De raíces astorganas y nacida en Oviedo, la base-escolta Ángela Salvadores, de 24 años, es uno de los grandes nombres del baloncesto femenino en España. Su abuelo paterno es de Castrillo de los Polvazares y su abuela paterna de Val de San Lorenzo y viven en Astorga donde se criaron su padre y sus tíos. Comenzó a jugar baloncesto con 4 o 5 años en el colegio Maristas de León y con 14 años se fue a Barcelona al centro de alto rendimiento Siglo XXI para trabajar con sus compañeras de la selección española. Cursó la universidad en Estados Unidos y con 19 años volvió a Europa donde ha jugado desde entonces en España, Hungría, Italia y Turquía.
El pasado 2017 recibió un reconocimiento y la Medalla del Bimilenario de Astorga de parte del Ayuntamiento de la ciudad, año en el que fue considerada como la mejor jugadora mundial sub-17 y en 2019 fue ojeada para la NBA femenina (WNBA, por sus siglas en inglés). En esta entrevista conocemos un poco más la trayectoria de Ángela Salvadores y la relación que le une a Astorga.
Pregunta: ¿Cuándo supiste que querías dedicarte al baloncesto?
Respuesta: Más que saber eso, creo que fue cuando tuve que tomar la decisión de ir a Barcelona, al Siglo XXI. Si me iba, era porque quería dedicarme a esto, sino no me iba, porque era mucho esfuerzo para mí, ya que estaba muy lejos y era muy pequeña. En ese momento me dije “voy”, tomé la decisión de querer ser profesional en ese momento. Cuando me voy de casa, dejo mi familia y todo aquí y me voy a 800 kilómetros, era un esfuerzo muy grande. Es cuando dije “ahora vamos con todo a por ello”.
P: ¿Qué sentiste cuando recibiste la Medalla del Bimilenario de Astorga?
R: Me hizo muchísima ilusión. Me acuerdo que vinieron mis abuelos conmigo al ayuntamiento a recibirla y fue especial, sobre todo para mis abuelos que son de allí. Fue muy importante para mí, pero fue especial que ellos pudieran venir conmigo y ver que en Astorga se me valora y que a pesar de no vivir allí, me tienen en cuenta. Que ellos se emocionaran con ello, fue importante para mí y la tengo aquí en casa bien guardada porque fue un momento especial.
P: ¿Cómo es tu relación actualmente con Astorga?
R: Este año estuve jugando en Estambul, así que durante la temporada no puedo ir porque no tengo días libres y he estado viviendo en otros sitios, incluso en otro país. Ahora, por ejemplo, que ya se acabó mi temporada, sí que voy bastante a ver a mis abuelos, a ver al Atlético Astorga, que me gusta mucho ir a verlo. Cuando estoy en casa, en León, voy a menudo, conozco perfectamente Astorga.
P:¿Qué es para ti el baloncesto?
R: Ahora mismo es mi trabajo, dicho así fríamente. Sí que es algo especial para mí. Aunque ahora lo veo de manera diferente a cuando era pequeña, sigue siendo algo especial. No me cuesta ir a entrenar, porque me encanta. Lo que sí me cuesta es irme de casa, lo que supone ser deportista profesional. Pero me encanta, además, es una cosa que nos gusta mucho a toda mi familia, es algo que compartimos y es muy nuestro, lo tenemos muy interiorizado.
P: En 2019 fuiste elegida por Los Angeles Sparks de la WNBA, pero al final no pudo ser, ¿cómo son las perspectivas en este momento?
R: El momento fue muy especial. Recuerdo que era a las 3 de la mañana y lo estaba siguiendo desde la cama, por el móvil, porque no se puede ver en la tele y no sabía si me iban a elegir o no. La verdad que me enteré al mismo tiempo que el resto del mundo. De hecho, me escribió una amiga de Estados Unidos diciéndome que me había elegido Los Ángeles Sparks, pero yo todavía no lo sabía.
Ese fue un momento especial porque en ese momento, yo era la octava española en toda la historia en ser rastreada por la NBA, ahora creo han rastreado alguna más y seremos 11 o 12. En la actualidad sigue siendo uno de mis objetivos, pero es muy difícil porque hay muy pocos equipos en la WNBA. Al contrario que en la liga masculina, donde hay muchos equipos y plantillas muy largas, en la femenina hay plantillas más cortas y menos equipos, por lo que es muy difícil siendo extranjera poder jugar allí. Además, hay que tener en cuenta la situación provocada por el coronavirus que canceló la pasada temporada y que complicó mucho en esta el tema de viajar, de conseguir visados… Estos dos años años ha sido un poco más difícil para las extranjeras, hay muy pocas europeas que vayan ahora mismo.
Para mí sigue siendo uno de los objetivos principales, lo intenté este año, por diferentes motivos, entre ellos la pandemia, el hecho de que al no haber afición se ingresa menos dinero, no salió. Lo tengo en mente e intentaré ir a la WNBA.
P: En los últimos años has jugado fuera de España, esta temporada en Turquía con el Besiktas, ¿cómo es la experiencia en el baloncesto internacional? ¿Cómo viviste allí? ¿Qué diferencias encuentras con los equipos españoles?
R: Al principio Turquía fue un shock cultural, Estambul es una ciudad de 17 millones de personas, es otro mundo, además culturalmente porque son musulmanes y está todo lleno de mezquitas, por lo que se oyen los rezos. Es muy diferente, pero me encantó, Estambul es un sitio que se ha quedado para mí muy especial a nivel personal y profesional. Le tengo muchísimo cariño, y claro, a nivel profesional me fue muy bien, así que me quedan muy buenos recuerdos y de la gente con la que estuve que me ayudaron muchísimo. Sí que es cierto que se complicaba porque había mucha gente que no hablaba inglés, en mi equipo había compañeras que no hablaban, ni siquiera el fisio hablaba inglés… Para un deportista si el fisio no habla inglés, se complica porque ya tienes que buscar a una compañera que traduzca. Para comunicarme a veces tenía que pedir a alguna compañera que intermediase.
Por lo demás, fue una experiencia increíble y estoy encantada de haber estado allí. En cuanto al balonces, Turquía está lleno de estadounidenses, de la WNBA, y España no. En España se juega más táctico y allí hay mucha calidad de uno contra uno en las jugadoras, es más libre, más divertido en mi opinión (risas). Y se juega también a más puntos, la principal diferencia es el nivel de las extranjeras.
P: Se rumorea que podrías volver a España, concretamente al Valencia Basket, ¿cuánto hay de cierto en eso?
R: (Risas) Todavía no puedo hablar del tema, pero hay muchas posibilidades de que vuelva a España.
P: ¿De qué momento de tu carrera estás más orgullosa? Ese momento que volverías a ver una y otra vez.
R: Este año, en general, esta temporada. Para mí ha sido una temporada muy importante, estuve trabajando muy duro en verano porque sabía que lo tenía que hacer bien, así que yo misma me puse mucha presión para dar un salto de calidad en mi carrera y haberlo conseguido, no es fácil. Porque una cosa es decirlo y otra muy distinta es irte sola a Estambul, en medio de una pandemia y la presión que me puse de no tener margen de error y hacerlo. Estoy muy orgullosa de eso.
P: ¿Cómo ha sido la situación deportiva en Turquía durante la pandemia?
R: Cuando llegué Turquía estaba mejor que en España, pero en noviembre cerraron toda la hostelería al 100% y solo se podía pedir a domicilio. Estuvieron así hasta principios de marzo y los fines de semana confinamiento total para las personas, de viernes por la tarde a lunes por la mañana, solo se podía salir para ir a comprar y a pie, no en coche.
Nosotras jugamos sin gente en los partidos, nos hacían test antes de cada partido e incluso dos y tres veces por semana. Teníamos un permiso, por si de camino al pabellón nos paraba la policía. Pero no tuvimos público, hacia el final se podían ver a la directiva y a algún familiar en las gradas. Además, el Besiktas es un club con muchísima afición y que el pabellón se llenaría en circunstancias normales, pero este año no pudo ser.
P: ¿Y el momento más duro, más difícil, en tu carrera?
R: Cuando salí del Sopron (Hungría). Cosas del deporte profesional, me trataron muy mal, me falló gente en la que confiaba al cien por cien. Al final, en el deporte no somos personas, somos objetos y si tengo que elegir un momento, elijo ese.
P: ¿Qué es lo que más te gusta de la posición en la que juegas?
R: Meter puntos (risas), está claro. Me gusta dar asistencias, llevo dos años jugando de base, y antes solo jugaba de escolta y ahora de base, entonces dar asistencias también me gusta, pero me quedo con lo de meter puntos.
P: ¿Qué le pides al futuro?
R: ¿A qué futuro? (risas) A nivel profesional, diría no lesionarme, es lo único que importa. Hay muchas cosas en el deporte que no dependen de mí o de las jugadoras, sino de las decisiones de otros. En eso no me fijo, pero si tengo que pedir algo, es no tener lesiones, tener salud, con eso me doy por satisfecha.