Gil y Carrasco: Desde el Romanticismo a Europa

Me resultó curioso y estimulante ver hace unas semanas una composición gráfica que unía el paisaje de Las Médulas con el famoso protagonista de la pintura “El caminante sobre el mar de niebla” de Friedrich.  Se anunciaba la puesta en marcha de un itinerario sobre Gil y Carrasco.  Felicidades para los ideólogos de tan bella idea.

 

Siempre que se habla de Romanticismo se echa mano de la obra del genial pintor alemán. Pero, en este caso aun es más acertada la elección. Muchos de nosotros podríamos situarnos en los múltiples paisajes de nuestra comarca en una situación idéntica al caballero que de espaldas contempla la niebla.

 

Pintura de gran simbolismo ideológico, político y religioso, conecta el ser humano con la naturaleza de forma definitiva. Friedrich fue educado en el pietismo y por ello persigue la comunión del hombre con la naturaleza a través de la espiritualidad.  Es en definitiva, una obra cumbre de la pintura romántica alemana y mundial.

 

Bertrand Russel contrapuso la pasión de los románticos a la educación del caballero. No estoy de acuerdo con él, con perdón. ¿Acaso Byron y Novalis no fueron caballeros? La pasión no está reñida con la caballerosidad. Debe afirmarse en descarga de Russell que además de filósofo era matemático. Hay mucho y bueno en las matemáticas, pero no precisamente romanticismo.

 

Pues bien, junto a Goethe, Fitche, patrocinados ideológicamente por Kant, el joven Shelling, los hermanos Schlegel, o el propio Wagner, se sitúa en el epicentro del Romanticismo Gil y Carrasco. No valorado en su justa medida, el movimiento romántico español aportó frescura  y pasión a una literatura patria necesitada de ambas. Por otra parte, era lo que de acuerdo con su naturaleza el Romanticismo podía ofrecer a una sociedad convulsa en decadencia como fue la decimonónica en España.

 

Gil y Carrasco unió la experiencia romántica alemana con la española. Su residencia entre los germanos le permitió conocer de primera mano la génesis y el sentido del Romanticismo. Si el Romanticismo tiene un origen este es sin duda alemán. Parece una contradicción dado el carácter, en general, estricto y ordenado de los alemanes.

 

Nuestro escritor supo crear las sinergias necesarias entre su carácter latino y el Idealismo y por ende con el Romanticismo, para ser el autor de una obra literaria que lo colocaría como uno de los máximos exponentes del movimiento romántico. Es justo que se le reconozca este mérito.

 

La creación de un itinerario monográfico sobre este autor aporta un valor añadido a cualquier iniciativa turística. Permite conectarnos con la naturaleza al tiempo que tenemos la posibilidad de aprender literatura, disfrutar del arte, en fin, un completo paquete deportivo-cultural.

 

Juan Eslava Galán afirmaba el otro día en un programa de televisión, que Europa se había suicidado mediante dos guerras mundiales y que estábamos asistiendo a la tercera. Esta tercera guerra mundial  es económica y la está ganando Alemania al resto de Europa, menos a los británicos porque posiblemente se salgan de la Unión Europea, añadía.

 

No estoy de acuerdo.  Sin tener en cuenta que los británicos siempre han sido muy suyos y han jugado, con al menos reglas diferentes al resto de Europa, se imaginan qué ocurriría si Alemania se fuera de la Unión.

 

Konrad Adenauer junto con Churchill se dieron cuenta de que Europa solo tiene futuro unida. Eran hombres experimentados ambos, patriotas sin tacha,  inteligentes y cultos. Estas características les permitieron tener una visión  más a largo plazo que aquellos que consideran fracasada, muerta y enterrada a la vieja Europa.

 

Europa es algo más que una unión política y económica. Europa fue y es una luz entre las tinieblas de la barbarie de las masacres y las intolerancias de todo tipo. Es la cuna de todos los filósofos, escritores y artistas en este artículo citados. Todos ellos defensores de los derechos naturales del hombre.

 

Europa no está muerta porque sencillamente no puede morir. Al igual que en el Romanticismo, la voluntad y pasión que consiguieron hacer de los europeos lo que somos, deben servirnos para poner remedio a tanto pesimismo y crítica al proyecto común europeo.

 

Posicionarse en el itinerario de Gil y Carrasco será algo más que una aventura cultural. Supondrá zambullirse de pleno en el espíritu romántico. Es por lo tanto, conectar, sentir el Bierzo y también Europa.

 

 

 

 

 

 

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