Este martes 11 de junio de 2019 el Papa recibió, en audiencia, al cardenal Angelo Becciu, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, y autorizó promulgar los Decretos de martirio para la beatificación de María Pilar Gullón, Pilar Gullón, Octavia Iglesias y Olga Pérez, enfermeras católicas laicas de la Cruz Roja, que fueron martirizadas por odio a la fe el 28 de octubre de 1936 en Pola de Somiedo (Asturias) durante la Guerra Civil española.
Asimismo, la Iglesia ha reconocido las virtudes heroicas de los Siervos de Dios: Augustin Tolton, sacerdote diocesano; nacido en Brush Creek (Estados Unidos de América) el 1 de abril de 1854 y fallecido en Chicago (Estados Unidos de América) el 9 de julio de 1897; Enzo Boschetti, sacerdote diocesano; nacido en Costa de Nobili (Italia) el 19 de noviembre de 1929 y fallecido en Valcamonica (Italia) el 15 de febrero de 1993; Felice Tantardini, hermano del Pontificio Instituto para Misiones Extranjeras; nacido en Introbio (Italia) el 28 de junio de 1898 y fallecidoen Taunggy (Myanmar) el 23 de marzo de 1991; Giovanni Nadiani, laico converso de la Congregación de Presbíteros del Santísimo Sacramento; nacido en Santa Maria Nuova (Italia) el 20 de febrero de 1885 y fallecido en Bergamo (Italia) el 6 de enero de 1940.
Como también la Iglesia ha reconocido las virtudes heroicas de tres Siervas de Dios: Rosario de la Visitación (en el siglo: María Beatriz Rosario Arroyo), fundadora de la Congregación de las Hermanas Dominicas del Santo Rosario. nacida en Molo (Filipinas) el 17 de febrero de 1884 y fallecida allí el 14 de junio de 1957; Maria Paola Muzzeddu, Fundadora de la Sociedad de las Hijas de la Madre Purísima; nacida en Aggius (Italia) el 26 de febrero de 1913 y fallecida allí el 12 de agosto de 1971; María Santina Collani, Hermana profesa del Instituto de las Hermanas Misericordiosas; nacida en Isorella (Italia) el 2 de marzo de 1914 y fallecida en Borgo d’Ale (Italia) el 22 de diciembre de 1956.
El martirio de las tres enfermeras astorganas
Poco después de iniciada la sublevación del 18 de julio de 1936, en las principales ciudades de la región se iniciaron cursos acelerados de enfermería para cubrir puestos en el frente. En Astorga, la congregación de las Hermanas de María entrenaba enfermeras voluntarias, debido a la escasez de enfermeras matriculadas. Tres mujeres astorganas, Pilar Gullón de 25 años -residente en Madrid, pero sorprendida por el inicio de la guerra en Astorga-, Octavia Iglesias Blanco, de 41 y la joven Olga P. Monteserín Núñez, de 23, se contaron entre las primeras en condiciones de ejercer su trabajo en el frente.
A principios de octubre de 1936 Pilar, Octavia y Olga fueron enviadas un puesto sanitario ubicado en Somiedo, en la zona de montaña limítrofe entre León y Asturias, cerca del frente. El 27 de octubre, milicias locales realizaron un ataque en el que fueron asesinados los oficiales al mando, el médico y el capellán, así como los catorce heridos que recibían allí atención sanitaria. Las enfermeras fueron apresadas y pasaron la noche en cautiverio en Pola de Somiedo, en las barracas donde se alojaban los milicianos, quienes abusaron reiteradamente de ellas.
En la mañana del 28 de octubre de 1936 varias milicianas se ofrecieron como voluntarias para fusilar a las prisioneras. Tras negarse a renegar de la fe, las despojaron de toda su ropa, y las llevaron arrastradas a un prado donde hacia el mediodía las ataron y las fusilaron, repartiéndose después sus ropas. Por la tarde vejaron los cuerpos hasta que en la noche fueron sepultadas en la fosa común, que fueron obligados a cavar dos prisioneros también ejecutados luego.
Una vez terminada la guerra en el norte de España, a principios de 1938 fueron repatriados los restos de Olga, Octavia y Pilar a Astorga, en cuya Catedral fueron depositados con todos los honores en tres nichos. En 2006, descendientes de Pilar Gullón, en nombre de la fundación Enfermeras Mártires de Somiedo, pidieron a las autoridades eclesiásticas iniciar el proceso de beatificación.