Asentado en Otero de Escarpizo (Villaobispo de Otero) se halla el último monumento civil del siglo XVI en La Cepeda. En los terrenos que otrora fueron de los señores de Escarpizo y de los Pernía se alza el conocido como Torreón de los Pernía. En la actualidad es un centro etnográfico que conserva una colección de elementos de la vida de los pueblos cepedanos antes de la llegada de la maquinaria motorizada. Sin embargo, antes de eso fue una de las construcciones civiles más respetadas de la comaca.
“Antonio Álvarez de Escarpizo, primer señor de Escarpizo, compró los terrenos donde hoy se asienta el Torreón y los colindantes. Testimonios fidedignos recopilados por Manuel Arias en su libro ‘Los Escarpizo Pernía, Señores de Otero’ apuntan que ya en 1590 el señor habria encargado las rejas para su casa palacio en Otero de Escarpizo. Los documentos hablan de las especificaciones de construcción y características de las varas, lo que nos da a entender que ya había una construcción a finales del siglo XVI en Otero”, explica Benito Escarpizo. El artista cepedano ha sido uno de los grandes impulsores de la rehabilitación del torreón y fue director del Museo Etnográfico durante cinco años, por lo que está plenamente familiarizado con la historia del Torreón y su andadura hasta llegar a los que es en la actualidad.
“Antonio Álvarez de Escarpizo era hijo de unos escribanos de Revilla (en Villamejil) y tenía mucha relación con Felipe II y la Familia Real, lo que eventualmente le permitió comprar el señorío que ocuparía no solo Otero, sino La Carrera y parte de Villaobispo”, relata Escarpizo. Hay que considerar que la Cepeda formaba parte del marquesado y obispado de Astorga, pero los Escarpizo se asentaron en esta su franja del mundo. A la muerte de los herederos de Escarpizo, “cuatro Álvarez de Escarpizo que vivieron en Otero”, pasó a formar parte del patrimonio de los Pernía, Gómez de Pernía, que lo heredaron por matimonio. Benito Escarpizo me cuenta que fue doña Inés la última Escarpizo en habitar el Torreón y se casó con un Pernía, que vivían en Astorga, detrás del Ayuntamiento.
Los Pernía mantuvieron la casa hasta que doña María de la Pernía y Pernía fue la última dueña y acabó donando la casa a las monjas de la Milagrosa, que eventualmente vendieron el terreno a un particular. Fue la desidia y no la antigüedad la que acabó pasando factura al monumento y desgastando lo que antaño fue una magnífica construcción civil barroca. El Torreón de Otero necesitaba una rehabilitación urgente y fueron cuatro pioneros los que pusieron toda la carne en el asador para que no desapareciera.
Una década luchando por su rehabilitación
En 1996 se fundaron las Jornadas Culturales de la Cepeda, una asociación de carácter cultural que cada año organizaba, como reza su nombre, unos encuentros en distintos pueblos cepedanos que atrajeron a relevantes personajes de las letras, la música y la cultura. “Un grupo de entusiastas, entre los que me incluyo, veíamos que es el único testimonio de arquitectura civil del siglo XVI que queda en La Cepeda. Sabíamos que el entusiasmo no era suficiente, se necesitaba dinero para su rehabilitación, por lo que fundamos la asociación cultural de la que formábamos parte Antonio Natal, María Beirán, Adela Fernández, Martín Martínez y yo mismo”, recuerda el artista.
Las jornadas culturales, inauguradas en 1996 se prolongaron casi una década y durante esos años, la asociación invitaba personalidades del mundo de las artes para dar a conocer la existencia del Torreón y su necesaria rehabilitación. Recuerda Escarpizo sus primeros encuentros con los políticos de la época, siendo Domingo García Prieto alcalde de Villaobispo acudieron junto a él a encontrarse con el presidente de la Diputación de León, Antonio Díez y Díez, para pedirle ayuda para que el ayuntamiento pudiese adquirir el edificio y el terreno que se encontraba ya en manos privadas. Cambió la legislatura en el Ayuntamiento de Villaobispo y al frente del consistorio estuvo Joaquín Llamas “con quien hicimos un equipo fuerte de empuje”. “Cada año nombrábamos un Cepedano del Año, no solo entre personalidades de las artes, sino también pensando en política, en conseguir la recuperación y rehabilitación del Torreón. Desde la primera jornada -realizada en Villameca, Sueros y Villaobispo- hice una recogida de firmas pensando en denunciar que el Torreón estaba en situación de ruina, en manos particulares, me encargué de que hubiera gente que diera un matiz reivindicativo”, ríe con sus recuerdos Benito Escarpizo.
El artista también recuerda el homenaje a Eugenio de Nora, fallecido el pasado 2018 a los 94 años, quien participó de los encuentros hasta que su salud se lo permitió, así como la dedicación de las jornadas a Antonio Pereira, Concha Casado, Juan Pedro Aparicio, Ángel González Álvarez, Alfonso García, José María Merino, Santiago Bolaños y Rogelio Blanco quienes, entre otros, participaban en las jornadas por los pueblos. “Estábamos en sitios bastante precarios, aunque tampoco importaba mucho, porque en agosto hace buen tiempo y se puede estar en la calle. También participaron algunos personajes de la vida pública como Victonio Gonzalez Ochoa que ayudaron bastante”, recuerda. “También fue gracias a los periodistas y personajes públicos que se dio a conocer el Torreón durante las Jornadas, recuerdo que Maite Almanza siempre buscaba algo nuevo que contar y dar visibilidad, así como Enrique Ramos y otros comunicadores de Astorga y la provincia.
La rehabilitación, tras la aprobación de compra por el ayuntamiento de Villaobispo, comenzó en 2005, casi una década después de los primeros intentos de recuperación por parte de la asociación cultural. Benito Escarpizo también recuerda que el senador por León Luis Aznar “apadrinó el proyecto de un pueblo y de conservación de La Cepeda. Gracias a los periodistas, a Alfonso García del Instituto Leonés de Cultura y Luis Aznar conseguimos que el Ministerio de Fomento pusiera su granito de arena para su rehabilitación”.
El edificio cuenta con una planta baja dedicada a la arqueología de los castros cepedanos, con restos de piezas de cerámica, hierro y bronce que se han ido encontrando los habitantes del entorno de Otero. En el hall de entrada y la escalera hay una sala polivalente dedicada a la comarca y la provincia donde se exponen las colecciones temporales que acoge el museo. Asimismo hay una cocina de humo cepedana tradicional, “en la cocina era donde se hacía la vida”, señala Escarpizo.
En la planta superior se encuentra la gran nave de etnografía que recoge aperos y últiles de la época, así como una pequeña biblioteca gracias a la colaboración de personalidades que a lo largo de los años han donado textos al museo. También en la planta superior hay otra pequeña sala de documentalismo, que contiene textos sobre legislación, ayuntamientos, impuestos, de documentos antiguos de la iglesa, bulas en Semana Santa, “son los ritos que han marcado la vida en los pueblos”. En el exterior se encuentra la huerta amurallada en la que se organizan múltiples actividades, reuniones, fiestas -se han llegado a celebrar eventos como bodas y bautizos- y exposiciones de escultura al aire libre.
Arquitectura tradicional
En la actualidad el Torreón se encuentra rehabilitado en su totalidad, a pesar de que con los años de abandono llegó a derrumbarse gran parte de la estructura original. Sin embargo quedaron en pie “los elementos importantes”, destaca Escarpizo: el torreón y la fachada principal que luce los escudos de armas de Escarpizo y de Pernía. “Es una casa torre de las que incluso ya en esa época, a finales del siglo XVI, se hacían pocas, como dice Manuel Arias, porque se hacían más tipo palacetes, a imitación de la corte”, apunta el artista cepedano.
Tiene una nave principal con dos plantas de 18×6,5 metros y el torreón con los escudos de Álvarez de Escarpizo y su esposa. “En la fachada del lienzo grande está el escudo de los Pernía, que parece ser posterior a la toma de posesión de la familia. También tiene un huerto de algo más de 700 metros cuadrados y se encuentra amurallado en el castro de Otero, en la parte más alta del pueblo”, señala Benito Escarpizo.
La capilla, renacentista, llamada popularmente de los Pernía, tenía puerta de acceso independiente de la parroquia, aunque actualmente forman un todo. En el interior alberga un retablo manierista del siglo XVI, con pinturas y dos lápidas funerarias. Bajo una de ellas fue enterrado, en 1599, Antonio Álvarez Escarpizo, el primer señor de la villa. La bóveda ha sido pintada recientemente de un alegórico azul cielo. En una capilla lateral luce la Virgen del Rosario. “El espacio no es muy amplio, pero
Vida de los pueblos en La Cepeda
En la actualidad el Torreón de Pernía acoge una importante colección etnográfica en su interior. Una muestra de las formas de vida y cultura popular de los pueblos de la Cepeda baja entre las décadas de los 40 y los 60 del siglo XX. El 18 de agosto de 2006 se inauguró el Centro Cultural de Otero de Escarpizo con una amplia colección que comprende alrededor de 620 piezas etnográficas recopiladas por Benito Escarpizo a lo largo de los años. “Para mí lo más importante es la cultura de las comarcas, el testimonio de las gentes que vivieron en La Cepeda. Los enseres proceden de las décadas que precedieron a la aparición del tractor, la única máquina que hay en la colección es una aventadora, manual, que separa el grano de la paja”, explica Escarpizo.
Benito Escarpizo fue director del Torreón durante cinco años y en la actualidad es la alcaldía de Villaobispo de Otero la gestora de la dirección del museo. “El Torreón está abierto para todo el mundo que lo quiera visitar. En los últimos años, además de la excelente exposición permanente, hemos recibido exposiciones itinerantes y hemos organizado talleres enfocados a la etnografía dirigidos a mayores y pequeños. Recientemente se ha retirado la exposición ‘Naturaleza’ con la obra de 21 artistas. Queremos que la que la gente venga a Otero de Escarpizo y aproveche para conocer los pueblos que forman Villaobispo. El Torreón de Pernía es un edificio que merece la pena verlo, la exposición permanente es un aliciente, y se puede venir a disfrutar y conocer Sopeña y su puente, su playa, la naturaleza que rodea este municipio. Queremos que la gente lo conozca, está muy cerca de Astorga y es un sitio estupendo para vivir”, señala María Teresa García, alcaldesa de Villaobispo.
En la actualidad el Torreón cuenta con una guía, Tamara, que acompaña a los visitantes y recibe las reservas para visitar el Centro Cultural. Está abierto de martes a sábado en horario de mañana y de tarde (9:00 a 14:00 y de 16:00 a 19:00) y los domingos en horario de mañana (09:00 a 14:00 horas). “Habitualmente no es necesaria la reserva, pero ahora tenemos los aforos limitados, por lo que es más seguro llamar al Torreón y confirmar la visita”, finaliza la alcaldesa María Teresa García.
Me llamo Joaquín Llamas Redondo y no me puedo resistir sin puntualizar algunas cosas ante la lamentable injusticia que se me hace en éste articulo que además falsea la realidad.
Yo fui Alcalde de Villaobispo de Otero desde 1999 hasta 2015.
Yo negocie con Antonio Diaz para conseguir la financiación (10.000.000 de pts) para la compra de las ruinas del Palacio.
Posteriormente negocie en Madrid con los propietarios (Diligencias del Poniente) la compra de las mismas por el Ayto.
Posteriormente conseguimos el primer premio. Al proyecto de restauración del patrimonio civil que presentamos para la restauración del Palacio, del Consejo interterritorial de Camaras de Comercio.
Muchas negociaciones con la Junta de Castilla y León para conseguir como Alcalde la rehabilitación del Palacio. Hasta conseguirlo.
Posteriormente y en claro desacuerdo con algunas de las actuaciones realuzadas en el proyecto, aprovechando la subvención de Caja España y los medios propios del Ayto hicimos obras, sacando las escaleras para la zona del patio y quitando los baños del torreón.
Con nuevas subvenciones, que conseguí como Alcalde, de Caja España se acondicionó y amuebló todo su interior.
Se Creó el Patronato Torreón n de Pernia del que fui su primer Presidente, con Eugenio de Nora como Presidente de Honor.
Etc etc etc trabajando sin parar en mis años de Alcalde 1.999 – 2.015.
No pareciendome justo que se me aluda como alguien que pasó por allí. Cuando fui el máximo artifice para conseguir la compra y rehabilitación del Palacio . Mientras que otras personas se atribuyan logros que no les corresponden.
Seguramente otros/as se hubieran afanado en poner placas que les mencionaran. Nunca fue ese mi estilo.
La historia se puede escribir de muchas maneras. Pero la realidad sólo es una.