Fundación Escuela de Astorga

Confieso que no la conozco. He visto fotos, una cierta polémica por las obras de ampliación del jardín a costa de la muralla… Pero no he tenido ocasión de entrar. Lo haré en el próximo paseo por Astorga.

Sí me han dicho que es una pequeña decepción. Después de tanto tiempo esperando, después de tantos esfuerzos… la casa de los Panero no tiene casi nada de los Panero.

Es uno de los pocos ejemplos de casa de indiano que hay en Astorga (¿el único?). Durante muchos años pasé a diario por delante de ella y aquel jardín descuidado, umbrío, que ocultaba casi todo lo que había del otro lado de la verja, alimentó mis elucubraciones sobre su historia. Más tarde, una película -El desencanto- presentada casi como documental, fue más lejos que la imaginación.

Me permito hablar de ello, a pesar de que muchas personas saben más que yo de la casa, de los Panero y de la Escuela de Astorga. Pero estas notas lo único que pretenden es provocar y, con suerte, reabrir el debate sobre la Escuela de Astorga y la posibilidad de tener un centro dedicado a ella, ahora que se ha recuperado la casa de los Panero… y casi no hay con qué llenarla.

Si Gerardo Diego escribió que con los hermanos Panero “se puede inventar la Escuela de Astorga” (ABC, 3 y 21/3 y 4/4/1948), su casa puede ser sede de una fundación que recupere su memoria y la de los otros componentes del grupo: Ricardo Gullón y Luis Alonso Luengo. Y con ellos toda la vida literaria, periodística y cultural de la Astorga de principios del XX. Y la de todos los que después han escrito sobre aquellos años.

Ya sé que es mal momento para esto. No están los tiempos para nuevas partidas presupuestarias dedicadas a proyectos culturales. Por cierto, ¿algún partido lo ha incluido en su programa electoral? Pero se pueden buscar fórmulas, maneras de apoyar la idea, con aportaciones particulares, con ideas, con trabajos, con libros…

A ver si somos capaces.

 

Ángel M. Alonso Jarrín

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