El regreso del vermouth leonés, ‘Guerra’ y Reserva

"Hoy, fieles a nuestra historia de innovación, devolvemos a la vida uno de los vermouths tradicionales en España y en breves días los consumidores podrán disfrutar de unos de los primeros vermouths Reserva de Castilla y León", informa la bodega
Antiguo cartel de las bebidas Guerra. A la derecha, el vermouth (Foto: Guerra)

EBD Bodegas Guerra, ubicadas en el Bierzo,  incorporó  a principio de siglo XX a su catálogo de bebidas el Vermouth Guerra, cuya fórmula y modo de elaboración ha mantenido hasta la actualidad. “El proceso que utilizamos hoy en día se mantiene prácticamente sin cambios desde principios del siglo XX. Vermouth Guerra se hace exclusivamente con vino elaborado a partir de nuestras variedades autóctonas y la adicción de los ingredientes se efectúa por macerado de plantas y hierbas. Unas en soluciones hidroalcohólicas y otras por destilación”, afirma la empresa.
El vermouth está compuesto por más de 40 extractos de hierbas, raíces, flores, especias y frutas, que por los procedimientos mencionados son incorporadas a sus mejores vinos base. La composición más común incluye clavo de Madagascar, pensamientos, frambuesa, díctamo de Creta, ajenjo, limón, raíz de lirio, árbol cascarillo, canela de Ceilán… El vino permanece en barricas entre 8 y 18 meses, madurando hasta alcanzar el bouquet que le caracteriza antes de ser embotellado.

“Hoy, fieles a nuestra historia de innovación devolvemos a la vida uno de los vermouths tradicionales en España y en breves días los consumidores podrán disfrutar de unos de los primeros Vermouths Reserva de Castilla y León”, informa la bodega.

Historia del Vermouth

Todo empezó en el Piamonte. Allí nació el Vermut a finales del siglo XVIII. La tierra, el clima y las uvas características de la región permitían producir un producto exclusivo y con una alta demanda a nivel mundial. Desde el principio la idea fue crear una bebida única de gran calidad que representara la belleza y el estilo de vida italiano, elaborando un producto suave y sofisticado, diferente a los vermouths más amargos de la época. Con esta premisa aparecieron productores con nombres míticos como “Bellardi” o “Carpano”, lamentablemente ya desaparecidos.
Su éxito en Italia fue tan grande que, alcanzando tal fama mundial, se introdujo en España en 1893. Barcelona fue la primera ciudad española que pudo disfrutar de la bebida que revolucionaría las costumbres de la sociedad barcelonesa. Tal fue la repercusión del nuevo elixir en la capital catalana
que en 1902 abrió sus puertas en la esquina del paseo de Gracia con Gran Vía, el legendario Café Torino, conocido como el palacio del Vermouth. El flamante establecimiento, obra maestra del modernismo barcelonés se convirtió rápidamente en el punto de encuentro de los turistas que visitaban la ciudad y también de la flor y nata de la burguesía catalana.

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