Familias numerosas

Alfredo Hernández Sacristán

¿Quién se ocupa de ellas?  El Papa Francisco: “Al Estado le interesa invertir en las familias numerosas”

Recuerdo que Fanconi, un eminente pediatra, al referirse a los hijos, decía que convenía, para el normal desarrollo, se sucediesen como los tubos de un órgano. Así los niños son capaces de vivir la fraternidad desde la infancia.

Todos sabemos, hemos experimentado, que en una familia numerosa, como lo más normal es que se ayuden unos a otros, los mayores lo hacen de una manera espontánea el ocuparse de los pequeños.

“Los gobernantes no pueden limitarse a lamentar la baja natalidad, sino que deben buscar la manera de ayudar a las familias que quieran tener hijos.”

“   Vds. han venido con los frutos más bellos de su amor, refiriéndose a la asociación de familias numerosas italianas y de otros países. La paternidad y la maternidad son dones de Dios, pero recibir este don, maravillarse de su belleza y hacerlo resplandecer en la sociedad es tarea suya”, dijo el 28 de diciembre ante una audiencia repleta de niños.

Cada hijo es un regalo de Dios, un don y no un derecho, como algunos dicen y pretenden. Un hijo es un milagro que cambia la vida. Cada niño es un fruto único del amor, vienen del amor y crecen en el amor. “El amor de los padres se multiplica con la llegada de los hijos, no disminuye. ¡Son únicos, pero no están solos!”

“Los hijos se educan en la comunión fraterna desde la primera fase de su vida. Y en un mundo marcado frecuentemente por el egoísmo, la familia numerosa es una escuela de solidaridad y de convivencia; y estas actitudes, después son beneficiosas para toda la sociedad”.

El Santo Padre comparó la familia a un árbol que da buenos frutos, y en él tiene un papel destacado la ayuda que los abuelos brindan a los padres. “Es muy importante la presencia de los abuelos; es preciosa por la ayuda que prestan, y sobre todo por su valor educativo. Los abuelos cuidan los valores de un pueblo, de una familia, y ayudan a los padres a trasmitirlos a sus hijos”.

Continúa el Papa, “las Instituciones no siempre les ayudan”, y las consecuencias a mediano plazo ya las intuimos. ¡Las temidas pensiones! No las de los políticos, por supuesto.

 

 

 

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