El Aula Magna San Isidoro del Edificio El Albéitar acogió hoy la ceremonia de investidura de Juan Francisco García Marín como rector de la Universidad de León (ULE) para un segundo mandato de cuatro años, tras su victoria en las elecciones que se celebraron el pasado 12 de marzo. “Algo impensable hace tres meses, -dijo-, porque en este año anómalo la vida universitaria, como otras muchas actividades, y como nuestra vida en general, se ha visto determinada por una pandemia vírica que nos está afectando más de lo que en un principio creíamos”.
En su intervención, García Marín se refirió al esfuerzo que la ULE lleva a cabo para afrontar la situación provocada por el COVID-19, con una dotación de 400.000 euros en los presupuestos de 2020 y expresó su confianza en que la Junta “nos hará llegar la ayuda que necesitamos para afrontar las nuevas circunstancias provocadas por la pandemia”.
El acto se desarrolló con aforo restringido y contó con la presencia del consejero de Fomento, Juan Carlos Suárez-Quiñones, quien tras felicitar a García Marín y desearle suerte para su nuevo mandato, tuvo palabras de reconocimiento para la trayectoria de la Universidad de León, una institución joven con “extraordinarios resultados” y en respuesta a la demanda de apoyo expresada por el rector en su discurso afirmó concluyente que “contará siempre con el apoyo de la Junta de Castilla y León”.
Marín, que se encuentra en proceso de recuperación de un accidente de tráfico y tuvo que desplazarse en silla de ruedas, recordó que con la crisis sanitaria hubo que pasar “de un día a otro de una actividad presencial a confinarnos en casa”, y sin embargo “con más aciertos que fallos conseguimos seguir impartiendo docencia y mantener la actividad investigadora”, informan desde la institución académica.
En el momento de hacer balance de sus primeros cuatro años, el rector agradeció a todos los miembros de su equipo una implicación que “ha hecho posible que hayamos avanzado de forma notable” y citó como logros más destacados el progreso en los diferentes ‘rankings’ universitarios, las acreditaciones internacionales y sellos europeos conseguidos por varios centros y facultades de la ULE y el decidido apoyo e impulso a la investigación.
“Siempre he mantenido que una universidad que no aprecie, valore y estimule la investigación, está condenada a la mediocridad”, dijo. Entre los esfuerzos en este campo, se refirió a la creación de la Oficina de Proyectos Internacionales de Investigación, que “ha multiplicado por cuatro el número de proyectos y los ingresos”.
También aludió al inicio y desarrollo de un “ambicioso plan de incorporación de profesorado joven, de estabilización y de promoción”, que ha incorporado 183 ayudantes, ayudantes doctores que, junto con las promociones a titulares y cátedras, “ha resultado en 318 plazas en cuatro años”. En el caso de Personal de Administración y Servicios citó las promociones, transformaciones y convocatorias “que suman 117 plazas, a las que hay que añadir la convocatoria de nuevas plazas y promociones que se iniciarán este mismo mes de septiembre, y nuestra firme voluntad de finalizar la Relación de Puestos de Trabajo”.
El acto contó también con la asistencia de la directora general de Universidades e Investigación, Blanca Ares, los rectores de las universidades de Salamanca, Ricardo Rivero Ortega, Valladolid, Antonio Largo Cabrerizo, y Burgos, Manuel Pérez Mateos, el alcalde de León, José Antonio Díez, el presidente del Consejo de Cuentas de Castilla y León, Mario Amilivia, el Procurador del Común, Tomás Quintana, el presidente de la Diputación, Eduardo Morán y el subdelegado del Gobierno, Faustino Sánchez, entre otras autoridades.
Tras ser investido rector de la ULE para un segundo mandato, García Marín tuvo un recuerdo para las personas que han perdido por causa de la pandemia a sus seres más queridos “sin poder siquiera despedirse de ellos”, y agradeció el comportamiento, el compromiso y la responsabilidad de la comunidad universitaria. “En mi pensamiento y voluntad, -afirmó-, estuvo siempre la idea de que la universidad ni podía ni debía pararse: es uno de los motores de su entorno y, por ello, hemos seguido con toda la actividad posible”, añadió.