Astorga celebra por tercer año consecutivo sus Jornadas de Negro. Un evento en el que reúne a artistas de la ficción y la realidad criminalística en el entorno del Teatro Gullón de Astorga. Durante tres días el género negro será tratado en el ámbito literario, en el ámbito de la realidad y en el cine con la proyección de No habrá paz para los malvados, de Enrique Urbizu.
El ciclo arranca este martes a las 20 horas con la presencia de los escritores Alejandro M. Gallo, exjefe de la Policía Local de Astorga y actual comisario-jefe en Gijón, el salmantino Ángel de la Calle, director de contenidos de la Semana Negra, y el escritor madrileño Pedro Tejada Tello, fundador y director del festival literario Castelló Negre. Moderada por el periodista Ricardo García, los autores hablarán en una mesa redonda en la sala de conferencias del Teatro Gullón, acerca de la novela en clave de negro.
El miércoles en el Teatro Gullón y también a las 20 horas, expertos del mundo de la criminalística tratarán la realidad de los relatos de negro. Moderados por el policía Ismael González, la mesa redonda contará con la presencia del presidente de la Sociedad Científica Española de Criminología, Ricardo Magaz, el negociador de la Guardia Civil en situaciones con rehenes y jefe de servicio del Equipo de Homicidios y Delitos Contra las Personas, José Carlos Fernández, así como el policía nacional y jefe de subgrupo de la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal, Roberto Carro Fernández.
El jueves será la clausura del ciclo con la proyección, en el salón de actos de la Biblioteca Municipal a las 20 horas, de la película No habrá paz para los malvados, de Enrique Ubizu y protagonizada por José Coronado. El thriller de 2011 arranca a principios del siglo XXI. Un día, el inspector de policía Santos Trinidad, volviendo a casa muy borracho, se ve involucrado en un triple asesinato. Pero hay un testigo que consigue escapar y que podría incriminarlo. Santos emprende una investigación destinada a localizar y a eliminar al testigo. Mientras tanto, la juez Chacón, encargada de la investigación del triple crimen, avanza meticulosamente en la búsqueda del asesino hasta que comienza a sospechar que, lo que parecía un simple caso de ajuste de cuentas entre narcotraficantes colombianos es, aparentemente, algo mucho más importante y peligroso.