El Jardín de la Sinagoga acogió este sábado por la tarde una conferencia expositiva sobre cosmética romana a cargo del grupo Caetra Lucensis. La asociación de recreación, que ha sido parte de Astures y Romanos los últimos diez años, compartió esta tarde algunos datos históricos sobre cosmética e higiene de hombres y mujeres durante el Imperio Romano.
“Según cuentan los autores el maquillaje no estaba muy bien visto, por lo que era bastante sutil. Muy parecido a lo que hay ahora, pero con otros ingredientes y otra técnica”, nos cuentan Lola Castro y Omar Rois, de Caetra Lucensis. Entre los últiles expuestos esta tarde en el Jardín de la Sinagoga se encuentran espátulas, una reproducción de una crema de Londinium, hallada en Londres que contiene grasa animal, almidón vegetal y óxido de estaño, que en la antigua Roma las mujeres a la moda querían tener la tez blanca y que ese ungento, denominado Londinium, servía seguramente de base de maquillaje. El recipiente fue encontrado durante excavaciones realizadas en un yacimiento arqueológico donde se encontraba un templo romano de mediados del siglo II de nuestra era.
En cuanto a la higiene, los romanos eran muy esmerados en el aseo de sus cuerpos. “Al contrario de lo que se piensa, los romanos eran muy higiénicos. Utilizaban agua, aceites y humo para no oler mal”, explica Rois. Todos los días se lavaban la cara, los brazos y las piernas. Hacían cada nueve días un baño completo en las termas o ríos. También empleaban tiempo en acicalarse y embellecerse, para lo cuál disponían de espejos metálicos, peines de madera, pinzas y agujas para recogerse el pelo el vestido, útiles que han reproducido los miembros de la asociación Caetra Lucensis y que esta tarde han presentado en Astorga.