El exinspector jefe de la Comisaría de Astorga, Antonio Martínez, esposo de Montserrat y padre de Triana, que abrió hoy el turno de declaraciones en el juicio por la muerte de Isabel Carrasco, declaró que sabía, por comentarios, que “la mano negra que perjudicaba los intereses de su hija era la difunta presidenta de la Diputación”.
El policía sabía que ambas le tenían “cierta inquina” a la víctima “porque estaba perjudicando a mi hija, porque le estaba haciendo mucho daño” y reconoció haber visto a Triana “muy mal” y a su mujer “muy alterada” a raíz de la salida de aquella de la Diputación. Detalló también que tenía conocimiento, por diversas fuentes, de que Isabel Carrasco estaba detrás del hecho de que su hija no entrase como concejala en el Ayuntamiento de Astorga tras la renuncia del anterior en la lista y también de que se abortaran algunas posibilidades de trabajo que le surgían a la joven.
Con antecedentes de casos de suicidio y depresión en el entorno de Triana, aseguró que pensaba que su hija podía cometer alguna locura, dado su estado anímico. “Estaba hundida”, recordó.
Añadió que él era partidario de que Triana buscase trabajo fuera de León porque “tiene una formación suficiente para trabajar en cualquier parte”.Una posibilidad, dijo, que ambas descartaban. “Tenían una obsesión en quedar en León, se obcecaban en ello. Decían que por qué iba a tener que irse”, manifestó.
Respecto a la presencia de armas y numerosa munición en el domicilio de Triana en la capital, dijo que no tenía conocimiento de tal hecho y tampoco de que su mujer supiera disparar. Si había alguna suya, matizó, procedería de los restos de cambios de domicilio.
12 de mayo
El día de la muerte de Carrasco, su hija le llamó y le dijo que la Policía las estaba identificando a ella y a su madre. La comunicación se cortó pero antes oyó decir “mi padre es compañero vuestro”. Cuando supo lo ocurrido, sufrió “una especie de shock, quedé como anulado. Miré para el armario por si faltaba mi arma y empecé a hacer llamadas”. Cuando otro compañero le preguntó por ella, le hizo entrega de la misma. “Llevátela, no vaya a cometer yo alguna locura o hacer alguna pifia”, dijo. Aseguró que antes “jamás” se le había pasado por la cabeza que su mujer pudiera acabar con la vida de Isabel Carrasco.
Engañadas
El exinspector jefe de la Policía de Astorga se mostró firmemente convencido de que los policías llegados de Burgos para ayudar en la investigación engañaron a su mujer y a su hija, tal y como le adelantó el primer abogado que las asistió y que le aseguró que “las han tangado”. “Me lo creo al cien por cien. Era un procedimiento de manual. Ganar la confianza de los detenidos, ver sus puntos débiles y proponer un trato para llevárselas al huerto y encontrar el arma. Mi mujer entró al trapo como los miuras”, añadió.
Su mujer e hija le contaron que su declaración había sido “guiada” y que Montserrat arrojó el arma a un garaje pero declararon que se la había entregado a Triana dentro de la versión sugerida por los policías de Burgos.
Relaciones personales
Sobre la relación de Raquel y Triana, el padre de ésta la definió como “una amistad entrañable”, surgida hace bastantes años. El policía dijo no estar al tanto de la vida personal de su hija aunque en cierto momento dedujo que podía tener una relación afectiva, dado que se quedaba en León los sábados cuando su mujer se desplazaba a Astorga. A fecha de hoy, sigue sin conocer la identidad de la pareja de su hija, con quien llevaría cuatro años. Los domingos, padre madre e hija solían comer en Carrizo de la Ribera, donde fueron halladas varias plantas de marihuana, cuya existencia aseguró desconocer.
Respecto al presunto incidente sexual que habrían protagonizado Carrasco y Triana en el piso de la política, explicó que a él se lo contó un forense que la atendió en prisión.