El juicio por el caso ‘Vatileaks 2’ continuará el lunes en la Santa Sede. Si la anterior sesión fue precedida por las manifestaciones del ex econónomo de Astorga, que aseguraba haber sido seducido y manipulado por su ayudante, la relaciones públicas Francesca Immacolata Chaouqui, a la de mañana se adelantado la italiana, afirmando que Vallejo miente.
Así lo aseguró la relaciones públicas en el programa ‘Ballarò’, de RAI 3. Francesca, que ya abía colgado un post en Facebook para asegurar que todo lo señalado por Vallejo Balda a su primer abogado (y que el diario La Repubblica reprodujo) es mentira.
Vallejo llegó a dar detalles de su presunto primer encuentro sexual con la italiana, en un hotel de Florencia, y a la que aseguró que temía por su nutrida agenda de contactos y por su supuesta pertenencia a los servicios secretos italianos. “Me dijo que era una espía y que su matrimonio era una tapadera”, llegó a manifestar.
“Es una invención y una bellaquería porque además Vallejo Balda conoce bien a mi marido y a mi familia”
Francesca Immacolata Chaouqui lo niega todo y apunta a Vallejo como el “único ‘cuervo” -término aplicado en la santa sede a los conspiradores y a aquellos que en la sombra trabajan contra el Vaticano- Niega que actuase bajo su recomendación y menos aún que mantuviera relaciones sexuales con ella. Chaouqui confirma que ambos estuvieron la noche del 28 de diciembre del 2014 en el hotel ‘Cavalieri Palace’ de Florencia, un alojamiento de lujo en pleno centro de la capital toscana. Pero Francesca dice que no solo no hubo sexo, sino que Balda acudió a la cita con su madre, con quien compartió habitación, y con quien también vive en el Vaticano. “Es completamente inventado y una bellaquería porque además Vallejo Balda conoce bien a mi marido y a mi familia”, señaló.
En la entrevista con Massimo Giannini, conductor del programa, Francesca Immacolata Chaouqui niega pertenecer a los servicios secretos y se lamenta sobre todo de “no haber sido capaz de evitar que monseñor Balda se comportase de ese modo”. Asegura que el cura entregó a los periodistas los ‘passwords’ de los documentos secretos y que fue entonces cuando mantuvieron una «discusión muy fuerte», a raíz de la cual dejaron de hablarse y rompieron todas sus relaciones.