Astorga

Inauguración en el Teatro Gullón de la exposición ‘Silencio en el bosque quemado’, de Sendo

El artista ofrece una muestra que "trata de visionar y representar el Apocalipsis de un paraje natural, la cara oculta de lo que un bosque en plenitud no deja ver"

La sala de conferencias y exposiciones del Teatro Gullón inauguró este viernes la exposición ‘Silencio en el bosque quemado’ del artista de San Justo de la Vega, Sendo. El alcalde de Astorga, Arsenio García, fue el enargado de abrir la muestra pictórica, acompañado por la mujer e hijo del artista. Debido a un accidente, Sendo no pudo asistir a la inauguración en el Teatro Gullón de la exposición ‘Silencio en el bosque quemado’.

“Desde el ayuntamiento de Astorga estamos muy contentos por haber acogido la exposición retrospectiva de Sendo, artista local y de proyección nacional que ha representado a la ciudad a lo largo de toda su trayectoria. Esta muestra evoca el triste episodio del incendio en el Teleno dentro del estilo figurativo de Sendo. Una exposición en la que muestra la belleza de la naturaleza y cómo de la ceniza y el fuego puede resurgir la vida”, expresó el regidor durante la inauguración en el Teatro Gullón de la exposición ‘Silencio en el bosque quemado’. García también aprovechó para agradecer “todo el esfuerzo de Sendo y su mujer” para hacer realidad esta exposición, y le deseó un pronto restablecimiento.

Tal y como explica el propio autor, esta exposición “es un capítulo aparte” en su trayectoria, aunque cumple uno de los tres postulados en los que ha trabajado a lo largo de su carrera. Sendo ha trabajado “el movimiento”, “la descomposición” y “la erosión”, este último es el que fundamenta la serie mostrada en el Teatro Gullón, que arranca desde el año 2013, ante un acontecimiento, “la mutación ocasional de un paisaje boscoso”.

El artista de San Justo recuerda que “el tema del paisaje ha sido uno de los recursos más utilizados en la
historia de la pintura”. En los años 60, Sendo comenzó por los paisajes cercanos, “la moldera Real y sus molinos; y en 1973 pinté bosques de hayedos en su plenitud ambientados con cubos escultóricos, de lo que di cuenta aquí en Astorga y en una galería de Bilbao. En 1975 disfruté de una beca de paisaje en Granada durante 4 meses que se completó con una exposición en la fundación Acosta de la Alhambra. Y el paisaje ha estado siempre acompañando a la serie ‘Caminantes’ a lo largo de los últimos veinte años”.

En esta ocasión, el pintor “trata de visionar y representar el Apocalipsis de un paraje natural, de pintar la crudeza de los efectos del fuego, de extraer las entrañas y dibujar el cuerpo desnudo de un bosque. La belleza del caos, diría yo. La cara oculta de lo que un bosque en plenitud no deja ver”.

Pregunta Sendo ¿qué atractivo puede tener un campo desolado y desbastado por las llamas? “El propio interés de una desolación, el interés de una crónica plástica, con una amalgama de tonos, producto de la ignición. A todos nos agrada un idílico paisaje, pero yo veo en este tipo de erosión el desgaste y el paso del tiempo que deja su huella. La naturaleza sigue sus leyes propias y la regeneración es cuestión de tiempo”, responde.

Buen conocedor de la naturaleza, y sensible al cambio que se produce en ésta, el artista recuerda que “no podemos alterar estas leyes repoblando de una sola especie el campo. Plantar pinos y más pinos en zonas impropias no es la solución. Yo he visto en mi entorno como se ha reforestado el campo sin la mano del hombre, con encinas y robles. Para favorecer una agricultura y ganadería extensiva se necesita, también, grandes áreas abiertas”.

Para Sendo existe “un impulso” para perpetuar un momento cumbre en el hombre y su entorno. “Lo que es un incidente que con el tiempo se regenera, me sirve de motivación para pintar, incluso con cenizas y ascuas como recurso puntual. Un bosque de pinares no sólo cumple una función pulmonar. El bosque es el cobijo de muchas especies, de asentamientos colmenares, de aprovechamiento micológico. Este hábitat, con el fuego
enmudeció y se despojó de su envoltura ofreciéndonos un esqueleto camuflado de colores efímeros que fluctúan con la luz”.

Esta exposición está acompañada de poemas de A. Gamoneda, J. Llamazares, A. Colinas, Manuel Rivas, J. C. Mestre, Andrés M. Oria, A. Santiago Ramos, Juanjo Perandones, Joaquín Araujo, A. Aller Prieto, Marga Merino, Esther Bajo y M. Gutiérrez Aragón. Puede visitarse hasta el próximo 5 de enero, los días laborales de 18,30 a 20,30 y los sábados, domingos y festivos de 12,00 a 14,00 horas. La exposición permanecerá cerrada los días 24, 25 y 31 de diciembre y 1 de enero.

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