El Grupo socialista en el Ayuntamiento de Astorga ha puesto acertadamente el dedo en la llaga. El denominado popularmente Festival de cortos tiene que replantearse su ser. En la ceremonia de clausura también el alcalde de la ciudad, Arsenio García, en sus palabras atisbó cambios tanto en su concepción como en su organización. Perfecto, Gobierno y la leal Oposición están en algo de acuerdo.
Por otra parte, la edición recién finalizada ha pasado tibiamente no solo por la sociedad astorgana, sino también por la opinión pública de toda la provincia. Esto es, se ha cumplido el expediente y punto. Nada más o nada menos. Al parecer, la Concejalía de Cultura, tutora y financiadora en mayor parte del certamen, se encontró con la organización como si de un pack cerrado se tratara o tratase. Y esto da que pensar.
En primer lugar, siendo el segundo año del actual equipo de Gobierno en el Ayuntamiento ¿cómo es posible que no haya co-organizado y coordinado el Festival? ¿O cuando se afirma que estaba cerrado todo, no era verdad? La excusa del primer año, tomando posesión en junio y con apenas dos meses se pudo entender, ¿pero en la segunda edición de la etapa “popular”? Alguien o algo ha fallado. No ha estado encima de sus responsabilidades o, simplemente, como venía hecho se ha dejado llevar por la inercia de la costumbre. ¿Pero no quedamos en que se iban a desterrar las viejas formas, también en la Cultura solo pensada por y para un sector de los astorganos con un clientelismo claro y manifiesto en estos 30 años?
Al César lo que es del César. Siendo alcalde Juan José Alonso Perandones y con Luis Miguel Alonso Guadalupe se puso en marcha esta iniciativa para los amantes del cine. Aplausos y agradecimiento. En clave menor, esto es, para cortometrajes, un género que en lo comercial y la industria cinematográfica mueve cifras con menos ceros que las películas largas. Pero aún así la calidad y la vertiente artística, tanto técnica como literaria, es tan digna o igual que el resto del sector audiovisual. Sin embargo, lo que fue una tarea titánica, casi en solitario, del bueno de Luismi y la inteligencia de Juanjo, fue cobrando forma y creciendo en número de colaboradores, de importancia en lo logrado y, cómo no, en presupuesto con dinero público en su mayor parte. Y al final, entre contrataciones temporales personales, coordinación en paralelo al Ayuntamiento y la entrada de otras instituciones públicas y privadas la “criatura” alcanzó su mayoría de edad.
Han tenido que conjugarse dos factores: la inesperada enfermedad de su alma máter, Alonso Guadalupe; y el cambio de equipo de Gobierno, para que el punto de inflexión necesario se produzca. Esto es, ahora o nunca. Eso lo han visto claro tanto el PP-PAL como el PSOE locales.
Conocemos por dentro la organización de otros festivales, aunque de dimensión nacional, es verdad. Nuestro Grupo, Noroeste En Red, ha colaborado en varias ediciones de la Seminci de Valladolid, concretamente en una parte de la Comunicación y en otra edición como responsables de una actividad cultural bajo patrocinio externo. Es por ello por lo que podemos hablar de nuevos enfoques de organización y financiación, siempre con el interés general de todos los astorganos por bandera. El Ayuntamiento, siempre institución principal de dicha actividad, puede optar por diversas fórmulas: contrato a una empresa externa, por ejemplo, que la familia de Alonso Guadalupe como se ha visto siga encargándose de todo y el Ayuntamiento establezca un concurso a tal efecto. Se puede elevar el nivel general con el fichaje de personalidades de nombre nacional o de empresas que existen especializadas en todo el ruedo español. Es cuestión de hacer números y escuchar propuestas…De momento, al parecer, desde la Alcaldía se ha anunciado una Comisión organizadora presidida por la titular de Cultura con representación de diversos sectores y personalidades, también su fundador, con lo que parece que caminamos a un equipo de trabajo interdisciplinar donde las concejalías de Comercio y Turismo también tendrían algo que decir y hacer por las funciones y dimensiones que debe tener nuestro Festival, más allá de las meramente culturales. Eso sería crecer. Pero seguimos pensando en los números. Euros que tienen que ser una inversión con regreso seguro en mayor cantidad para la ciudad. La Cultura, con mayúscula, tiene que dejar de ser algo pasivo subvencionado para unos pocos y convertirse en un activo para beneficio y disfrute de todos.