Asistimos atónitos a la retórica política del separatismo catalán estos días que, no dudan por un instante, presentar una base histórica falsa que legitime unos derechos que no existen en el marco legal ni existieron jamás a lo largo de la historia de España. La demagogia elevada a la enésima potencia del lenguaje político.
De la misma manera, esta semana se pretende adulterar también la historia de España pretendiendo elevar a reconocimiento oficial con fórmulas protegidas a una falsa Vía de la Plata, de Gijón a Sevilla, impulsada por un número de municipios poderosos y difuminada en siglas políticas con acceso a las instituciones principales. La verdad, y aquí como en ABC CyL desde hace años se ha defendido, la auténtica Vía de la Plata y primigenia es la que iba de Astúrica Augusta, Astorga, a Emérita Augusta, Mérida. Con posteriores salidas al mar del oro extraído de los ríos maragatos, bercianos y gallegos, amén de la mayor mina del Imperio, Las Médulas, a través de Híspalis, Sevilla. Existen mapas, inventarios de vías romanas, restos monumentales de todo tipo y una tradición milenaria que no se puede falsear por meros intereses espurios mercantilistas de cuatro mentes tan incultas como azuzadas por el maná del turismo, las protecciones oficiales y las campañas bajo subvención institucional. Porque eso, queridos lectores, es lo que buscan los que pretenden elevar de rango la moderna acepción de la Vía sin reconocimiento de la original y auténtica. Y del mismo modo que aquí no apoyamos medidas del Ayuntamiento de Astorga que fagocitan determinadas políticas pro feministas en su calendario de actividades culturales, hoy hay que aplaudir a su alcaldesa, Victorina Alonso, por intentar en Madrid hacer entender, a quien corresponde, el daño a la tradición, a la historia y al nombre de España el ultraje que se pretende cometer.