El obispo dimisionario de Magangué (Colombia), Eloy Tato Losada, natural de Villadequinta (Orense), perteneciente a la Diócesis de Astorga, falleció a las 21.30 horas del día de ayer en el Hospital de O Barco, con 98 años. Se trataba del último obispo vivo que quedaba en la Diócesis de Astorga y que había participado en las cuatro sesiones del Concilio Vaticano II.
Eloy Tato Losada nació el 6 de septiembre de 1923 y estudió en el Seminario de Astorga, donde recibió la ordenación sacerdotal el 15 de junio de 1946. Durante seis años ejerció el ministerio parroquial en la zona gallega de la Diócesis como ecónomo de Alberguería y encargado también de las parroquias de Meda, Prada, Riomao, Curixido y Vilaboa, todas ellas pertenecientes al concello orensano de A Veiga do Bolo.
El 8 de octubre de 1952 se incorporó al Seminario de Misiones en Burgos y al año siguiente se consagró definitivamente al Instituto Español de Misiones Extranjeras, tras lo que fue enviado al Vicariato Apostólico de San Jorge (Colombia) y se le nombró profesor en el Seminario Mayor del Vicariato. En el año 1956 fue nombrado rector y profesor de Teología del Seminario Mayor y cuasi-párroco de San Benito Abad. Al mismo tiempo, atiende al Instituto Femenino de Damas Catequistas. Tres años después fue nombrado Provicario Apostólico de San Jorge.
El 3 de mayo de 1960, cuando tenía poco más de 36 años, fue preconizado obispo titular de Cardicio y vicario apostólico de San Jorge, convirtiéndose en el obispo más joven del mundo. Su ordenación episcopal tuvo lugar en la catedral de Astorga el 25 de julio de 1960, de manos del nuncio Ildebrando Antoniutti, que estuvo asistido por el obispo asturicense José Castelltort y por José Lecuona, obispo titular de Vagada y superior general del IEME. Como lema episcopal eligió ‘Charitas, gaudium, pax’.
Cuando San Pablo VI creó la diócesis de Magangue por la bula ‘Recta sapiensque’ el 25 de abril de 1969, Eloy fue designado como primer obispo de la misma, donde trabajó hasta el 31 de mayo de 1994, fecha en que fue aceptada su renuncia por motivos de salud. A partir de entonces, se retiró a la aldea valdeorrense de Villadequinta donde siguió apoyando la acción pastoral de la zona.