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El obispo de la Diócesis de Astorga Jesús Fernández ha sido el encargado de pregonar la Semana de Pasión en la bimilenaria ante la presencia del Nazareno y La Soledad, que procesionaron este sábado con motivo del 350 aniversario de la fundación de la Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Soledad y de las decenas de personas que se acercaron para escuchar al prelado en la Catedral.
Entre las autoridades asistentes se encontraba el director general de Turismo de la Junta de Castilla y León, Ángel González, el alcalde de Astorga, el deán de la Catedral Javier Gay y el coronel del RALCA 63 David Cotorruelo, entre otros.
El acto comenzó con la presentación de su currículum por parte de la presidenta de la Junta Profomento, Raquel Rodríguez, el agradecimiento a la labor de las cofradías, hermandades y archocofradía de la Semana Santa de Astorga y resaltando que la base del éxito de la Semana Santa de Astorga es “la unión” de todos los cofrades.
Tras ello, tomó la palabra el obispo quién afirmó sentirse “muy honrado” por su designación como pregonero y confesando que que la Semana Santa de la ciudad es “una de las mayores y más gratas sorpresas recibidas” al llegar a esta Iglesia particular: “Llegué en medio de una pandemia que puso a prueba vuestra unidad, vuestro empuje y vuestra creatividad. Nada os paralizó. Nada os retuvo. Os he felicitado muchas veces. Lo vuelvo a hacer. Y, con vosotros, felicito a toda la ciudad que se vuelca en esta magna celebración, y a todos los que nos visitan esos días y reviven con nosotros la misma historia de pasión y gloria”.
“Hace tres meses, celebrábamos el nacimiento de Jesús de Nazaret. Se hizo hombre para compartir su vida con nosotros, para conocernos mejor, amarnos más, y redimirnos del pecado. Muy pronto, celebraremos el momento cumbre de su gesto redentor: la pasión y muerte en cruz en favor nuestro. Anticipar ese momento ahondando en el significado de los distintos elementos que entran en escena es mi propósito; porque no es bueno que la rutina nos reseque el alma. No es bueno que la preocupación por la puesta en escena acabe con la serenidad contemplativa”, señaló el prelado.
Explicó que además su deseo es “alimentar el espíritu”, de modo que, en su momento, la celebración de la Semana Santa constituya, “no sólo un acto cultural y social, sino, sobre todo, un acontecimiento religioso que nos lleve a reconocer que hemos sido nosotros los que, por ignorancia, hemos condenado y ajusticiado al Señor, y que ya es hora de arrepentirse y convertirse a él para que vuelva a resucitar en nosotros“.
“Nos proponemos acompañar al Señor en los momentos más dramáticos, en los episodios decisivos de su vida. Tras recibir los aplausos al entrar en Jerusalén, tras disfrutar de la fraternidad con sus discípulos en la última Cena, Jesús se vio envuelto en una densa tiniebla, en una tremenda soledad con el abandono y la traición de Judas y de los demás discípulos, el alejamiento del pueblo, la condena, la subida al Calvario, la muerte en la cruz. A todo respondió con entrega filial y amor fraterno, venciendo la tentación de optar por un mesianismo triunfante y sacrificándose por nosotros, afrontando el conflicto con las fuerzas del mal y venciéndolas en una cruz”, añadió.
La división y el enfrentamiento
Jesús Fernández recordó que hemos sido creados a imagen y semejanza del Dios Trinidad y somos seres sociales por naturaleza: “Al principio, hombre y mujer vivían felices y en armonía, desgraciadamente, sin embargo, el pecado los dividió y enfrentó. Así sucedió cuando Adán y Eva desobedecieron el mandato divino. Entonces, se sintieron desnudos y desprotegidos, se ocultaron de la mirada divina y se culparon mutuamente. Con el pecado, siempre sucede lo mismo. Ante esta tragedia, Dios no ha permanecido indiferente, sino que nos envió a su propio Hijo quien, como dice San Pablo, con su muerte, destruyó el muro que nos separaba. Para sanar esta herida que afecta a cada uno en particular y a la misma comunidad, por si fuera poco, el Señor nos ha regalado el sacramento de la reconciliación“.
La Semana Santa celebra la alegría de la comunión
El obispo pone en valor la Semana Santa como momento de celebración de “la alegría que brota de la comunión y del servicio”.
Tras ello, ha relatado la historia de Jesús a través de las diferentes actos y procesiones que se celebran en la ciudad durante la Pasión y ha dado una noticia importante: la coronación canónica de La Virgen de los Dolores será el 20 de septiembre del 2025.
Para finalizar, el obispo ha señalado que la Semana Santa es “un gran acontecimiento espiritual, cultural, social y hasta económico” para la ciudad, más en estos tiempos en que “la fragmentación y el enfrentamiento” se hacen patentes: “Necesitamos nexos de unión. La Semana Santa nos une en torno al protagonista de esta historia vivida y revivida: Jesucristo, el Hijo de Dios. Su muerte en cruz, a los ojos del mundo, fue una derrota, pero, a los ojos de Dios y de sus fieles, ha supuesto la victoria definitiva sobre el pecado y sobre la muerte”.
“Las fuerzas disolventes del hombre y de la comunidad, capitaneadas por la traición, la tortura, la ejecución injusta, han quedado atrás. En Cristo resucitado, todos volvemos a la vida y vemos renacer los vínculos de la fraternidad. Con Cristo resucitado, siempre nace y renace la alegría. ¡Feliz y santa Semana!“, concluyó.
Tras los aplausos del público, llegó el momento musical con Alberto R. López al violín, Alberto Rodríguez al contrabajo y Carmen Campo al piano.
