Fin del culebrón, Herrera se queda

Poco después de las ocho de la mañana en la brumosa Campa de Villalar de los Comuneros Juan Vicente Herrera ante los adormecidos periodistas y la troup política que le acompañaba lo soltó: No se iría esta legislatura. Fin del culebrón, de la zozobra, de los contubernios, de los encajes de bolillos de quienes pensaban que vendría el o la sustituta antes para coger el impulso que da partir como presidente institucional.

Las redacciones, en este domingo un tanto artificial que nos hemos inventado, comenzaban a darse cuenta de la verdadera dimensión de la noticia. La Operación de los del Ala Oeste, la de los de Pucela centro o las filias y fobias que desde Madrid vía Moncloa o Génova se filtran…todos tendrán que esperar.

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No lo ha podido hacer mejor. ¡Qué lejos de aquel Herrera que el periodista que escribe este artículo conoció como secretario general de Economía, tan técnico, tan eficiente y tan gris en su comunicación o puesta en escena! Un gran cambio de más de una década al frente de la Junta y una transformación, no sólo física, los años pasan para todos, si no en la locuacidaz, en la astucia y en el saber temporizar.  Juanvi era un tecnócrata, un abogado de Burgos estudiado en Navarra con una mente brillante y trabajo constante. Juan Vicente Herrera, en cambio, es un líder de Gobierno y de partido amable en sus formas y sutil en sus decisiones.

Hoy Villalar, no es una cita para recordar unas decapitaciones, sino más bien una cabeza que se mantiene, se confirma y sigue en pie. La del presidente Herrera.

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