Los pasados días 7 de marzo, sábado, el martes 10 y el miércoles 11, el periódico, El Mundo, ha dedicado tres llamativos artículos sobre las elecciones astorganas. El primero con un título bélico, explosivo, “Perandones intenta un golpe de estado en el PSOE para manejar Astorga”; el segundo, “Alonso renuncia a ser la candidata en Astorga tras las maniobras de Perandones”; y el tercero, como una marcha atrás del anterior, “El PSOE frena la renuncia de Alonso con una gestora en la ejecutiva de Astorga” (y en el subtítulo “La dirección provincial acaba la maniobra /…/ disolviendo la ejecutiva y tomando las riendas de la Agruapación”).
Estos tres artículos dicen recoger unas fuentes, por una parte, no siempre entrecomilladas, y, por otra, datos sobre informaciones recibidas presumiblemente desde instancias del propio Partido. En cuanto al primero, el “del golpe de estado”, ilustrado con una foto de Zapatero en Astorga, recoge una reunión celebrada en un hostal de Hospital de Órbigo, el pasado viernes, 6. Los asistentes a esta reunión que nos dijeron “secreta” promovida por Victorina Alonso, fuimos cuatro: ella misma, el secretario provincial, Tino Rodríguez, la secretaria de organización, M.ª Ángeles Rubio y yo mismo. Es decir, no asistió el concejal Juan Simón. Junto a la idea esa mía de liquidar (“mangonear”, “controlar”, “dominar”) a la alcaldesa en complot con el teniente alcalde Juan Simón, he contado, dicen, con personajes verdaderamente importantes, con ellos he urdido mi plan: el expresidente Zapatero (con el que dicen comí en Astorga hacía un mes), al que he llevado “mis intrigas”; con el portavoz de la Diputación, señor Rodríguez Aller “que me alentaba en mi operación” y escondido, manejando los hilos, “un conocido constructor local, muy afín”. Como pueden observar los lectores, los ingredientes no son pocos.
El segundo artículo, tres días después, el 10, aparece con el título “Alonso renuncia a ser la candidata de Astorga tras las maniobras de Perandones”, por su temor a que “mi operación” le hiciera perder las elecciones dado que Juan Simón y yo, juntos “habíamos montado una lista alternativa /…/, tal y como adelantó a este periódico y reconoció el propio secretario provincial de los socialistas leoneses, Tino Rodríguez”. Quédense los lectores con esta clave, o “fuente”, el secretario provincial, asistente a la reunión que nos dijeron “secreta”, Tino Rodríguez. El periodista, autor del artículo, señor Felipe Ramos, vuelve a recordar “mi golpe de estado” y a mencionar que en esta reunión (la única, la de Hospital del día 6) el exalcalde “presentó una lista (electoral) en la que figura como número uno un desconocido Marcos Recio y como número tres al teniente de alcalde”, “un hombre de paja para mover los hilos”. Otro ingrediente, mi estrategia futura sería según “diversos sectores o fuentes”, un futuro pacto entre el PP y el PSOE. Les hago la observación a los lectores siguientes: en este segundo artículo el señor Ramos repite el repertorio del primer artículo y aporta algunos datos nuevos sobre la reunión de Hospital. Pero, qué curioso, ya no menciona a los otros actores de la trama, ni al señor Zapatero, ni al señor Aller de la Diputación, ni al último personaje, y fundamental, en la urdimbre de la “conspiratoria”, “el constructor”.
Vamos al tercero, y último, el del golpe de estado, no el mío, sino el de verdad: Victorina Alonso ya no renuncia y “La dirección provincial (del PSOE) acaba con la maniobra de Perandones disolviendo la ejecutiva (astorgana) y tomando las riendas de la Agrupación”. Y vuelve el señor Ramos, como si las teclas sonaran en los oídos como un martillo pilón, a repetir que quería quitar a la actual alcaldesa “porque no podía manejarla, controlarla”, etc. Y una verdad como un templo, esta sí, la verdad verdadera, el golpe de estado, no el mío, sino el de verdad: sin ninguna elección por la Agrupación de Astorga anuncian como candidata , de forma anticipada, a Victorina Alonso, desde León, suspenden la Ejecutiva Local (de Astorga) y nombran una Comisión Gestora (también desde León) para sustituirla. “¡Vivan las caenas!”, digo yo, gritarían al terminar el cónclave en que tomaron tan arbitrarias decisiones, con la presencia de Victorina Alonso. Ya quisiera Valle-Inclán haber encontrado este argumento para Tirano Banderas. A modo de conclusión y aviso para navegantes y ‘navegantas’ quiero decir lo siguiente: en ningún momento me he reunido, ni comido, ni hablado, ni otros menesteres, con el señor Zapatero (desde hace cuatro años), ni con el diputado Aller, y ni por asomo con ningún constructor, para plan alguno, y si no fuera así que se demuestre. Tampoco he solicitado, ni comentado, ni pedido, ni a los que ahora en Astorga mandan desde León, ni a mi Agrupación de Astorga, volver a concurrir a la alcaldía; y si así no fuera que se demuestre. No he participado (ni presentado papel alguno ante el ¿compañero? Tino Rodríguez), en la confección de lista electoral alguna para el ayuntamiento de Astorga, y si así no fuera que se demuestre. No comparto ni compartiré nunca que se impida un derecho democrático con mi “sucia participación”, como el que aquí se ha pretendido llevar a cabo, con la colaboración de la aspirante a renovar de alcaldesa, cual es el pretender mi colaboración con el fin de que los militantes no puedan presentar sus candidatos al ayuntamiento para su aprobación por la Agrupación Socialista de Astorga (por si quedaba en evidencia, en su propia casa, la falta de apoyo de los compañeros a Victorina Alonso). Y el aviso para navegantes y ‘navegantas” con preámbulo es este: hace cuatro años había solo una candidatura, efectivamente, por mí promovida, la de Victorina Alonso, que fue asumida por toda la asamblea socialista. Este año no he promovido ninguna, mis razones tendré y mi derecho tengo. Si algunos militantes, los que fueren, quieren votar otra lista electoral sus razones tendrán; no creo que en León las conozcan, ni se hayan molestado en conocerlas. Y fin: Victorina Alonso, o cualquier otro, deben ganarse a quienes los pueden legitimar: sus propios compañeros. Y sin esa legitimidad primera no debe ningún candidato presentarse ante los ciudadanos de Astorga y de sus pueblos.