Ética y estética

Nada anima más que una tarde soleada en la que se pueda pasear por el parque, sentarse en un banco, cerrar los ojos y dejar que este inesperado  sol de octubre nos caliente.

Y si el sol viene acompañado de buenas noticias, miel sobre hojuelas. Estos días, hemos tenido varias:

Teresa Romero, la auxiliar de enfermería con el virus  de ébola  está mucho mejor. Tanto, que a falta de un análisis que lo ratifique, ya no tiene el virus. Fantástico.

Ahora quedan las responsabilidades políticas, que las hay. La torpeza de la ministra de sanidad, Ana Mato, quedará como modelo de lo que no hay que hacer. Otro tanto, o más, se puede decir del consejero de sanidad de la Comunidad de Madrid, que llegó a acusar a la enferma  de ocultar información. Impresentable.

La segunda buena noticia es que el PSOE abrió expediente de expulsión a los militantes del partido que utilizaron las tarjetas  de Bankia, incluido un ex–ministro.

Un ex–ministro que, por cierto, montó en cólera cuando supo lo que le venía encima, argumentando que su expulsión era ilegal.

Desconozco si, en el fondo, la decisión de la dirección del PSOE se ajusta a derecho ­–soy un humilde profesor de literatura jubilado–, pero el ex–ministro en cuestión, catedrático de Filosofía del Derecho, Moral y Política, debería recordar que los comportamientos de todos, en general, y de las personas relevantes como él, en particular, deben estar presididos por la ética, entendida como las normas morales que regulan la conducta humana.

¿Es ético gastar, con la que está cayendo, 36.000 euros con una tarjeta “black”, teniendo en cuenta el sueldo que percibía – en 2011 cobró 421.000 euros, es decir, SETENTA MILLONES  de las antiguas pesetas– como vicepresidente de Caja Madrid?

Ni es ético, ni es estético, algo de lo que, con frecuencia, nos olvidamos.

La tercera buena noticia es que los dos artistas de las tarjetas “black”,  Blesa y Rato, ex–presidentes de Bankia deben depositar una fianza multimillonaria de dieciséis y tres millones de euros, respectivamente,  so pena de embargo de sus bienes.

Reconozco que, a mí, que soy de letras, esas cantidades me dejan un poco perplejo. Dieciséis millones de euros vienen a ser algo así como dos mil seiscientos cincuenta millones de  pesetas.

¿Los tendrá el señor Blesa?  Seguramente. Lo del otro presidente es una menudencia: quinientos millones de pesetas es menos  de lo que cobraba al año entre el sueldo y lo que rebañó con la tarjeta. Así que Rodrigo Rato no tendrá ningún problema para depositar la fianza.

Y volviendo a la estética, ¡Que poco estético el comportamiento de Mariano Rajoy!

Ya sabemos que es una persona que no suele afrontar los problemas. Suele dejar que se pudran, pero en la situación actual y con el escándalo que se ha formado, yo creo que muchos militantes del Partido Popular  –no es mi caso– estaban esperando un gesto de autoridad que no se ha producido. En lugar de una expulsión fulminante ha esperado a que el cuate se dé de baja voluntariamente. Pero no es lo mismo.

Lo dicho. Andamos escasos de ética, pero también la estética brilla por su ausencia.

¡Menos mal que nos queda el sol…!

 

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