Hoy sí, mañana no, que soy abogada

Esteban Carrera. Sueros de Cepeda.

Un amigo mío, cuyo nombre no viene al caso, y al que las cosas le empiezan a salir bien, me contó que se quedó hasta muy tarde viendo un programa de televisión en el que el jefe se infiltraba en su empresa para conocer mejor a sus empleados, corregir errores de estructura y aumentar la producción y, en consecuencia, el beneficio. Me acordé de Julio, el niño de 10 años que vive en Sueros y que no quiere marcharse de allí a pesar de que una sentencia judicial le obliga a vivir con sus abuelos maternos. ¿Por qué no se infiltrarán en la sociedad jueces y abogados para valorar condicionantes humanos, acercarse a sentimientos y comprender el dolor ajeno?

Decía un filósofo que “si no se vive como se piensa, se acaba pensando como se vive” y eso le ocurre a la abogada de la parte contraria, que para ganar un pleito utiliza cualquier argumento sin empatizar con el daño causado. Defendió un caso similar en Santa María del Páramo donde empleó apasionadamente los mismos argumentos que ahora rebate (entre otros, afirmaba que la opinión de una niña de 10 años debía tenerse en cuenta para poder decidir). Aunque por citar filósofos, mayor similitud tiene con Maquiavelo, que establecía como principio fundamental que “el fin justifica los medios”. Y es que por ganar un caso, ¡qué importa el sufrimiento de un niño!

Esteban Carrera

Sueros de Cepeda.

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