXI y apostamos por una nueva evangelización desde el servicio y el testimonio cristiano en la vida pública, y estamos esforzándonos para ello, aportando compromiso, experiencia, ASE acaba de cumplir setenta años, y colaboración con otras organizaciones de laicos, pero para ser más eficaces necesitamos crecer, por eso, desde aquí, animo a los católicos empresarios, directivos y profesionales a que nos conozcan y se sumen al proyectos, y a los párrocos que nos leen a que implanten uno de nuestros foros en su parroquia, no les defraudará.

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