Lleva la Diputación amagando desde hace una semana con la puesta en marcha de un plan de choque con medidas económicas y administrativas para paliar los efectos del Estado de Alarma en el mundo rural, pero no acaba de concretarlo. Ojalá sea presentado a lo largo de esta jornada. Pero es un retraso raro. Diputación se ha caracterizado en esta nueva etapa política por la rapidez y eficacia en la gestión. Y ahora que es urgente una serie de medidas destinadas a impulsar la actividad económica de los ayuntamientos, no acaba de concretarse.
La pasada semana se distribuía un mensaje institucional del presidente de la Diputación, Eduardo Morán, para asegurar que, aunque a puerta cerrada, se mantenían en funcionamiento todos los servicios, asegurando las medidas de seguridad de los funcionarios y de los propios políticos y fomentando el teletrabajo y las comunicaciones telemáticas. Ayer mismo, su departamento de Consumo distribuía a los ayuntamientos una serie de consejos básicos para garantizar la defensa de los derechos de los consumidores en estos momentos tan críticos. Bien, pero se espera algo más contundente.
Hay muchos ayuntamientos pequeños que van a hacer ímprobos esfuerzos, por ejemplo, en seguir pagando a los proveedores y mantener actualizado el abono de facturas. No hay que olvidar que la inmensa mayoría de esos pagos benefician a pymes y, sobre todo, a autónomos, cuya supervivencia en estas difíciles semanas depende precisamente del cobro de facturas pendientes por obras o prestación de servicios a instituciones como la Diputación.
Ayuntamientos como los de León, Ponferrada, San Andrés, Boñar o Sahagún, por poner sólo algunos ejemplos, han adoptado medidas económicas y fiscales como la prórroga de plazos de pago, eliminación de tasas o de recargos, etcétera. Y hay diputaciones de otras provincias que han decidido inyectar liquidez a esos mismos ayuntamientos adelantando pagos de ayudas o subvenciones ya aprobadas. Se hace todo lo posible para que la economía local y provincial no se pare del todo.
En este sentido, no hay que olvidar que Diputación no ha presentado aún el cierre de sus cuentas del pasado ejercicio, que prevé un superávit neto superior a los 50 millones de euros. Una cifra que representa un gran colchón financiero para invertir en casos de extrema necesidad y de urgencia como el que estamos viviendo en estos meses, toda vez que Hacienda ha relajado sus controles y ya permite que esos superávits se inviertan en temas sociales, sanitarios y asistenciales, que es donde se concentran las urgencias actuales.
Además, Diputación tiene su deuda financiera a cero, lo que la convierte en una de las instituciones públicas más saneadas no sólo dela Comunidad sino de toda España. A parte del superávit tiene capacidad de endeudamiento. Por todo ello se espera de la Diputación no un plan sino un súper plan.
Porque hay un dato aterrador. Ya son cerca de dos mil empresas leonesas, la mayoría pymes y autónomos con empleados que han presentado ERTEs, es decir suspensión temporal de actividad, lo que ha provocado que cerca de 15.000 trabajadores vayan al paro.
El reto de la Diputación es estar a la altura de las circunstancias y servir como locomotora económica del mundo rural, algunos de cuyos sectores vienen ya muy machacados por sequías, inundaciones, bajos precios, abuso de intermediarios y envejecimiento de mano de obra.