El coronel Pedro Polo Campo es desde el pasado 20 de diciembre el jefe del Regimiento de Artillería Lanzacohetes (RALCA) nº 63. Nacido en Navas de San Antonio, Segovia -donde aún reside su madre-, siempre se sintió atraído por la vida militar. Terminó la EGB en un seminario de Medina del Campo e hizo el instituto en El Espinar (Segovia).
No proviene de una familia de tradición militar, pero reconoce -riendo- que siempre le gustaron los uniformes, los desfiles, los aviones y los tanques. Fue un amigo ex militar de su padre quien le contaba cosas sobre la vida en el ejército que le gustaron mucho. Estudió en una academia de preparación en Madrid y, aunque no aprobó el primer examen para el Ejército del Aire, sintió desde el primer momento en la Academia de Zaragoza que el Ejército de Tierra era su destino, tanto que se olvidó de los aviones. Concertar una cita con el coronel ha sido menos complicado de lo que podía esperarse, dada su reciente toma de posesión. Cuando abre la puerta de su despacho, los oficiales a mi alrededor se cuadran, pero se él acerca a mí con una cálida sonrisa y, después de presentarse, pide que nos tuteemos.
¿Cómo se siente por haber sido destinado a Astorga?
Estoy muy contento, había venido a hacer maniobras al campo de tiro del Teleno, pero nunca había estado destinado ni en Astorga ni en León. Es una ciudad que me ha sorprendido porque es muy agradable, donde he tenido una gran acogida por parte de los habitantes en este último mes.
¿Qué tal ha sido el recibimiento?
Tengo que confesar que al principio llegas un poco abrumado, porque en este destino de coronel disminuye el componente operativo y aumenta la carga institucional. Aunque ya en mi anterior destino de teniente coronel pude experimentar algo de esta situación, la principal responsabilidad la tenía mi superior. Aquí soy el comandante militar en la ciudad y me corresponde la responsabilidad de reunirme con las autoridades locales, si bien la verdad es que son personas muy agradables, de trato sencillo y directo, estoy bastante satisfecho.
¿Tiene pensado implicarse con las actividades sociales de la ciudad?
Desde que hay unidades de artillería en el Acuartelamiento Santocildes, el Regimiento ha mantenido relaciones cordiales y estrechas con las autoridades locales, y todos los coroneles, al igual que yo, han participado. Mi intención es participar, desde luego, e intentar afianzar las relaciones. Y, en la medida de mis posibilidades, participar de todas las actividades que pueda, sin duda.
¿Cuáles son sus objetivos para el RALCA 63?
Mi principal objetivo, y mi principal preocupación, como un regimiento del Ejército de Tierra español, es conseguir que todas las unidades que forman parte de este regimiento, alcancen sus más altas cotas de operatividad. Que tengamos los soldados de estas unidades conozcan perfectamente los medios que son de su responsabilidad, y los controlen, y los manejen eficazmente.
Los dos grupos subordinados de unidades tienen sistemas de armas que son muy sofisticados, son de última generación. Permiten proporcionar datos muy útiles para cualquier tipo de unidad del Ejército de Tierra. Lo que yo pretendo es que las unidades utilicen los medios de la manera más eficaz y eficiente posible, y que estén en las mejores condiciones para ser empleadas en cualquier escenario, tanto en el extranjero, como en el apoyo a las autoridades civiles en caso de que sucediera alguna desgracia, o apoyar a la UME (Unidad Militar de Emergencias) o a las fuerzas de seguridad del Estado.
Además, quiero conseguir que los hombres y mujeres que forman parte de este Regimiento estén ilusionados, contentos, se impliquen en las actividades diarias, se conciencien y, además, que vengan siempre con la moral alta. Quiero mantener la moral lo más alta posible.
¿Qué problemas visualiza a día de hoy en el Acuartelamiento?
Estamos en un edificio que data de 1925, hace falta desarrollar un esfuerzo permanente de mantenimiento preventivo de las instalaciones y mantenimiento correctivo. Tan pronto terminas por una parte del Acuartelamiento, y tienes que empezar otra vez. Es un edificio hermoso, grande, amplio, que está en un promontorio que llama la atención, y si lo ves, sorprende porque es muy llamativo. Me preocupa y me gustaría mantenerlo, porque quiero que tenga siempre este buen aspecto que luce hoy en día.
¿Cuáles son sus prioridades para los dos próximos años?
Aunque pueda sonar redundante, mi principal prioridad es que las unidades sean las mejores, que sean lo más operativas posibles. Y que las mantengamos y preservemos en las mejores condiciones. También me gustaría, en estos dos años, o si no se pudiera, por lo menos asentar las bases, para ver que una unidad de este Regimiento es proyectada al extranjero para formar parte de una unidad de mayor entidad.
Desde el plano humano, me gustaría que los soldados de este regimiento se sientan orgullosos de estar destinados aquí, y que los ciudadanos de Astorga y sus comarcas cuando lo vean, sientan un orgullo de que este Regimiento esté afincado aquí en Astorga.
¿Qué puede usted aportar desde su experiencia al Regimiento?
Creo que puedo hacer grandes aportaciones, no ya por la edad, sino por las unidades en las que he estado destinado hasta ahora. Por fortuna para mí, y desde mi punto de vista, he podido pasar por muchos tipos de unidades, que permite tener una visión de conjunto amplia y extensa, y afrontar los problemas cada uno de la manera más adecuada posible, aportando soluciones que puedan ser válidas para mis hombres. Me gustaría asesorar a mis oficiales, sub oficiales y soldados, la mejor manera de afrontar las dificultades que se les van presentando en el día a día, tanto en el plano profesional como en el personal. Puedo echar un cable importante en todo esto.

¿Cuál ha sido el destino que más le ha marcado? ¿Por qué?
Posiblemente cuando estuve destinado en el grupo de artillería de la Brigada Paracaidista que estaba en Alcalá de Henares durante ocho años, estuve gran parte de mi vida allí. Tuve desde muy joven empleos de teniente y capitán. Fue un periodo militar muy intenso, hacíamos muchas maniobras. Yo por aquel entonces tenía mucho que aprender, y tenía muchas ganas de hacerlo bien. Allí tuve la suerte de contar tanto con cuadros de mando como personal de tropa muy experimentados. Porque al estar en un avión, con miedo a saltar y ver las caras de los chavales que van a saltar contigo, es algo que no olvidas, el miedo une mucho. Allí aprendí lo que significaban los “valores militares o castrenses”, como la disciplina, el espíritu de sacrificio, el de servicio, la lealtad, el compañerismo, esos valores son difíciles de explicar para cualquier persona. Pero si no lo has conocido, no lo has padecido, son difíciles de explicar, debes conocerlos, sentirlos y se transmiten en determinados momentos. Por eso quizá el oficio de soldado lo aprendí a lo largo de esos ochos años.
Estuvo destinado en Estrasburgo, ¿cómo fue la experiencia en el cuerpo del Ejército Europeo?
Una experiencia muy buena. El Ejército español, al estar integrada en la OTAN, tiene una serie de plazas asignadas para oficiales y tropa. El Cuerpo del Ejército Europeo lo forman Francia, Alemania, Bégica, Luxemburgo, España y últimamente Polonia. En Estrasburgo es donde hay más personal español destinado, solicité la plaza de comandante, y como cumplía con los requisitos, y exigían hablar francés e inglés, me cogieron. Estuve tres años muy buenos, y resultó una gran experiencia, que creo que deberían probar todos los oficiales y suboficiales.
¿En qué misiones ha participado en el exterior?
Estuve seis meses en Bosnia en 1998, formando parte dentro de la rama logística en una división francesa llamada Salamandre, entonces ya hablaba francés y allí me conciencié de que tenía que estudiar inglés. Mi misión era controlar los transportes y movimientos de convoyes dentro de la zona de acción de esa división, porque el terreno de Bosnia y Herzegovina estaba dividida en tres partes: una estadounidense, una inglesa y una francesa.
En 2005 estuve cinco meses en Afganistán, en el cuartel general internacional ISAF HQ de la OTAN, de apoyo. Allí estuve en una rama en la que me relacionaba con ONGs, organizaciones internacionales y fue muy instructivo aquél destino.
En 2015 estuve en Mali en el Cuartel General de Bamako, mi trabajo era mentorización, consistía en asesorar a militares de alto rango del ejército maliense a desarrollar los documentos de organización de sus ejércitos. Ayudar a modernizar sus estructuras de control.
¿En qué tipo de misiones actúa la artillería?
La misión tradicional es apoyar y proteger las acciones desarrolladas por unidades de combate. Básicamente, lo que hacemos es batir, empleando nuestros obuses y cañones a los ejércitos enemigos, antes de que otras unidades inicien sus movimientos. Primero preparan el terreno las fuerzas de entrada inicial que facilitan el ámbito para las demás unidades. Tenemos unidades de artillería con otros medios como radares, plataformas aéreas no tripuladas y sensores que complementan la misión y proporcionan información muy válida para todo tipo de unidades.
¿Cómo transcurre el día a día en el cuartel?
Muy intenso. Hacemos unos programas de instrucción muy detallados, en los cuales procuramos optimizar los recursos. No tenemos un momento de respiro. El día se pasa en un abrir y cerrar de ojos.
¿Cómo se puede conciliar la vida familiar y la vida militar?
Tengo a mi mujer y mis dos hijos viviendo en Madrid. Por el mometno no puedo traerlos a Astorga, porque el mayor está estudiando 2º en la universidad, y no quiero plantear traerle. El pequeño hace 3º de la ESO, ya le he cambiado muchas veces, un año en Estrasburgo y de vuelta a Madrid, luego tres años en Pontevedra, y de vuelta a Alcalá, les afectan los cambios, y no debo cambiarle más. De todas formas en periodos de vacaciones pienso traérmelos, si no hay nada que me lo impida estaremos aquí en verano, para disfrutar de Astures y Romanos.
Mantecadas y chocolate, ¿sí o no?
Sí, claro (sin duda). Cuando he estado por aquí, antes de venir destinado siempre nos llevábamos mantecadas, chocolate, chorizo y cecina. Todo lo típico, e incluso los artículos del Val de San Lorenzo, que alguna cosa comprábamos.