La fiscal del juicio por el asesinato de la peregrina norteamericana Denise Pikka, que se celebra desde hoy en la Audiencia Provincial de León, sostuvo hoy en su intervención inicial ante el jurado popular que Miguel Ángel Muñoz no padece ningún tipo de trastorno mental, como sostiene la defensa. “Sabía que estaba matando a Denise y quiso matar a Denise”, aseveró.
“Estaba viajando a un país extranjero, conociendo otra cultura, no le dejaron acabar el Camino y a su familia le quitaron la posibilidad de seguir disfrutando de ella. La única manera de llegar a Santiago por ella es hacer justicia y que ustedes emitan un veredicto de culpabilidad”, concluyó la fiscal en su disertación al jurado.
La prueba documental que el jurado examinará incluye otras presuntas agresiones a peregrinas por parte del acusado y la reconstrucción de los hechos, en la que Miguel Ángel Muñoz condujo a los policías hasta el lugar donde enterró por primera vez a Denise, contó cómo manipuló el cadáver, le cortó las manos y la enterró. El acusado llegó a derrumbarse y a llorar ante los agentes y en otro momento se jactó de que si no fuera por él no se habrían localizado los restos de la peregrina estadounidense.
Muerta a golpes propinados con un palo y con la yugular seccionada, Denise fue enterrada y desenterrada para ser trasladada a otro lugar. Sus manos, tras ser seccionadas, nunca fueron localizadas y el acusado instó a los policías que le custodiaban a “escarbar ahí” para hallar sus restos en avanzado estado de descomposición.
La acusación particular insistió en que el acusado tuvo siempre garantizado su derecho de defensa y remarcó que su función será “destruir, excluir y aplastar la presunción de inocencia con pruebas”. “Es tal el cúmulo de pruebas que acreditarán la culpabilidad y la autoría de los hechos que ninguno albergará la más mínima duda para determinar un veredicto de culpabilidad”, remarcó antes de concluir que el acusado “Acabó de una manera absolutamente miserable y vil con la vida de Denise”, dijo sobre el que definió como “despiadado, sanguinario y cruel”.
“Si alguno considera la remota posibilidad de que un hombre inocente está siendo acusado, lamento decepcionarles. Tienen ante sí al asesino confeso de Denise Pikka”, les dijo antes de recordar que en su día confesó el crimen y aportó de manera espontánea “un sinfín de detalles sobre el asesinato que había cometido”. En una segunda versión de los hechos, subrayó, no fue capaz de aportar detalles y se retractó alegando una conspiración contra él.
El letrado que representa al acusado incidió en que no se puede dar por hecho que el crimen lo cometió su cliente y pidió al jurado que tenga en cuenta la presunción de inocencia, que ésta sólo se desvirtúa con pruebas y que en este caso hay “muchas elucubraciones y muy pocas pruebas”. También aludió a la llamada que hizo un senador norteamericano a la Administración española para ofrecer ayuda en la investigación.
Fue detenido en una operación que el abogado tildó de “espectacular”, estuvo detenido tres días sin ser asistido por un abogado, se declaró inocente en su primer testimonio y condujo a los policías al cadáver porque recordó un fuerte hedor que había percibido en ese lugar en el que aparecieron los restos de Denise, argumentó el letrado.
Añadió que el sujeto atribuyó su confesión a la presión, el cansancio y derrumbe emocional que sufrió y que se inventó lo que contó sobre la comisión del delito. “Necesitaba salir de ese entorno”, dijo el abogado antes de aludir a posibles dudas en torno al momento y lugar de localización del cadáver. También hizo referencia a que los dólares que el acusado fue a cambiar a una sucursal bancaria pudieran no ser los que Denise llevaba consigo y dijo no conocer el certificado que lo demostraría.
Para concluir, pidió al jurado que no dirijan la carga emocional del caso contra su representado y se ciñan a las pruebas. “Todo el mundo está convencido de que es él; imagínense la responsabilidad de enviarle a la cárcel 25 años y que no haya sido él. Tienen que ser fríos en el análisis de las pruebas. Vamos a darle una oportunidad y a ver si las pruebas dicen que ha hecho lo que de dice”, añadió.
Más de 100 pruebas, entre testificales, periciales y documentales, serán aportadas en un juicio en el que no estará presente la familia de la víctima, que tenía 41 años. Su hermano, que en su día viajó a España con la esperanza de localizar a su hermana -desapareció el 5 de abril y fue encontrada el 11 de septiembre-, prestará testimonio por videoconferencia.