Desde el pasado 25 de Mayo muchas han sido las opiniones en medios de comunicación o redes sociales sobre los resultados “nacionales” de las elecciones europeas. Tanto se ha hablado sobre el resultado nacional que incluso algunos ciudadanos se preguntan por la calle quién será definitivamente el nuevo alcalde o concejal.
Pues bien, ahora toca hablar también de los resultados de unas elecciones que han permitido que el ciudadano tenga más poder que nunca dentro del seno de las instituciones europeas, pero nadie parece querer hablar de esto. Nadie parece querer explicar al ciudadano que la situación en las instituciones europeas se plantea complicada para poder tomar decisiones que beneficien al conjunto de la Unión. Incluso seguimos esperando conocer si finalmente será Jean-Claude Junker (candidato del Partido Popular Europeo a presidir la comisión) el nuevo Presidente de la Comisión, ya que necesita 376 votos en el Parlamento para ser ratificado. Es esta una cuestión de vital importancia para todos los países de la Unión, ya que una vez conocido el Presidente sabremos qué personas encabezarán las diferentes carteras de la Comisión, quién será el Comisario que represente a España y qué cartera encabezará. Pero… ¿Cuántos ciudadanos son conocedores de esta situación?
Igualmente estamos a la espera de saber qué harán los partidos que han obtenido representación por primera vez, si deciden adscribirse a algún partido europeo existente, si deciden formar uno nuevo (se necesitan 25 escaños y representar al menos a 7 países) o si deciden por otro lado permanecer entre los partidos no adscritos y por tanto simplemente utilizar el Parlamento Europeo como altavoz de sus propuestas (seguir diciendo todo lo que el ciudadano quiere escuchar sin analizar la utilidad de las palabras) pero sin interesarles lo más mínimo colaborar en el trabajo por el beneficio de los países de la Unión. Quizás sea esta última cuestión algo que pudiera ser analizado en un debate nacional, pero evidentemente a estos partidos con menor representación no les interesa hablar de estas cuestiones sino de lo que promueven, sabedores de que la falta de responsabilidades les permite manifestarse abiertamente.
En definitiva, las elecciones europeas han otorgado un mayor poder al ciudadano (desde la firma del Tratado de Lisboa), y solo el tiempo dirá si los ciudadanos hemos actuado responsablemente ante el poder que las instituciones nos han otorgado, si hemos sido responsables con nuestro derecho al voto o si por el contrario solo hemos conseguido obstaculizar el funcionamiento de una organización que nos representa a todos y donde cada día se toman más decisiones que nos afectan directamente. Esperemos que los políticos europeos, que siempre han mostrado una mayor voluntad por alcanzar acuerdos grupales que sus compañeros del ámbito nacional, puedan llegar a acuerdos conjuntos que busquen el beneficio de los ciudadanos de la Unión Europea, pero lo cierto es que el horizonte de los acuerdos europeos se muestra más incierto que nunca y ciertamente no creo que sea una buena noticia para nadie.