César Combarros La asociación cultural Tebeosfera, una organización sin ánimo de lucro con sede en Sevilla y alcance nacional, acaba de publicar ‘Jan, un genio humilde’, el primer libro dedicado al dibujante leonés Juan José López Fernández, más conocido como Jan y por ser el padre de Superlópez, uno de los personajes más emblemáticos de la historia del cómic en España.
Con este volumen, la ACT inaugura su colección Tebeotextos, un proyecto que, según reconoce a Ical el subdirector de Tebeosfera, Javier Alcázar, surge como “necesidad” al precisar de un formato que les permitiera “abarcar otros campos de estudio”. “El hecho de que Jan haya sido elegido como el autor estudiado ha sido una apuesta personal de los miembros de la Asociación, que creíamos que era lo suficientemente relevante como para dedicarle todo un volumen. Además, teníamos la ‘facilidad’ de disponer de muchos de los textos publicados ya en la red en la revista Tebeosfera, en el número monográfico que le dedicamos en otoño de 2013”, con el cual celebraron el 40º aniversario de Superlópez.
El libro se encuentra a la venta a través de la página web de la asociación (http://asociacionculturaltebeosfera.blogspot.com.es) y en diversas librerías especializadas de Madrid, Barcelona, Almería, Bilbao, Córdoba, Granada, La Rioja, Murcia, Sevilla y Vitoria, al precio de 20 euros. El volumen reúne en más de 400 páginas trece ensayos realizados por ensayistas, sibujantes y expertos, junto con una entrevista realizada al dibujante leonés por Javier Alcázar, y una selección de más de 70 páginas inéditas de las historietas que realizó en sus años en Cuba, donde residió durante una década.
Cuestionado sobre la aportación de Jan al mundo del cómic en España, Alcázar destaca que el leonés “es una de las figuras más relevantes de la historieta española, porque aúna fama por algunos de sus personajes, calidad y variedad en su producción e integridad como autor. “Además sigue en activo, lo cual es motivo más que de sobra para homenajearle todo lo posible. Ojalá los aficionados y lectores ocasionales pudieran redescubrir su obra”, exhorta.
Una nómina de lujo
En el libro, el periodista cubano Froilán Escobar es el autor del capítulo ‘Juan José López, como la cueva de Altamira, está lleno de dibujos por dentro’, Juan Padrón (director de la mítica ‘Vampiros en La Habana’ y amigo personal del protagonista) firma ‘Jan, tinta china, mojitos y daiquiries’, el estudioso cubano Roberto Hernández analiza sus años en la isla, Manuel Barrero (director de Tebeosfera) repasa los años de ‘La germinación del autor: 1957-1975′, Daniel Fernández (responsable de ‘El Blog Ausente’) repasa el trabajo de Jan en el cómic ‘Nosotros los catalanes’, Álvaro Pons (profesor de la Universidad de Valencia) analiza ‘Las aventuras de Pasolargo’, el animador Alfons Moliné recorre su trabajo como ilustrador de cuentos, David Fraile (responsable de la web cachislamar.com) se centra en Superlópez, el periodista Jordi Canyisaà analiza su trabajo fuera de la editorial Bruguera, el psiquiatra y teórico Carlos de Gregorio analiza al personaje Pulgarcito, el historiador Toni Guiral se centra en ‘Laszivia’ (el único trabajo de Jan para adultos), el dibujante Quim Zafra reflexiona sobre ‘Viceversa, trotacosmos de ida y vuelta’, y Javier Mesón (autor del blog El coleccionista de Tebeos) se centra en los dos cómics que dedicó al personaje Tadeo Jones.
El resultado es un libro excepcional, que no deja cabos sueltos en el recorrido personal y profesional de uno de los dibujantes más importantes del cómic en castellano del úlitmo medio siglo. De padre cubano y madre leonesa, Jan nació en Toral de los Vados “por los azares de la guerra civil”, que como relata Antonio Martín en la introducción del libro “llevaron a su familia a refugiarse allí huyendo de la guerra”, si bien poco después de terminar el conflicto regresaron a Barcelona, donde residían antes de la contienda.
En las más de 400 páginas del volumen, el lector podrá descubrir que el origen de su pseudónimo está en la pronunciación de su nombre por parte de una sobrina pequeña que le confundió al ver un retrato del Che Guegara en el aeropuerto de La Habana, constatar la preocupación del dibujante por abordar temáticas sociales en sus álbumes, resucitar personajes que parecían enterrados en la memoria o recordar alguna de las viñetas más memorables que ha dejado en su fructífera trayectoria.