JUICIO POR EL CRIMEN DE ISABEL CARRASCO

El juicio de las sorpresas

El abogado de Raquel Gago protagonizó el miércoles la jornada más rocambolesca hasta la fecha
Montserrat González, su hija Triana Martínez y la agente de la Policía Local de León Raquel Gago (Ical)

Si en los primeros días de vista fue el policía nacional jubilado Pedro Mielgo el que asombró a todos al no reconocer su propia voz en la llamada que hizo al Servicio de Emergencias 112 mientras seguía a Montserrat González después de que ésta acabase a tiros con la vida de Isabel Carrasco, la segunda semana tuvo como destacado personaje inesperado al letrado defensor de Raquel Gago. El abogado penalista Fermín Guerrero protagonizó una desaparición de unas 20 horas que hizo saltar todas las alarmas y que además de provocar la suspensión de la vista la mañana del 27 de enero, generó todo tipo de especulaciones sobre lo ocurrido.

Guerrero, cuyo paradero fue desconocido desde la tarde del martes hasta última hora de la mañana del miércoles, se mostró muy escueto en primer lugar con los agentes de la Policía Local que le localizaron y después con los de la Nacional que le interrogaron al respecto cuando fue trasladado a Comisaría. El letrado no quiso dar explicaciones públicas -que sí deberá ofrecer por escrito al magistrado-presidente del tribunal- y se limitó a señalar que se trató de “circunstancias que surgen de forma particular”.

Sí dijo que espera que no tengan consecuencias para él, aunque cabe recordar que lo ocurrido podría derivar en una inhabilitación e incluso en la atribución de un delito de obstrucción a la Justicia. Él se mostró tranquilo al respecto y señaló que “lo único importante realmente que hay es la salud” antes de recalcar que “estoy en mi derecho, yo soy el letrado de Raquel Gago y tengo que dar explicaciones en lo profesional, en lo personal creo que ninguna”.

El novio de la víctima

Una de las presencias destacables de la segunda semana de juicio fue la del novio de la víctima, Jesús López Brea. Con un notable cambio en su apariencia física, sin su habitual melena y con una poblada barba, evitó ser grabado durante su declaración en la sala y solamente se pudo conseguir una imagen suya cuando abandonó la Audiencia Provincial, por una salida lateral.

“Desde el día que la vi tirada en el suelo mi vida se acabó. Estoy intentando recomponerla, no sé de qué forma ni de qué manera. No tengo nada, estoy en el paro, buscando trabajo y el desempleo se me terminó en diciembre. Estoy intentando sacar fuerzas de no sé dónde para intentar seguir con mi vida”, manifestó a los presentes preguntado sobre cómo se encontraba tras lo ocurrido.

El marido y padre de las acusadas

La última sesión de la semana contó con la presencia del ex inspecto jefe de la Comisaría de la Policía Nacional en Astorga, Pablo Antonio Martínez García, marido de la autora confesa de los disparos y padre de Triana. Precisamente por ese vínculo familiar no tenía obligación de declarar pero lo hizo y contestó a todas las partes.

Así, la sala le oyó decir que sabía, por comentarios, que “la mano negra que perjudicaba los intereses de su hija era la difunta presidenta de la Diputación”, que conocía la “cierta inquina” que Montserrat y Triana tenían a la víctima “porque estaba perjudicando a mi hija, porque le estaba haciendo mucho daño” y reconoció haberla visto “muy mal” a “la niña” y a su mujer “muy alterada” a raíz de la salida que aquella de la Diputación. Entre los perjuicios que la víctima habría causado a su hija citó el hecho de que no tomase posesión como concejala en el Ayuntamiento de Astorga tras la renuncia del anterior en la lista y que se abortasen algunas posibilidades de trabajo que le surgían a la joven.

Con antecedentes de suicidios y depresiones en el entorno de Triana, el poliía aseguró que pensaba que su hija podía cometer alguna locura, dado su estado anímico. “Estaba hundida”, recordó, antes de lamentar que a pesar de que él se mostraba partidario de que Triana buscase trabajo fuera de León porque su formación le permitiría ganarse la vida en cualquier parte, ambas “tenían una obsesión en quedar en León, se obcecaban en ello”.

Compañeros

Además del marido de Montserrat y padre de Triana, el jueves declaró el hermano de Raquel, que la ve incapaz de mezclarse en un asunto como la muerte de Isabel Carrasco y algunos de sus compañeros de la Policía Local de León. Uno de ellos relató dos episodios en los que la agente de policía municipal no supo reaccionar a situaciones de tensión vividas en el desempeño de su trabajo.

En una ocasión, frente a un conductor que reaccionó mal ante una inminente sanción y otro, cuando un hombre negro, alto y corpulento emprendió una huida frente a ella, “y no supo qué hacer y la arrolló”. Además de definirla como una mujer discreta se mostraron convencidos de que la consideran “incapaz de meterse en un fregado así” y añadieron que “nunca toma la iniciativa, siempre está como en segundo plano”.

El ecuador

La vista se reanudará el lunes 1 de febrero a las nueve de la mañana, en lo que será el ecuador del calendario previsto para este juicio, con la declaración de varios agentes de policía. Inicialmente, estaba previsto que en esa fecha también comparecieran la hija y una hermana de Isabel Carrasco, pero finalmente no lo harán. Está prevista la declaración de varios policías a la que seguirán testigos propuestos por las defensas de Montserrat González y Triana Martínez.

La atención -salvo imprevistos o nuevas sorpresas que ya nadie descarta- se centrará en lo que peda aportar el policía nacional al que Raquel Gago le comunicó que había localizado el revólver con el que se asesinó a Carrasco en su vehículo y que se desplazó al domicilio de la agente municipal, con otros compañeros, entre ellos, los llegados de Burgos que inicialmente omitieron su paso por el garaje y la vivienda de la acusada.

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