Emanuel d’Astorga, el músico barroco que recuperó la razón en la bimilenaria

La desgracia familiar, una depresión y la bondad de una princesa llevaron a este siciliano de ascendencia española a pasar varios años de su adolescencia en un convento astorgano, donde recibió una exquisita formación musical que le convirtió en el gran músico que, años después, y adoptado el nombre de la ciudad como apellido, compondría varias obras de fama internacional

Maestro de la escuela hispano-napolitana fue el autor del Stabat Mater, una obra tan bella como poco conocida, de la que el pasado mes de marzo se realizaba en la Catedral de Granada una de sus pocas interpretaciones en tiempos modernos en España. El Stabat Mater fue compuesto en 1707. Dos años después, en 1709, d’Astorga estrenó en Barcelona la ópera Dafne. También han llegado hasta nuestros días algunas de sus cantatas de cámara.

Pero no solo su obra es en la actualidad poco conocida. De la vida de este italiano de ascendencia española, que adoptó el nombre de Astorga como apellido, tampoco se sabe mucho. ¿Por qué d’Astorga?

Emanuel  (o Emanuele) d’Astorga nació en 1680  en Augusta, Sicilia. De acuerdo con Hans Volkmann, que en 1911 publicó la mejor biografía hasta la fecha del músico, su padre fue un barón de Sicilia que tomó parte activa en el intento de deshacerse del por entonces ‘yugo español’ sobre la isla, pero fue traicionado por sus propios soldados y públicamente ejecutado.

Su esposa y su hijo fueron obligados a ser espectadores de su destino. Tal fue el efecto de la ejecución sobre su madre que al parecer murió en el acto. El hijo, Emanuel, entonces un adolescente, cayó en una profunda depresión, prácticamente “perdió la razón”, según Volkmann. Gracias a la princesa de Ursini, el  joven fue trasladado al monasterio de San Dictino, en Astorga, donde los cuidados de los monjes hicieron que se recuperase, al tiempo que completaba un educación musical que había iniciado en Palermo con Francesco Scarlatti. “En Astorga recuperó su salud y sus admirables talentos musicales fueron cultivados bajo los mejores maestros”, afirma Volkmann.

¿Agradecimiento?, ¿un intento de esconder su trágico pasado?, ¿simplemente un nombre original? El caso es que cuando el joven salió del convento, en torno a los 20 años, adoptó el que sería el apellido por el que el mundo entero le conocería años después: D’Astorga. Incluso en algunos escritos se le conoce como “barón de Astorga”.

En 1703 habría entrado al servicio del Duque de Palma, si bien esto no se puede afirmar con rotundidad. Igualmente es poco fiable la historia de que el duque, ante la sospecha de una relación amorosa entre su sobrina Isabel de Farnesio y Astorga, expulsó al músico de su palacio. 

Admirado por los ‘románticos’

A partir de ahí comienzan una serie de andanzas que posteriormente captan la atención de los artistas decimonónicos, quienes lo admiraron como una figura adelantada a su tiempo y un precursor de los ideales del Romanticismo. Tanto es así que dichas andanzas fueron recogidas en varias novelas e, incluso, en una ópera, compuesta en 1866 por Johann Joseph Abert.

Así se habría establecido en  en Roma, donde trabó amistad con Sebastiano Biancardi, quien se convirtió en su principal libretista, para después trasladarse a Génova, donde sería atracado por su propio sirviente; para recaudar fondos, compuso la ópera Dafne. El archiduque Carlos, pretendiente al trono de España en la Guerra de Sucesión, habría escuchado esta pastoral en Génova y decidió convertirse en mecenas del músico, llevándole en 1709 a su corte en Barcelona, donde se resentó la ópera con gran éxito.

Tras la coronación de Carlos como emperador, Emanuel d’Astorga se trasladó a Viena, donde permaneció hasta 1714, cuando huyó a Sicilia acuciado por las deudas contraídas durante su estancia en Austria. En 1717, contrajo matrimonio con una mujer veinte años más joven que él, con la que tuvo tres hijas; sin embargo, al poco tiempo las abandonó y se marchó de casa para no volver jamás.

Posteriormente, estuvo en Lisboa y, tal y como señalan las crónicas, pasó también una temporada en Londres y, más tarde, en Bohemia. D’Astorga habría muerto en Madrid en 1757, según un manuscrito en la colección Santini en Münster.

Esta aura legendaria que envolvió la figura de Astorga benefició a sus propias obras, pues fueron muy conocidas e interpretadas hasta finales del siglo XIX. Tal fue el caso de su Stabat Mater, que tras gozar de una enorme popularidad durante más de 150 años, acabó cayendo en el olvido a principios del siglo XX.

El Monasterio de San Dictino de Astorga

El monasterio astorgano donde el músico pasó parte de su adolescencia fue fundado por el obispo Dictino a principios del siglo IV como monasterio dúplice. En el siglo X fue restaurado por el obispo Fortis para ser abandonado 200 años después. Fue refundado en el siglo XV por el marqués de Astorga Pedro Álvarez Osorio como convento de dominicos. En 1810, durante la guerra de independencia contra los franceses fue incendiado. Sobre sus ruinas se edificó después la actual iglesia de Puerta de Rey, en la  plaza de Santo Domingo.

 

 

 

 

Print Friendly, PDF & Email

Un comentario en “Emanuel d’Astorga, el músico barroco que recuperó la razón en la bimilenaria

  1. ¿¿cómo es posible que en astorga no haya alguna referencia a este personaje??

    Desde luego su vida no puede calificarse como un bálsamo de aceite precisamente.

Los comentarios están cerrados.