Como en los partidos de fútbol, existe una pequeña cantidad de tiempo en el que el árbitro permite jugar porque no ha sentenciado el final del encuentro. Así se está viviendo en la Diputación de León el tema de recuentos; así pasó en el Ayuntamiento de León donde el PSOE pasó a ser ganador en detrimento de Vox; así está pasando en Astorga con dos papeletas del pequeño grupo de ellas que la jueza de Astorga no se ha atrevido a dictaminar y que darían al Partido Popular el gobierno de la ciudad para mejor gloria del alcalde honorífico y puede que de regreso, Juan José Alonso Perandones, con el permiso de los comunistas, claro.
Pronto iremos sabiendo el final del partido y su resultado. Nosotros a todos les deseamos suerte, sin líneas rojas, a todos, salvo a los que hayan sido oposición irresponsable, destructiva, corrosiva y ahora quieran dar lecciones de democracia cuando huelen un poco el poder y la gestión. A esos que cuando han gobernado alguna vez algo, no han sabido gestionar y los han tenido que echar con agua hirviendo en forma de abandono de la ciudadanía, hastiada de sus medidas populistas y dicharacheras pero carentes de crear empleo, a no ser público, y desmontar con ideas inverosímiles lo que ha funcionado bien, pero eso no lo van a reconocer jamás.
Desde la misma Junta de Castilla y León al municipio más pequeño y remoto de esta inmensa región, la más grande de Europa, se dice pronto, es hora de pactos, de recuentos y de decisiones. Sabíamos que el fin de las mayorías absolutas había terminado en la anterior legislatura en la generalidad de la Comunidad. El bipartidismo, del cual se obtiene estabilidad de gobiernos, pero también falta de posturas más plurales, murió. Por desgracia, algunos seguimos creyendo que era el mejor tablero político en el que dilucidar la gestión pública. Ahora, los que lo criticaban sabrán lo que es tener que estar sometidos a chantajes de terceras o cuartas fuerzas. Total, la ronda va por nuestra cuenta.
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