Raquel me dijo que la habían invitado a comer pero no que hubiera tomado café con ellas ni que hubiera visto a Triana después”, explicó hoy la amiga de Raquel Gago e íntima de su hermana que declaró hoy en el juicio por la muerte de Isabel Carrasco. Cuando le preguntó directamente a la policía cuándo vio por última vez a Triana, ésta le dijo que hacía días.
Explicó que habló con la acusada a última hora de la tarde, cuando supo que las detenidas eran Triana y su madre y ambas se pusieron a llorar. Después, se dirigió al domicilio de Raquel, donde se subió detrás del asiento del copiloto mientras bajaban al garaje. En ese momento no vio el bolso que contenía el arma, que de haber estado justo en el lugar donde puso los pies -calza un número 38-, sí habría estado a su vista, aunque preguntada por la defensa matizó que “yo no noté nada, podría ser que estuviera pero yo no lo vi”. Reconoció, en este caso interrogada por las acusaciones, que posteriormente le sorprendió la aparición del bolso, conteniendo el revólver.
Extraña propuesta
En su día, Triana le había sugerido compartir una plaza de garaje cerca del Paseo de Salamanca y del domicilio donde residía Carrasco, donde se encuentra la sede del PP, cosa que no entendía y la acusada le dijo que era “para pasar de algo malo a algo bueno para ella”. “Me dio argumentos para convencerme y llegó un momento en que sentí que era mala persona por no hacerlo”, afirmó. Después de la muerte de Carrasco, reconoció, sí pensó que esa propuesta podía tener algo que ver con los hechos.