P.F./DA El Consejo de la Mancomunidad del Órbigo, en la sesión celebrada el día 5 de agosto de 2014, ha adoptado el acuerdo unánime de manifestar públicamente su rechazo a los acuerdos adoptados el día 29 de julio de 2014 por la Asamblea General del Consorcio para la Gestión de los Residuos Sólidos Urbanos de la Provincia de León (GERSUL) para el traslado de los residuos de Santa María del Páramo al “vertedero” de San Román de la Vega, tal y como ya expuso su representante ante dicha Asamblea.
Los motivos que alegan son que “no existen garantías de que el Centro de Tratamiento de Residuos, al que el Sr. Presidente de GERSUL denomina vertedero, tenga capacidad suficiente para ello. Por otra parte, “si se pretende ampliar la capacidad del actual CTR, a lo que la Mancomunidad del Órbigo se opone, porque supondría agravar aún más los problemas derivados de su construcción en la zona rural más poblada de la provincia, primero debería llevarse a cabo la ampliación y después el traslado”. El consejo sostiene que el coste de la ampliación, si fuese necesaria y posible, del traslado de los residuos y del sellado del vertedero “provisional”, debería sufragarse íntegramente por los municipios que depositaron los residuos en Santa María del Páramo, “al igual que lo abonado a dicho Ayuntamiento por tal depósito”. Así como manifestar su firme voluntad de utilizar todas las vías legales a su alcance para impedir que dicho traslado se lleve a cabo y se perjudique aún más, si cabe, a los vecinos de los Ayuntamientos que la integran.
Este conflicto viene de lejos, derivado de una afirmación que ya hace varios meses hizo la por entonces presidenta de la Diputación, Isabel Carrasco, y que confirmó el actual, Marcos Martínez.
El origen del conflicto
La finca de El Busto, de Santa María del Páramo, acumula 400.000 toneladas de basura generada desde 2001 hasta 2004. Diez años después de que cesaran los vertidos, las balas continúan allí y lo que se llevó a cabo como una medida transitoria, hasta al construcción del CTR de San Román, acabó por convertir el recinto en un vertedero. Para solucionar los problemas derivados de esta decisión, Gersul aprobó en septiembre del 2009 un plan de sellado para soterrar la basura. Sin embargo, una sentencia de un juzgado de lo contencioso-administrativo determinó que la finca no era un vertedero legal y por lo tanto, no se puede utilizar con ese fin. Por este motivo, el consorcio desestimó el proyecto y en busca de una solución alternativa, se ha optado por llevar las balas al centro de residuos de San Román, como se pretendía desde un principio. Para ello se procederá a la construicción de un segundo vaso para albergar estos residuos, ya que, diez años después de su construcción, el nivel de llenado del actual está ya al 65%, a pesar de que se le estimaba una vida de 20 años.
Los regidores que comprenden la mancomunidad ya mostraron en su momento su rechazo a esta iniciativa, ya que “el Órbigo ha sido siempre muy solidario en este sentido, pagando lo mismo que los demás a pesar de que lo transportamos nosotros”. También se opusieron a la ampliación del vertedero.
San Justo también declinó esta medida por las mismas razones, ya que considera que si se lleva a cabo, “debe hacerse bajo las condiciones del primero y hay que pagarlo”.