Giro al oeste

Sí, inevitablemente hoy también vamos a hablar, en este caso escribir, sobre el Partido Popular de Castilla y León. No en vano, estamos analizando la formación política que rige los destinos de la sociedad en esta Comunidad y  los principales organismos de sus provincias y municipios. 

La sensación de silencio, de vacío, de quedarse quietos a la espera de que otros se muevan es general en los cargos de las nueve provincias y media. Y sí, se están produciendo llamadas, reuniones y movimientos con bastante discreción hasta el momento.

Por un lado, tenemos al alcalde de León, Antonio Silván, que de nuevo ha puesto ejemplo de cómo tomar la derrota. Su corrección es de libro. En su equipo más interno e íntimo, los ánimos no están para mucho aguante. Hay cabreo general. De hecho, algunos intentan señalar culpables y disparan hacia todos y hacia todo. Pero como el viejo dicho castellano: ella sola se murió y entre todos la mataron.

 
Alfonso Fernández Mañueco perfila ya su equipo y su mensaje para estos dos años de bicefalia. Juan Vicente Herrera, como el resto del PP de Castilla y León, no tiene otra opción que aceptar lo sucedido. Como un padre, abraza y besa a los dos hijos, el político y el orgánico, en unas Cortes donde la dialéctica no da mucho de sí y lo importante es ver si Ciudadanos o la UPL apoyan o no los Presupuestos de este año. ¡Vaya moda que han cogido en las administraciones públicas en no tener los deberes hechos al 1 de enero! Luego vienen los retrasos de pagos a proveedores y demás. Al final, los tiempos no los marcan los gestores políticos sino los altos funcionarios. Algo que debían de hacérselo mirar en diputaciones y municipios; el formalismo se ha convertido en una maquinaria perversa de frenar iniciativas, vida y desarrollo. Muchos, a hurtadillas, visitan ahora Salamanca.

En ABC

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