El PIB de Castilla y León caerá entre un 7,6% y un 10,8% y se destruirán 59.000 empleos por el Covid-19, según Unicaja

La entidad estima que la economía avanzará en 2021 a ritmos entre el 5,5% y el 8,1% y el empleo aumentará un 2,7%

El Producto Interior Bruto (PIB) de la Comunidad podría descender entre un 7,6 y un 10,8 por ciento por el impacto de la crisis provocada por el covid-19, según asegura Unicaja Banco en el número 21 de su publicación trimestral ‘Previsiones Económicas de Castilla y León’, que, como en ediciones anteriores, fue elaborada por la sociedad de estudios del Grupo, Analistas Económicos de Andalucía.

El documento prevé un “significativo impacto sobre el empleo”, que podría disminuir, en el promedio del año, en torno a un seis por ciento registrándose un descenso cercano a los 59.000 ocupados. De este modo, la tasa de paro se situaría en el 16,9 por ciento (11,6 por ciento en el promedio de 2019), aunque podría llegar a superar el 19 por ciento si la “vuelta a la normalidad” se retrasase hasta finales de año.

El informe concreta también que para 2021, las primeras estimaciones apuntan a que tanto la producción como el empleo aumentarían. La economía castellana y leonesa podría crecer, en el conjunto del año, entre el 5,5 y el 8,1 por ciento.

Por su parte, se prevé un aumento del empleo del 2,7 por ciento para el promedio del año, de forma que la tasa de paro descendería hasta el 14,7 por ciento, aunque podría permanecer cerca del 17 por ciento “si la reactivación de la economía se retrasase aún más de lo previsto”.

Así, Unicaja Banco advierte de que este informe presenta unas estimaciones sujetas a “una incertidumbre muy elevada”, sobre la base de una duración del estado de alarma de dos meses. “El estado de alarma podría prolongarse a todo el mes de mayo y la vuelta a la normalidad será más lenta de lo que se esperaba al principio de esta crisis, estando supeditada, en gran medida, a la aparición de una vacuna o tratamientos efectivos y la posibilidad de nuevas oleadas”, advierte.

Los expertos inciden en que las medidas de contención puestas en marcha para frenar la pandemia “han supuesto caídas significativas en algunas de las principales ramas de actividad”. En concreto, explican que en el caso de la industria, la pérdida de actividad habría sido total en la rama de fabricación de vehículos, al igual que en la hostelería, la restauración y las actividades de ocio, en el caso del sector servicios, ya que los establecimientos relacionados con estas últimas actividades “han tenido que cerrar”, en tanto que en el comercio y el transporte también “se habrían producido descensos significativos de la actividad, dada la parte de actividad vinculada a productos o servicios esenciales”.

Estas ramas tienen un peso muy significativo en el PIB de Castilla y León, lo que evidencia, comentan, “la importante pérdida de actividad que está suponiendo esta crisis”. Otros sectores, como el agrario, estarían registrando una menor pérdida de actividad, dada su condición se actividad esencial, si bien es cierto que “también estarían acusando los efectos de las medidas de contención, sin olvidar las dos semanas de pérdidas de producción derivadas del cierre de todas las actividades, salvo las esenciales, que habrían afectado también a ramas como la construcción”.

El estudio pone de manifiesto que la situación “ha cambiado radicalmente con la aparición de la pandemia, con una drástica disminución del número de afiliados a la Seguridad Social (casi 30.000 afiliados menos en marzo respecto a febrero), debido a los numerosos Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTEs) y la paralización de determinadas actividades”.

De hecho, recuerda Unicaja que la Junta de Castilla y León ha recibido 31.655 solicitudes de ERTEs de empresas con centros de trabajo en la Comunidad desde el lunes 16 de marzo (una vez decretado el estado de alarma) hasta mediados de abril, habiéndose tramitado en torno al 90 por ciento.

En este sentido, el shock de demanda también está siendo muy acusado, y el deterioro del mercado laboral y la renta disponible “incidirá notablemente en el comportamiento del consumo privado, al margen de la incidencia que pueda tener el propio confinamiento, en tanto que la elevada incertidumbre provocará un grave impacto en la inversión y la caída de la economía mundial tendrá una significativa influencia en las exportaciones”.

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