Sobre el incendio del lunes 2 de mayo, por marietta

Como ya todos sabemos, este lunes día 2 de mayo se declaró un incendio en unos chalés a medio construir en el Chapín.

Yo estaba viviendo en una casa de esas (no de las que se quemaron, en otra que no resultó afectada) y me gustaría dedicar unas palabras a la gente estúpida de este pueblo, ya que he oído muchos comentarios y gilipolleces de personas que se creen que lo saben todo. Aprovecho para corregir una noticia que he visto: en esos chalés solo vivía yo, y otra persona pernoctaba allí para no dormir al raso en la calle (que, remarcando la solidaridad que prima en esta ciudad, le entraron a robar más de una vez). En la que comenzó el incendio (la segunda) y la primera las utilizaban dos pandillas de chavales como una caseta donde juntarse.

Para empezar, no todos los okupas somos unos guarros liantes. Yo vivía allí desde septiembre y sí, al principio algunos queridos vecinitos llamaron a la policía, pero no pudieron hacer nada porque eran acusaciones que en mi caso no tenían fundamento. Entiendo la mala fama que han generado otros okupas que vivieron allí anteriormente, pero repito que no todos somos iguales. Yo simplemente vivía allí tranquilamente con mis animales sin meterme con nadie (aunque conmigo sí se metieran en alguna ocasión, como por ejemplo otro querido vecinito que me animó en varias ocasiones a prostituirme) y de hecho pronto mis animales y yo nos ganamos el cariño de todo aquel que fue capaz de superar sus prejuicios hacia los okupas, que en este tema una vez más deberíamos aprender una cosa o dos de los niños.

Allí mismo mientras ardía escuché que no teníamos por qué estar allí. No voy a contar mi vida privada porque como bien he dicho, es MI vida y es privada. Voy a partir de algo que a todos nos suena, con lo que a algunos se les llena la boca, y con lo que a la hora de la verdad parece que toda esta sociedad se limpia el culo: la libertad. ¿No soy libre para elegir dónde y cómo vivir? Muchos me decían que volviera a casa de mis padres. Ahora no me ha quedado más remedio, pero si libremente decido que no quiero vivir con ellos, ¿por qué tiene que venir nadie a decirme lo que tengo que hacer? ¿Por qué tengo que dar explicaciones a nadie sobre mi libre albedrío? Desde mi punto de vista, lo de intentar controlar lo que hacen los demás es un grave síntoma de una persona que vive reprimida y se impide a sí misma ser feliz, con lo cual el problema no es mío.

Siguiendo con el mismo tema, ¿qué hacemos, pues? ¿Dormir en la calle como no le ha quedado más remedio a la otra persona que pernoctaba allí? En este país según datos de 2013 (no he encontrado datos más actuales) hay 3’4 millones de casas vacías, y encima el número de desahuciados en 2014 rozaba el medio millón. Y lo peor es que hablamos de que estalló la burbuja inmobiliaria como si hubiera estallado una estrella a 35 millones de años luz de nuestra galaxia. Es deplorable que una estudiante universitaria tenga que vivir en una casa okupa sin luz ni agua habiendo tantas casas vacías en perfectas condiciones en toda España. Pero claro, como en este mundo todo tiene que tener beneficio económico así nos va.

A todo esto, recuerdo que nuestros queridos políticos se intentaron unir en una plataforma para conseguir un parque de bomberos para Astorga y la zona, pero siguiendo sus costumbres esa plataforma solo sirvió para que se lanzaran pullas entre ellos y seguimos sin parque comarcal de bomberos. ¿Cuántas casas más tienen que arder para que alguien decida mover el culo? ¿O es que tenemos que llegar al punto de que muera alguien en un incendio para que se produzca una reacción? Parece que el ser humano se esfuerza por superar una y otra vez los límites de su idiotez.

Respecto a toda la gente que estaba allí sacando fotos y fisgando lo que pasaba: ignoráis y dais la espalda a quien necesita ayuda por unos estúpidos prejuicios que os meten en la cabeza pero luego sois los primeros en acudir cuando sucede una desgracia, como los buitres; aprended a masturbaros y os daréis cuenta de que no necesitáis meteros en la vida de los demás ni controlarla para ser felices, porque podéis hacer de vuestra vida algo bello. Y si no al menos dejadnos en paz a los que somos libres y felices y meteos la envidia por donde os quepa.

Por último, muchas, muchísimas gracias a los pocos que me ayudaron en esos momentos. Aplaudo el trabajo de los bomberos y voluntarios. Espero que esto sirva para recordarle a quien haya que recordárselo que hacen falta unos bomberos profesionales en esta zona, no unos voluntarios que se juegan el cuello sin recibir nada a cambio.

Marietta Guerrero