Max Alonso Joaquín Arozamena en la apertura del ciclo “Panorama desde la muralla”, que la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Astorga ofrece en la Casa Panero, entre otros muchos temas de su exposición se refirió a lo que Gardel en sus primeros tiempos cantó a la maragata. Su variada intervención discurrió acompañada con ilustraciones audiovisuales. Por dificultades técnicas no pudo verse la referida a lo que Gardel cantara y que por su peculiaridad y aprovechando las posibilidades de los medios digitales ofrecemos a continuación, tal como lo cuenta en su blog José María Otero, porteño que vive en Madrid y es periodista e historiador del tango
Maragata
Originalmente se trata de una sabrosa tonada campesina, compuesta por el guitarrista y cantor Francisco Martino. Fue compinche de Gardel en sus primeros años, aunque era mayor que él, y se había iniciado como zapateador. Luego se animó con la guitarra como orejero pero con mucho sentido musical, para acompañarse en los clásicos estilos, tonadas, cifras y milongas de su época.
Cuando Gardel comenzaba a familiarizarse con el canto se unió a un cuarteto de voces y guitarras que integraba con Martino, José Razzano y Saúl Salinas (El víbora). Éste último era el encargado de amalgamar las voces, y se embarcaron en una gira por pueblos aledaños al río Paraná, como Zárate, San Nicolás, San Pedro y como los resultados económicos no fueron los ilusoriamente previstos, Salinas se volvió a la Capital.
Previamente, en 1911 Gardel y Martino, de gira, (Razzano no pudo viajar por problemas de salud) fueron bajando hasta La Pampa y actuarían en General Pico, una importante localidad pampeana. Incluso Martino componía en esos viajes y en Carmen de Patagones, la ciudad más austral de la provincia de Buenos Aires, a 937 kilómetros de la capital, conoció a una maragata, como se les llama a los originarios de del oeste y sur de Astorga que fueron los primeros pobladores de la zona. Generalmente se dedicaban por tradición a la arriería. Y a ella le dedicaría este estilo que Gardel grabaría en 1921.
Aunque a la larga prevaleció la unión de Gardel con Razzano, Pancho Martino solía mantener la relación con ambos y los acompañó en alguna nueva gira por la provincia. Y la amistad se mantuvo al punto de que Gardel le grabaría nada menos que 11 temas, entre tonadas, tango, milongas turfísticas, zamba, cifra y estilos.
Martino fallecería en 1938, pero tres años después de su muerte, Aníbal Troilo, que admiraba profundamente a Carlos Gardel y quería que su orquesta sonase como la voz del Morocho, adaptó esta tonada en tiempo de tango y realizó una maravillosa creación con la impagable entonación de Francisco Fiorentino.
Argentino Galván que había comenzado su trabajo de arreglador, colaboró con Pichuco para realizar la transformación y el resultado fue genial. Es un tema que llevo enganchado al cuore, porque fue uno de los primeros tangos que aprendí a bailar.
El tema arranca con ese verso inolvidable: “Juntando unos macachines / una mañana te ví…”. El macachín es una pequeña planta de las oxalidáceas, que produce flores amarillas o violetas en el mes de otoño. Sus hojas son parecidas a las del trébol y el tubérculo es comestible. Las hojas y las flores se usan con fines medicinales y la planta se da en Argentina y Uruguay.
Se pueden escuchar los tangos en la misma página del periodista.