S.Gallo/ ICAL Dio sus primeros pasos hace ahora una década y en este tiempo se ha convertido en uno de los vinos más demandados y conocidos en la provincia de León, como corroboran los propios hosteleros, cada vez más interesados en contar con ‘Impresiones’ entre sus existencias para dar servicio a los clientes. Pero este vino, que nació “por una musa, por amor, por las mujeres y por la gente joven” y con una producción inicial de 2.000 litros, prevé para este año una cosecha de 200.000 litros para cubrir la creciente demanda de los últimos años.
El enólogo David Mateos fue el creador de este vino que quería que fuese “dulce, blanco y que abarcase al sector de la mujer y de los jóvenes, que no tienen nuestra cultura”, reconoce. De hecho, y teniendo en cuenta que a su mujer, pese a trabajar en este mismo sector, no le gusta el vino, la idea surgió con la intención de elaborar un caldo que resultara de su agrado. “Así salió ‘Impresiones’, porque cuando lo probó dijo que estaba impresionante, y así lo registramos”, explica.
Fue pues cómo se elaboró la primera botella con la cosecha de 2004, un vino que fue “un experimento” que dio como resultado una producción de 2.000 botellas. “Las primeras botellas ni se llegaron a etiquetar”, puntualiza Aitor Rey, de la bodega Los Palomares, porque se repartieron entre amigos y conocidos. Desde entonces, y dada la creciente aceptación, la producción también ha ido en aumento, este año en casi un 38 por ciento respecto al año pasado, cuando se produjeron 145.000 litros de ‘Impresiones’.
“En 2004 fueron 2.000 litros, un año más tarde fueron 5.000 y en 2007 y 2008 fue cuando todo se disparó hasta alcanzar los 145.000 litros el año pasado”, dice orgulloso Mateos, que reconoce que de ellos tan solo quedan 11.000 para su venta en las próximas semanas. “La leyenda de ‘Impresiones’ es la de un vino muy rico que se acaba, que se ha agotado todos los años y estamos intentando ajustar, porque no es conveniente que sobre ni que falte”, señala.
La elaboración comienza desde el mosto que en el caso de Los Palomares era de producción propia “hasta hace cuatro días”, peroe la amplia demanda del vino ha obligado a “salir fuera” de la zona, incluso en otros lugares de Castilla y León. Aunque la bodega está incrementando la plantación “llega un momento que hay que salir fuera a buscarlo” para almacenarlo. “El proceso continuo de 200.000 litros, nos desbordaría, así que almacenamos el mosto a cero grados”, explica Mateos.
El objetivo de la bodega es poder “cerrar el círculo”, algo que permite controlar de mejor manera la calidad del producto. “Si produces, elaboras y comercializas, estás cerrando el círculo”, aclara el enólogo, que puntualiza que las zonas en las que más mosto se adquiere es en la zona de Rueda (Valladolid), auque también en otras instalaciones de la zona de Valdevimbre o de Gordoncillo, en la provincia de León. “No tenemos una zona concreta, nos basamos en la calidad de la uva y para ello miramos mucho la materia prima, que es lo principal para la calidad, porque hay gente que tiene muchas hectáreas de viñedo, pero que no las cuidan como a nosotros nos gustaría”, añade Aitor Rey.
Una vez que se tiene la uva, el proceso es “muy tecnológico” porque un vino “se hace solo”, pero hacer el vino que se desea “requiere marcar las pautas, no hay que dejar nada a la suerte o a la aventura” y para hacer ‘Impresiones’ se requieren “ganas de ‘Impresiones’, si no, no sale”, señala Mateos. “El mosto tiene que estar muy limpio, lo almacenamos a cero grados y es como el cristal, y no utilizamos química ninguna, sino lo que la naturaleza nos da”, explica.
También se requieren unas condiciones de temperatura de fermentación para mantener los aromas y también la nutrición es “un punto importante”. Especial atención se presta a la curva de fermentación, que tiene que ir “bajando paulatinamente” para, en un momento concreto someter al vino “a un estrés térmico de 14 a menos cinco grados centígrados”. ‘Impresiones’ es un vino “de instante justo y momento preciso” y que requiere de detener el producto “en el instante justo” en un proceso “muy laborioso” siempre “en equipo”.
Este proceso supone un gasto energético “importante” por lo que los impulsores del producto entienden que el precio de ‘Impresiones’ es “un regalo para lo que hay detrás”, y recuerdan que los depósitos “son especiales” así como otros parámetros como el gasto energético que supone el cambio brusco de temperatura, el gasto de productos que “no es igual que elaborar un vino normal” o el gasto en diseño, que también es un factor determinante en la construcción de lo que es ya una marca. “Ese mismo vino hecho en Francia, Cataluña o La Rioja no lo encuentras por menos de seis euros la botella”, inciden.
Resultado óptimo
David Mateos reconoce que el resultado de ‘Impresiones’ ha conseguido “superar el vino que tenía en la cabeza” y dar unos resultados que “abruman por cómo la gente pide este producto”, insiste. “El secreto está en que un grupo de mujeres o de chicos piden este producto en un establecimiento, y si no lo tienen, se van”, se felicita, lo que está llevando a los hosteleros a preocuparse cada vez más de contar con este producto.
“Todos los años hemos ido ajustando para no desabastecer a los supermercados y este año pensamos hacer los 200.000 litros porque vemos la posibilidad de más uva y más mosto”.
Nuevos productos
Mateos ya tiene en la cabeza un nuevo proyecto que bajo el nombre de ‘Rosadillo’ quiere poner en práctica próximamente a partir de una elaboración tradicional en la zona para consumo particular que se llama ‘Tostadillo’, un vino dulce natural de uvas deshidratadas. “No sé lo que va a salir ni cómo lo va a aceptar el mercado”, dice Mateos, que insiste en que es “lo que veo en la zona”, con rosados madreados.
También, se está planteando la posibilidad de repetir la experiencia de ‘Impresiones Cueva’, del que ya se hicieron 1.300 botellas con un enorme éxito, un vino “diferente”, que requiere de un proceso manual mucho más complejo y que se diferencia en “la fuerza” para dar como resultado un vino que “no es cava ni champán, pero las características son similares, pero verdejo y dulce”. Es como ‘Impresiones’ pero “con carbónico, aunque no añadido, sino de parada de fermentación, que es lo importante”, matiza Mateos.
Exportación
Las peticiones de ‘Impresiones’ fuera de las fronteras provinciales han ido en aumento, por lo que también se ha iniciado un proceso de exportación, por el momento reducido a unas 50 cajas. “Estamos intentando no colocar todos los huevos en la misma cesta, y aunque de momento está el mercado local de todos los productos, se está haciendo un esfuerzo en el mercado nacional e internacional”. En España hay distribución “pequeña” en lugares como Sevilla o Barcelona.
A nivel mundial se está llegando sobre todo a California, mientras que en Europa las incursiones se están haciendo en Alemania e Inglaterra. Para California salió el primer lote “poco después de Navidad”, mientras que en el mercado anglosajón se es consciente de que se requiere “mucha producción”, si bien en el mercado europeo “son consumidores puntuales, no de cantidad, pero sí de excelencia de calidad, y lo están pidiendo”, señalan.
También la web está funcionando de manera importante y creciente. En lo que al mercado local, el consumo se centra en los establecimientos, si bien en la bodega hay “un peregrinaje bestial” para la venta directa. “El 70 por ciento de la producción corresponde a la distribución y a la gran superficie, pero el resto es gente que viene a comprar a la bodega o a través de la página web, que se está pidiendo mucho”, reconoce Mateos.