“Me han metido un gol por toda la escuadra” así de sincera y rotunda se manifestaba la ministra Magdalena Valerio, cuando salió a la luz la legalización del Sindicato de Trabajadoras Sexuales (OTRAS). El gobierno movió ficha para desfacer ese entuerto y recurrió a los Tribunales, consiguiendo que la Audiencia Nacional declarase nulos los estatutos de la organización, lo que fue recurrido por OTRAS ante el Supremo, que ha dictado sentencia recientemente dando amparo legal al nacimiento del sindicato
Es difícil entender la posición del Alto Tribunal y más si se conocen los argumentos de la Fiscalía que considera que aceptar la legalización de este sindicato sería contraria al ordenamiento jurídico porque supondría dar carácter laboral a una relación contractual ilícita y admitir, además, el proxenetismo como actividad empresarial lícita. Dice el TS que se debe respetar el derecho constitucional a sindicarse libremente pero ¿Alguien en su sano juicio puede creer que los padres de la Constitución estaban pensando en que el ejercicio de este derecho alcanzara acciones ilegales? ¿Estarían pensando los padres de la constitución en sindicatos de asesinos, de pederastas, de traficantes?
Se esfuerza el Supremo en intentar demostrar que no entra en el fondo de la cuestión. Pero sí que lo hace, ya que lo que finalmente avala es que el sindicato desarrolle su actuación en el ámbito de “las actividades relacionadas con el trabajo sexual en todas sus vertientes”. La expresión es tan burda y premeditadamente amplia y ambigua que a ningún jurista, por muy principiante que sea, se le escapa lo que subyace realmente tras esa expresión.
Si el gobierno, la Fiscalía y la Audiencia Nacional no miraron para otro lado y supieron ver lo evidente ¿Por qué estos expertos magistrados y magistradas quieren hacernos comulgar con ruedas de molino? La legalización de este sindicato da carta de naturaleza al ejercicio de la prostitución y justo ahora que se abre el debate sobre la legalización o ilegalización de la misma, sorprende ver al Supremo dando un balón de oxígeno a quienes buscan blanquear sus actividades ilegales.
Por cierto, la sentencia concluye con el fallo “en nombre del Rey” y no he podido pensar si su Majestad se sentiría cómodo, sabiendo que en su nombre, se legitiman los trabajos sexuales en todas sus vertientes.
Realmente, parece que nos han metido un golazo, es como si, colectivamente, tuviéramos que admitir eso de que la prostitución es el oficio más antiguo del mundo y que ahí tiene que seguir. Defender lo contrario, es decir, defender que es la forma de explotación más antigua del mundo no tiene nada que ver con el puritanismo, sino con la profunda creencia de la libertad y la dignidad de todos y cada uno de nosotros.
La prostitución, otro de los mantras de este feministmo libertario afanado en una supremacía feminista de pensamiento único. Les guste o no, si no es el más, será de los oficios mas antiguos. Tampoco les entra en sus cuadriculadas cabezas que haya mujeres que libremente eligen ese oficio, o que incluso hacen un beneficio a la sociedad pues hay hombres que son incapaces de tener una relación con una mujer que no sea prostituta. Por otro lado la prostitución no se circunscribe unicamente al género femenino, lo que pasa es que los hombres no tenemos esa obsesión por imponer nuestra cosmovisión al resto de la sociedad. Lo que hay que hacer es precisamente regular la prostitución para acabar con las redes de extorsión y que lo ejerza únicamente aquella persona que libremente lo desee, con los mismos derechos y obligaciones que cualquier otro trabajador. Así está en paises tan sumamente “incivilizados” como Alemania, Austria, Holanda o Suiza. Países que tomamos muchas veces como modelos a seguir, eso si, segun nos interese.