Juan Vicente Boo, combina la cercanía diaria al Papa con la perspectiva mundial de economista y periodista veterano, especializado previamente en defensa y política exterior.
Es natural de A Pobra do Caramiñal en La Coruña y es autor de varios libros como ‘El Papa de la alegría’ y ’33 claves del Papa Francisco’, y editor de ‘Píldoras para el alma’, publicados en España, Italia, México y Chile.
Su trabajo le ha permitido volar con los tres últimos Papas en más de sesenta viajes internacionales, trabajar en más de setenta países y recibir el Premio ¡Bravo! de comunicación de la Conferencia Episcopal Española.
Ahora, después de aterrizar del viaje con el Papa Francisco en Irak, le hemos entrevistado en profundidad, no solamente para hablar de su último libro, ‘Descifrando el Vaticano. Desde dentro y desde fuera’, también de otros temas de gran interés y suma actualidad.
El Vaticano es, a la vez, misterioso y atractivo, complicado y desconcertante, ¿es posible descifrarlo?
Me temo que del todo, no. Requiere años. Pero los primeros lectores del libro aseguran que dan por muy bien empleadas las ocho o diez horas de lectura, según el ritmo de cada uno. Se les han abierto muchas puertas y muchas ventanas para entenderlo.
D. Juan Vicente Boo, ¿cómo se ve el Vaticano desde dentro? ¿Y desde fuera? ¿Cómo se le podría explicar a la gente sencilla y humilde para que lo entiendan?
En realidad, tanto los sesenta y tantos organismos de la Santa Sede -que ayudan al Papa en su tarea espiritual, la más importante- como los veintitantos organismos del pequeño Estado del Vaticano, tienden a considerarse a sí mismos entre los más importantes. El exceso de árboles impide ver el bosque.
Por eso hay que observar desde fuera y, para no perdernos, concentrarnos en las “doce columnas” en que se apoya el Papa y en los “siete arcos” que permiten ver lo que sucede en el interior.
Vd. es un veterano vaticanista, como corresponsal del diario ABC, desde hace veintidós años y esto le ha permitido volar con los tres últimos papas, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, ¿Qué destacaría de cada uno de los pontífices? ¿Cómo son en el trato cercano y directo?, ¿Concretamente del Papa Francisco, que destacaría?
Por resumirlo en una palabra para cada uno, y como recordarán quienes vivieron la primera visita de un Papa a España en 1982, Juan Pablo II era “el Papa de la fe”, Benedicto XVI el de “la esperanza” y Francisco es el de “la caridad”.
Cuando llegué a Roma en 1998, san Juan Pablo II ya no podía caminar por el pasillo del avión para saludarnos, como había hecho durante dos décadas. Pero hablar con él junto a su asiento o en su biblioteca impresionaba mucho: era un héroe y un místico. En las distancias cortas, Benedicto XVI era muy cordial y humilde, casi tímido. Francisco, de cerca, es como se le ve en televisión: alegre, simpático y cariñoso.
Es importante que nos hable de uno de los capítulos de su último libro, ¿de qué se ocupa el Papa? ¿qué le roba el tiempo?
Su principal tarea es ser “líder espiritual”. En primer lugar de los católicos pero también de las demás iglesias cristianas e incluso de las demás religiones, pues muchos de sus líderes le observan con gran interés. Los jefes de Estado acuden a visitarle pues le consideran un referente mundial. Al mismo tiempo, Francisco viaja sobre todo a países con problemas para ayudar a las personas en dificultad, los refugiados, etc.
Su agenda incluye promover la paz y la armonía de las religiones, así como orientar a la Iglesia y la humanidad en este “cambio de era” que estamos viviendo. Le roban el tiempo las tonterías de algunos burócratas de la Curia vaticana y la mediocridad de algunos obispos que intentan esconder los problemas debajo de la alfombra. Después, cuando revientan, es peor.
También algunos capítulos del libro incluyen historias importantes como el escándalo Vatileaks o episodios tragicómicos, como la boda del ex arzobispo de Lusaka o los ascensos del norteamericano Theodore McCarrick
Un periodista tiene que contar la realidad como es: lo bonito y lo feo. Francisco nos ha dicho que los escándalos ayudan a centrar la atención en problemas ocultos y a resolverlos con energía, en lugar de que sigan latentes, haciendo daño. Benedicto XVI expulsó del sacerdocio al ex arzobispo de Lusaka y Francisco hizo lo mismo con el ex cardenal de Washington.
Sr. Boo, ya en el año 2018 le rondaba por la cabeza la necesidad de explicar mejor el mundo dentro del Vaticano. Le planteó esta cuestión al Papa Francisco el 25 de agosto de 2018, en el vuelo Roma-Dublín y el Papa le contesto: ¡Ni yo lo sé!
¡Así es! Podríamos pensar que era una broma, pero era solo una broma a medias. Me lo dijo en público, delante de otros periodistas. Francisco no da puntada sin hilo.
¿Nos puede contar algún secretillo confesable del Vaticano?
Las siestas de algunos eclesiásticos que pueden permitirse un rato de calma después de comer ayudan, si son breves, a trabajar mejor por las tardes. Francisco se tumba unos 15-20 minutos y se despierta solo. Nos dice que le sienta muy bien. A sus 84 años, trabaja a un ritmo intensísimo.
¿Como se trata en el Vaticano el gigantesco pecado de los abusos sexuales de menores, por parte de sacerdotes y religiosos, y que también trata en su libro ampliamente?
Juan Pablo II lo declaró un delito intolerable en 1993 y unos años después añadió que quien lo cometa debe ser expulsado del sacerdocio. Benedicto XVI expulsó discretamente a muchos cientos de sacerdotes y religiosos. En bastantes países, la prevención funciona ya bien, y no hay casi ningún abuso nuevo, pero hay cientos de miles de víctimas de abusos del pasado. El gran desafío es ayudarles en todos los sentidos: pedir perdón ofrecer ayuda espiritual, medica y económica cuando sea necesario, etc.
Finalmente D. Juan Vicente Boo, ¿Algo más que añadir?
Lo mismo que escribí al final del volumen. Las mejores ideas del libro no son mías sino de los tres último Papas. Otras muchas provienen de conversaciones con personas muy inteligentes en la Curia vaticana o bien compañeros periodistas. Mi trabajo ha sido poner todo eso en orden, de modo que sea útil para quien quiera entender mejor al Papa y la asombrosa maquinaria que le rodea.