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Las redes sociales, en concreto los perfiles de Facebook del ciudadano belga Christian Costenoble y Sara Calleja, han sido utilizados por la familia de la ponferradina para demostrar el presunto acoso al que se vio sometida una vez terminó la relación con su novio. “Ojo por ojo, te voy a destruir la vida»; «guarra, zorra, hija de puta“, son algunos de los recados que recibió la agredida por facebook, según consta en la denuncia.
Desde hacía tres años, Sara Calleja, siempre según la versión de su hijo Elio, “Mi madre se vio envuelta en un continuo acoso”. “Perdóname, no volveré a ser celoso ni violento”, afirma Costenoble en sus mensajes. “Mi madre dejó de salir a la calle, se encerró en casa por temor”, explica Elio.
Sara Calleja nació en Ponferrada en 1963, su madre también ponferradina y su padre arquitecto vivían en la ciudad, siendo conocidos tanto en León como en la capital berciana. Calleja se casó muy joven y tuvo a su primer hijo a los 19 años y al segundo a los 24. En el 2010 se quedó sin trabajo y en ese momento de su vida se cruzó un amigo de la infancia: Christian Costenoble. La mujer había trabajado durante años en una constructora y su afición, al igual que la de su madre, era la pintura artística. Durante un tiempo cobra el paro pero luego solo le quedan una ayuda del Inem y sus ingresos de la pintura. Cuando aparece Costenoble le promete ayudarla. Tenía contactos, conocía a gente del mundo del Arte en Bruselas que la podría ayudar y ella se trasladó hasta Bélgica.
‘Mi medio limón’
Más tarde empiezan los celos, el control, los enfados injustificados, según su familia. El hijo explica que su mala situación económica le hizo aguantar más de lo que hubiera aguantado. La siguiente acuarela de Sara define bastante bien esta época.
‘Del amor al odio’
Tras una tiempo, ella rompe con él y después de sufrir presuntamente un intenso acoso, con 19 denuncias de por medio, una orden de alejamiento y prisión preventiva de nueve meses, viaja a Ibiza a a casa de su hija donde, no soportando más la presión y con deudas económicas acuciantes, decide terminar con su vida.
Por su parte Christian Costenoble niega todo lo ocurrido y, a su vez, acusa a la familia de Sara y a la prensa de “difamación”. En una de sus publicaciones de facebook se puede leer veintitres días después del suicidio: “Te pido señor, paz, alegría, fortaleza, prudencia, lucidez y sabiduría para seguir andando con optimismo y bondad, cierra a mis oídos toda falsedad y calumnia, y a mis labios palabras egoístas o que hieren y lastiman”.
Tres días antes de esa publicación: “Para aquellos babosos… aquellas víboras….y sobre todo para vosotras “hembristas”… se de quién hablo… seguro me leerán… malditas, malditos… desgraciados, desgraciadas…”
En una interesante entrevista que hace el Mundo a la jueza que llevó el caso de Sara, la magistrada define a Costenoble como: “Un personaje que, a pesar de todo lo que hacía, cuando llegaba al juzgado lloraba como un niño. Decía que la quería, que quería volver con ella. Tenía un perfil típico de ‘si no estoy contigo, no puedo estar con nadie más’. Un tío listo. Un tío de 1,90 que se te ponga a llorar después de lo que ha hecho.”
La Fiscalía debe investigar ahora el caso que la familia está solicitando traer a León para presentarse como acusación particular y tratar de que se le juzgue por presuntos delitos de suicidio inducido a causa de maltrato psicológico habitual, extremo que deberán comprobar las autoridades pertinentes.
