Erika Villaécija (Barcelona, 1984) es una de las nadadoras españolas con más palmarés de la historia y, además, con profundas raíces en La Cepeda. Ganó dos medallas en el Campeonato Mundial de Natación en Piscina Corta en los años 2008 y 2010. Consiguió siete medallas en el Campeonato Europeo de Natación entre los años 2002 y 2012, y siete medallas en el Campeonato Europeo de Natación en Piscina Corta entre los años 2003 y 2011.
En su palmarés destacan 18 medallas en grandes competiciones internacionales, incluidos cuatro oros, y la participación en cuatro ocasiones en unos Juegos Olímpicos. En 2020 decidió retirarse del deporte activo y ha sido homenajeada en La Cepeda en numerosas ocasiones..
Pregunta: ¿Cuál es tu relación con La Cepeda?
Respuesta: Mi madre es nacida en Cogorderos, mis abuelos vivían allí siempre y ahora mis tíos y primos viven ahí. Como mi madre era de ahí pasaba allí los meses de verano, Navidad y Semana Santa. Prácticamente pasaba allí la mitad del año, de hecho todos los veranos sigo yendo.
P: En varias ocasiones te ha homenajeado La Cepeda, ¿cómo te sientes al respecto?
R: Para mí es un orgullo porque al igual que yo siempre me he sentido parte de ella, ellos han sentido que yo era parte de La Cepeda. Para mí es un orgullo que reconociesen los éxitos y que se los hiciesen también de ellos. Aunque haya nacido en Barcelona, que se sientan orgullosos de lo que yo he hecho me hacía sentir bien. Sobre todo muy contenta de que hayan reconocido que yo también soy parte de La Cepeda.
P: ¿Cómo empezaste en la natación?
R: Empecé con 6 años. Tenía problemas alimentarios, tenía más peso de lo normal para la edad que tenía y el pediatra recomendó a mi madre que hiciese deporte. Como ella estaba nadando por problemas de espalda, me apunto a cursillos en el club que tengo al lado de casa de mis padres, empecé en los cursillos, me dieron una beca para la Escuela de Natación y ya me quedé. Me vieron que tenía facilidades, mucha flotabilidad, y al final me quedé. Fue un poco por casualidad, no es que lo planeara ni nada.
P: ¿Cuándo decidiste dedicarte profesionalmente al deporte?
R: Con 8 años empezamos a hacer competiciones, más bien enfocadas a pasártelo bien, claro. Con 12 años la Federación Catalana de Natación me dio una beca para entrar en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat del Vallés. Allí decidí dedicarme más profesionalmente, porque aunque de Sant Cugat a casa de mis padres son 20 minutos tenía que estar interna toda la semana. Allí combinas el cole con la natación. Sobre todo, que pasas de hacer una media de 15 kilómetros semanales en natación, a una media de 60 kilómetros semanales. Ahí es cuando te das cuenta de que es más duro y decides apostar por un futuro como deportista.
P: Comentabas antes que te descubrieron facultades físicas para la natación, ¿son importantes las características biológicas para dedicarse a ello?
R: Creo que algo sí, por ejemplo que flotes bien en el agua o que coordines bien, creo que son cosas que son innatas. Luego lo demás viene con el entrenamiento. La natación es un deporte en el que tienes que echar muchas horas y entrenar mucho por lo que entrarían en juego características más mentales como la constancia o la ambición. Pero, aunque tenía esas capacidades como la de que flotaba mucho y tenía la palanca de brazos muy largos y eso es bueno para nadar, cuando era pequeña las competiciones me iban muy mal. Era muy alta y necesitaba coger fuerza, por eso hace falta entrenamiento, porque aunque tengas las capacidades innatas, también haya resultados.
P: Me parece muy curioso que comentes que te iban mal las competiciones, ¿qué consejo darías a una persona que se quiere dedicar a la natación pero no le va bien?
R: Lo más importante es que la natación es un deporte de calma y espera. Es un deporte en el que hay pocas competiciones, al contrario que el fútbol o el baloncesto, igual tienes una al mes por lo que hay épocas muy duras de entrenamiento. El primer consejo es que hay que tener calma para que los resultados lleguen. Hay que aprovechar todos los entrenamientos diarios, no puedes dejar ningún entrenamiento mal. Si estás cansada, también hay que aprovechar el entrenamiento aunque sea sacar alguna cosa técnica, es importante.
El segundo consejo es que les tiene que gustar. Al final, en el momento que se complica todo a nivel de estudios y vida social, entre los 13 y los 17 años, es cuando se complican también los entrenamientos y necesitas dedicarle más horas. Ahí es cuando tienes que valorar qué es lo que más te gusta y si te compensa, porque sino, al final lo puedes acabar dejando.
P: El año pasado tomaste la decisión de retirarte, ¿fue difícil? ¿En qué momento de tu carrera estabas?
R: Fue difícil porque al final decides dejar algo que es lo que más te gusta y querrías hacerlo toda la vida. La verdad es que yo siempre decía que quería dejar de nadar en el momento en que encontrase algo que me gustara y me ocupara el tiempo necesario como para no poder entrenar las horas que requiere el deporte de élite. Encontré una oportunidad laboral que me ocupaba prácticamente una jornada completa y ya no tenía tiempo para entrenar lo que necesitaba. Entonces dejé de nadar y no me arrepiento de la decisión. Creo que esa transición a la “vida normal” es la menos trágica, en la que menos sufres pérdida de identidad, que normalmente nos suele pasar a los deportistas de élite. Y también porque fue algo que lo decidí yo y la despedida ue muy agradable. Estoy tranquila con la decisión que tomé.
Estudié Psicología y encontré trabajo de Recursos Humanos en una consultoría.
P: ¿Qué importancia tiene el estado mental para un deportista de élite?
R: Es muy importante. Cuando empiezas a nadar, la propia ambición y los resultados te dan mucha motivación. No obstante, llega un momento, cuando te haces un poquito más mayor, que esos resultados comienzan a pesar más y te pones una presión interna del propio deportista. Creo que aparte de entrenarte todos los días en la piscina, tienes que hacer una parte trabajo mental que en la competición es muy importante. Al final, tienes que llegar preparado físicamente, claro, pero la cabeza juega un papel muy importante y si no has entrenado la cabeza para lo que toca no puedes rendir al 100%.
Es muy importante desde joven trabajar con un psicólogo para que éste te dé herramientas para los nervios, la frustración o cómo afrontar el entrenamiento cuando estás muy cansado físicamente, entre otras cosas. Al final hacen que, como deportista, tengas una mochila llena de herramientas para que te puedas gestionar.
P: ¿Cuál ha sido el mejor momento de tu carrera?
R: El mejor momento fue en 2010 cuando quedé campeona del mundo en Dubái, porque dos años antes, en los Juego Olímpicos de Pekín no competí muy bien y salí con muy mal sabor de boca, incluso queriendo dejar de nadar. La importancia de la acumulación de entrenos salió en ese momento y fue como decir: “Bueno, ya me merecía un resultado tan importante”. Y fue como un premio a todos esos años de entrenamiento.
P: Por el contrario, ¿cuál ha sido el peor?
R: Como ya he dicho, los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008, porque después de quedar quinta en Atenas (2004) me centré los siguientes cuatro años en ganar una medalla en unos juegos olímpicos. Solo existía ese objetivo, pero al final fueron problemas más personales. Cogí una neumonía la semana previa a los juegos y competí con neumonía. En una de las eliminatorias, evidentemente, me quedé fuera de la final y fuera de toda opción a ganar una medalla. Para mí ese momento fue muy duro y de frustración, no quería seguir nadando.
Pero con el tiempo aprendes, y gracias ese momento pude alargar mi carrera deportiva bastante más tiempo. En caso contrario, estoy segura que lo hubiese dejado antes.
P: ¿Sigues manteniendo relación con la natación?
R: Me llaman para comentar campeonatos del mundo por Teledeporte y TV3. Ahora voy a comentar los Juegos Olímpicos de Tokio en Teledeporte, esas son las cositas que me mantienen relacionada con la natación. Aparte, hay algunos proyectos encima de la mesa que se van acercando un poquito más a la natación, pero la parte de entrenadora lo probé una temporada y no me acabó de gustar del todo. He intentado buscar otras fórmulas para aportar a la natación todo lo que me ha dado.
P: ¿Cómo fue tu experiencia como entrenadora para que no sea algo que te plantees en el futuro?
R: La rechazo porque soy una persona muy comprometida e insistente. Creo que hoy en día las cosas han cambiado mucho. En la natación hay que tener mucha paciencia y compromiso para que lleguen los resultados y ahora es más difícil encontrar eso en los nadadores, esa paciencia. Creo que como soy muy exigente, por temas de carácter creo que no acabaría funcionar. Por eso lo rechazo completamente. Las creencias o lo que yo viví cuando era nadadora no es para nada lo que hay ahora, no tenía tantas distracciones como hay ahora. Prefiero aportar desde otra perspectiva en la que creo que puedo aportar más.
P: El año pasado, debido a la pandemia, tuvimos que estar confinados en casa, ¿qué crees que ha supuesto para los nadadores?
R: Sí, creo que los nadadores se han visto afectados por el hecho de que el nadador necesita las sensaciones acuáticas, el no perder entrenamientos de natación gira en torno a las sensaciones. Cuando los nadadores están mucho tiempo fuera del medio acuático lo que más pierden son esas sensaciones y creo que se han podido ver afectados en ese sentido.
A nivel físico pues igual no tanto, porque han podido prepararse de otra manera en su casa. También es verdad que al ver que se trataba de una situación mundial, no se le dio tanta importancia a la pérdida de entrenamiento. Una vez salimos del confinamiento más estricto, los deportistas se han podido ver afectados por los cierres que cada comunidad autónoma ha decretado para las instalaciones deportivas y eso ha podido resultar en que algunos nadadores puedan estás más preparados para las competiciones que otros.
Eso quizá se pueda ver reflejado en el nivel de marca de las competiciones, pero es algo general. Creo que en lugar de encararlo a un rendimiento 100%, tienes que encararlo a un rendimiento en función de las condiciones previsas de entrenamiento. Muchas veces, al tener más segura la parte en que no te has podido preparar al 100% y que no es culpa tuya, te hace competir más tranquilo tampoco se nota tanto a nivel de rendimiento. Pero sí que ha tenido que afectar mucho, cuando estás preparando algo importante, como los Juegos Olímpicos, que tampoco se sabe qué va a pasar con ellos, entra la incertidumbre y acaba por afectar.
P: ¿Cuáles son tus proyectos de futuro?
R: (Risas) Son proyectos que todavía no han salido, por lo que no te puedo confirmar nada. Lo que sí te puedo decir es que serían proyectos relacionados con la natación. No a pie de piscina como entrenadora, sino ayudando desde temas de psicología o de mi experiencia personal. Intentar aportar algo, aunque puedo asegurar que como entrenadora no va a ser (risas).