Hopsteiner y Lúpulos de León acaban de firmar un convenio de colaboración que permitirá sentar las bases para la modernización y el impulso de un sector que aglutina en la provincia de León el 99 por ciento de la producción nacional de lúpulo. Para ello, y conscientes de las posibilidades que tiene este cultivo, este acuerdo tiene un valor que oscila los 20 millones de euros y, además de la modernización y desarrollo, abordará entre sus retos principales la inclusión de nuevas variedades del cultivo, el aumento de las explotaciones hasta poder alcanzar las 1.700 hectáreas a las que se llegó en el año 1983 -el año pasado se cultivaron 533 hectáreas en la provincia- con una mejora del precio medio que rondará el 30 por ciento.
Después de seis meses de intensas negociaciones, a última hora de la noche de ayer se cerró este acuerdo, que fue respaldado por el 95 por ciento de los socios de Lúpulos de León, una entidad que cuenta con 250 cultivadores, que han visto sus necesidades “muy satisfechas”, explicó el presidente de esta entidad, Isidoro Alonso. “Este contrato nos va a permitir acometer inversiones para competir con los demás países”, además de que dará “estabilidad” a un sector “en crisis”.
En relación a las variedades, uno de los objetivos pasa por poder incrementar los tipos de lúpulo con los que se trabaja en la provincia de León, que tienen “un recorrido muy limitado” y apostar por otras tipologías. Para ello, se han establecido cinco fincas de ensayo en las que se plantarán nuevas variedades para estudiar cuáles de ellas resultan favorables en el clima leonés y en las riberas, en especial la del río Órbigo.
El director general de Hopsteiner España, José Antonio Magadán, puntualizó que este acuerdo quiere “buscar lo mejor del sector del lúpulo” en un momento en el que este cultivo tiene “una situación compleja” y con el que se quiere tener “mínimas garantías” para el futuro. En este momento “clave” para el sector, el contrato firmado aunará los retos que se buscan, entre los que están el cambio de variedades, la modernización o la calidad para que el lúpulo español sea competitivo “a corto o medio plazo” y posicionar al lúpulo leonés “con su propio marchamo”.
En cuanto a los precios, se igualan “un poco” al mercado europeo, lo que además va a favorecer el hecho de que se pueda conseguir “una calidad igual o superior a Alemania”. Otro de los objetivos es que el lúpulo español esté “en todos los sitios”, en especial teniendo en cuenta que el mercado español “es deficitario” e importa alrededor del 45 por ciento, por lo que la posibilidad de crecimiento es “muy grande”. Todo ello podrá impulsar la especialización y atraer gente, así como hacer del lúpulo “un motor de desarrollo” en el territorio provincial, concluyeron.