In memoriam

La muerte de José Álvarez de Paz nos llenó de dolor y tristeza a todos sus amigos, compañeros y familiares; especialmente a Teresina, su esposa y David, su hijo. Fue un gran compañero, cuyo lema era “Nunca he tenido enemigos políticos, solo adversarios”. Un verdadero humanista de formación y convicción, brillante parlamentario y político, hombre de diálogo y compromiso, a pesar de los rigores de la dictadura franquista. Sabía con humor e ironía, con lo que nos deleitaba, decir sin estridencias lo que podía herir a sus oponentes.

 

Su muerte se produce como consecuencia de un cáncer contra el que libró una valiente y larga lucha; la tenacidad que mantuvo frente a la enfermedad reforzó la admiración que le teníamos, por la dignidad que ha demostrado a lo largo de estos años.

 

Desaparece un gran amigo cuya calidad humana ha sido reconocida por todos, incluidos sus opositores políticos, quienes le han brindado grandes y cálidos elogios.

 

Podemos decir que nos ha dejado una gran persona; No es una consideración formal, no, es una afirmación real que sintetiza su generosidad y su buen hacer a lo largo de su trayectoria vital.

 

Pedro Bofill y Carlos Bru (publicado en el boletín del Parlamento Europeo)

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