Héctor Loureiro, promesa de la moda que cotiza al alza

“Todos mis vestidos están basados en sueños reales. Todos tienen, no un mensaje sino una historia detrás", afirma
Héctor Loureiro, arriba, vive uno de sus mejores momentos (Carlos S.Campillo)

Elena F. Gordón  Héctor Lourerio (León, 1989) quería ser actor pero no pasó la última prueba de acceso a la Escuela de Arte Dramático de Mallorca, donde residió durante 13 años. Tras volver a su tierra, decidió embarcarse en otra aventura e inició estudios de patronaje en la Escuela de Moda Liper. “Acabé en León porque aquí me lo pasaba muy bien”, explica antes de aludir al paréntesis de casi medio año que hizo, ya iniciado este periodo de formación, para viajar a Londres “a encontrarme y a sobrevivir, con la ayuda de una de mis mejores amigas”.

Cuando regresó a la capital leonesa lo hizo con muchas ganas y con las ideas bastante claras y retomó esos estudios de patronaje que está a punto de concluir, ya que solamente le resta presentar el traje de novia, una especie de trabajo final del que únicamente adelanta que será de color gris. La formación en Liper la compagina con el curso a distancia de la Escuela Superior de Diseño, Elite Pro (Epro) y en la actualidad también imparte clases de estilismo en la agencia de modelos CPI.

Héctor, después de alguna experiencia dirigida a círculos más íntimos, participó hace un año -de la mano de Liper- en la Semana de la Moda que organiza la Asociación Leonesa de Diseñadores de Moda, Aldimo. En el desfile protagonizado por los jóvenes diseñadores pudo saborear con toda intensidad las mieles del éxito. Uno de los vestidos que presentó bajo el lema ‘Barbie debe morir’ logró la portada en formato papel de uno de los diarios de la capital y la de la versión digital del otro.

“Fue uno de los días más felices de mi vida. Ver ahí mi vestido y todo lo que quería decir”, reconoce. Y lo que quería transmitir, recuerda, era “una crítica del estereotipo de chica mona o mujer estilosa que tenemos concebido en España, que lo único que hace es copiar a la gente que se atreve a vestir de determinada forma. Criticaba las revistas de moda-basura como Cuore o In Touch, o el ‘Copy Paula’ (la acusación de copiar estilismos que se ha hecho a la actriz Paula Echevarría).

Poco después del éxito en el desfile celebrado en el Auditorio Ciudad de León viajó a La Coruña para participar en el Concurso de Jóvenes Diseñadores de Moda de la XXIII Mostra Do Excaixe de Camariñas, para la que fue seleccionado entre más de un centenar de propuestas. Allí compartió las experiencias de la pasarela con gente procedente de toda Europa con su aportación: una colección de cuatro ceñidos vestidos rojos de punto roma con el típico encaje de Camariñas -condición indispensable de las propuestas que concurren a esta cita- teñido en negro y con cadenas doradas. “Simbolizaban las cadenas de te impone la sociedad y que te puedes llegar a imponer tú y cómo librarte de ellas”, explica.

Apodado por algunos como ‘el pequeño Shakespeare’, la poesía es una de sus grandes aficiones y el desamor una de sus principales inspiraciones. Considera la moda como su forma de vida, “de hacer arte”. “Todos mis vestidos están basados en sueños reales. Todos tienen, no un mensaje sino una historia detrás. Es la vida que he elegido” y que le sirve -añade- de escape y de forma de expresión.

Una expresión que también plasmó en una colección de camisetsa que lanzó el pasado verano bajo el lema ‘Love me, love’.

En la actualidad, Héctor Loureiro vive otro momento dulce de su trayectoria tras haber sido elegido para sumar una de sus creaciones a la muestra ‘Cien maneras de vestir una bandera’ de la exposición de la artista catalana Alicia Framis, que ofrece en el Musac una retrospectiva de sus veinte años de carrera. “El formar parte de una obra que cuenta con diseñadores como David Delfín, Gori de Palma, La Casita de Wendy o Loocking Socking. me sirve para pensar que esto va en serio. Estoy muy orgulloso y muy contento porque siempre he sido un fan del Musac y estoy encantado de poder participar en un espacio que ayuda a confiar en León en el aspecto artístico. Es algo que vale la pena”, subraya. Además, participará en la nueva edición de la Semana de la Moda de León que comienza este lunes.

Lo más duro de la moda, afirma, es “estar siempre en el tren… si te bajas es muy difícil volver a subir. Hay que estar atento a todo” y lo más gratificante, “acertar, en un color… en hacer el vestido perfecto o que se hable ya de Chica-Loureiro, que él define como “la típica que entra en una fiesta y quita el hipo a todo el mundo. Que va siempre impecable, derrochando estilo, que vive la moda y es moda, simpática, agradable, culta, atrevida y fuerte. Que conoce el desamor porque no es apta para cualquier tipo de pareja y a la que nunca se cambia por algo mejor sino por algo más fácil, por alguna imitación”.

Próxima parada: Madrid

“León tiene muchísimo potencial, está lleno de artistas bestiales a los que no se valora y no veo futuro aquí. Es una ciudad preciosa pero yo no quiero morir de vinos por el Cid”, lamenta mientras explica que tiene previsto mudarse a la gran capital. “La moda de España es muy buena y tiene muy buena aguja y está obteniendo el éxito que se merece”, considera y añade que quiere “ir a por todas” y espera lograr fuera una oportunidad que no ve posible en su tierra.

Su familia le apoya aunque reconoce que quizá hubieran preferido que tuviese una vocación más ‘normal’. En su casa ha habido siempre buenas costureras pero no deja de chocar un poco el camino que ha elegido. “Puede que me tocara ser ingeniero de minas o de montes y a vivir… y no quiero”. También siente el respaldo de sus amigos y apunta que “la soledad del diseñador es dura y no es opcional, me aterra y por suerte nunca he estado solo aunque la incomprensión sí existe”. La recompensa, concluye, la da “el reconocimiento, no un ‘siempre confié en ti’, que cuando te están aplaudiendo es lo fácil. Hay que estar siempre”.

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Loureiro participó en la exposición ‘Cien maneras de vestir una bandera’ , en el Musac (C.S. Campillo)
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