El obispo preside la eucaristía de la Campaña contra el Hambre 2021 de Manos Unidas

La delegación diocesana pretende financiar dos proyectos en la Indi apara mejorar las condiciones de vida de niñas de la calle y huérfanas y para fortalecer y capacitar a habitantes

El obispo de Astorga, Jesús Fernández, ha presidido este domingo en la Catedral asturicense la eucaristía de este 14 de febrero, que ha estado destinada a la Campaña contra el Hambre 2021 de Manos Unidas. La delegación diocesana de Manos Unidas en Astorga pretende financiar dos proyectos en la India. El primero de ellos, por un importe de 32.117,00 euros, para mejorar las condiciones de vida de niñas de la calle y huérfanas, y el otro, de 72.762,00 euros, para fortalecer y capacitar a habitantes de barrios marginales en Delhi.

Manos Unidas organiza este año su 62ª campaña bajo el lema ‘Contagia solidaridad para acabar con el hambre’, que se va a centrar en denunciar las consecuencias que la pandemia de coronavirus está teniendo entre las personas más vulnerables del planeta y en promover la solidaridad entre los seres humanos como única forma de combatir la pandemia de la desigualdad, agravada por la crisis sanitaria mundial, que castiga con hambre y pobreza a cientos de millones de personas en el mundo.

Indican desde la organización que “el mundo ha superado los 95 millones de contagios por coronavirus. Pero hay otras cifras aún peores. Este año, más de 800 millones de personas padecerán hambre en el mundo. Y 1.300 millones se ven ya afectadas por la pobreza”. Indican que “la solidaridad es una exigencia de nuestra dignidad humana compartida, y el deber de que, cada ser humano, según sus circunstancias, sea responsable de todos los demás. Por solidaridad, cada cual debe asumir las causas del otro, haciéndolas causas propias. La responsabilidad de cuidarnos los unos a los otros tiene implicaciones tanto entre nosotros y las comunidades deprimidas del Sur, como entre las propias comunidades entre sí. Supone anteponer el “nosotros” frente a una lógica miope del interés privado; renunciar personalmente o sacrificarnos por el bien colectivo y poner a disposición de los demás los recursos necesarios para mejorar las condiciones de vida de las comunidades más desfavorecidas”.

Por ello piden “compromiso”, señalan que “el hambre en el mundo es reflejo de la desigualdad que existe y para acabar con ambas es necesaria la implicación de todos en la construcción del bien común a través de la cultura de la solidaridad”.

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