Todavía hay equipos técnicos y operarios desmontando la Feria Internacional de Turismo cuando los inmensos pabellones del recinto madrileño ya inauguran hoy con todo lujo de detalles otro evento, esta vez de gastronomía a nivel mundial. Es lo que tiene ser el centro de una nación, la capital para todo y no sólo políticamente. FITUR lleva desde hace muchos años siendo el escaparate de España al mundo y viceversa. Muchas instituciones públicas apostaron por este evento a pesar de su alto coste económico. Pero según han ido pasando las ediciones, lo cierto es que el darse de una vuelta por el mundo sin salir del reciento ferial es posible, pero también se ha convertido España, de por sí, una feria dentro mismo de la feria, con lo que no es de extrañar encontrarnos a baturros, con templarios, maragatos con falleras y demás.
Castilla y León, como Comunidad, tiene, debe y apuesta por FITUR. León como provincia, lo mismo, más cuando preside un Consorcio donde los ayuntamientos ponen recursos económicos para, amparados bajo su paraguas, “vender” las bondadades de su municipio ante el viajero despistado y pasa por allí, el comercial de una agencia de viajes que toma nota y se informa de lo que llama la atención para sus clientes o el periodista de turno especializado en el sector del turismo en general. Hay incluso hasta agencias de imagen que se inspiran en stand más o menos originales, lemas para campañas de sus clientes y cualquier tipo de idea que vampirizar.
Astorga, como mercado turístico, es un imán de primer orden a nivel provincial. Este año el chocolate con el SICA y la temática romana, han sido nuestras grandes apuestas oficiales. Se ha realizado bien, con medios modestos, pero dignos y suficientes. Astorga ha entrado en la agenda de un congreso nacional de agencias de viajes, se ha estrechado aún más las relaciones con Rusia y que esperamos dé frutos no yendo solo a ponerse rojo-cangrejo a nuestras costas de mar. El turismo y los negocios pueden ir de la mano, y aunque parezca mentira, nuestros pueblos las pocas veces que han coincidido se han llevado bien -hablamos en términos militares, históricos y políticos-. Tanto nuestro alcalde, Arsenio García, como la concejal de Turismo, Silvia Cobos, han trabajado duro y sembrado astorganismo con todo el ramillete de colaboradores e instituciones locales o de las comarcas.
Pero. Ay, siempre hay un pero, FITUR no puede ser nuestra obsesión. Un ejemplo, el Consejo Comarcal del Bierzo siempre fue un alumno aventajado en esto del turismo y las presencias en FITUR. El Ayuntamiento de Ponferrada, por tamaño y fuerza, lleva un tiempo con presencia propia y diferenciada en el certamen. Pareciera como si de una competición oficial se tratara cuando debería ser complementaria. Cosas de la política. Lo cierto es que Ponferrada está llamando la atención con su esmerada presencia en FITUR, pero jamás Astorga, debería caer en ese tipo de pensamientos. No cuenta con el mismo presupuesto y no es precisamente el certámen donde nuestro público potencial se encuentra. Astorga tiene que seguir siendo un imán provincial, pero también mantiene descuidada o poco potenciada su presencia en Asturias, Castilla y León…INTUR o la Feria de Gijón son los lugares donde debe y tiene forzosamente que hacer un esfuerzo por aumentar y sorprender su imagen, sus conversaciones con agencias y protomores y con los medios de comunicación. No querramos ir a la luna, cuando tenemos la vuelta de la esquina sin visitar. Con el nuevo equipo municipal, con la nueva política instaurada en la Casona tiene que notarse un rejuvenecimiento y modernización de nuestros mercados interprovinciales clásicos.