El discurso de Sochi

Autor: Alberto Elias en noviembre 05, 2014.

El ocultamiento del discurso pronunciado por el presidente ruso Vladimir Putin en la última plenaria del XI Foro Internacional del Club Valdai, en Sochi (24-X-2014), silenciado por los medios “occidentales” sujetos al llamado Nuevo Orden Mundial, obliga a prestarle atención, porque puede haber sido uno de los pronunciamientos más decisivos de nuestro tiempo.

El discurso del presidente ruso se apoya en una constatación elemental: que todos los sistemas internacionales de seguridad colectiva han sido destruidos. Putin dice literalmente que “yacen ahora en ruinas”. Ya no existen, en este momento, entidades ni instituciones internacionales que garanticen efectivamente la seguridad de los estados ni la paz. Se trata de una constatación corroborada por demasiados hechos puntuales, que ya no puede ser discutida sin que hacerlo traicione sumisión al imperio que manipula información y conciencias en lo que antes se entendía como occidente.

Algunos párrafos del discurso dicen literalmente: “Hemos entrado en un período de interpretaciones divergentes y silencios deliberados en la política mundial. El derecho internacional se ha visto obligado a retirarse una y otra vez por la embestida del nihilismo legal. La objetividad y la justicia han sido sacrificadas en el altar de la conveniencia política. Interpretaciones arbitrarias y evaluaciones sesgadas han sustituido a las normas legales”.

Difícilmente se puede sintetizar mejor lo que hemos visto en los últimos años, en los distintos procesos de la llamada “primavera árabe” y en otros espacios sometidos a la intervención de “occidente”: La degradación total de las normas del derecho internacional por su continua interpretación abusiva. Y Putin explica a continuación como ha podido imponerse tal degradación en nombre de sociedades supuestamente civilizadas y democráticas:

“Al mismo tiempo, el control total de los medios de comunicación global ha hecho posible que se pueda retratar lo blanco como negro y lo negro como blanco según el deseo”.

Este, junto con el dominio financiero, es el quid del asunto: Las estructuras jurídicas internacionales han podido ser degradadas por la pasividad complaciente de poblaciones sometidas a control psicológico y, en definitiva, corrompidas y manipulables.

Y el presidente añade:

“La noción misma de soberanía nacional se convirtió en valor relativo para la mayoría de los países. En esencia, lo que se proponía era la fórmula: cuanto mayor es la lealtad hacia el único centro de poder en el mundo, mayor es esta o aquella legitimidad del régimen en el poder”.

 

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Tenemos incluso ejemplos muy cercanos de partidos y gobiernos sumisos al NOM cuyo programa final ha constituido en desintegrarse, en derrumbarse, traicionando así a sus pueblos para dejarlos abocados a la esclavitud.

El presidente ruso responsabiliza de este ocaso de la seguridad en el mundo a los Estados Unidos de Norteamérica, aunque en varios párrafos del discurso puede apreciarse con claridad que no señala una responsabilidad originaria de la administración USA, sino de los poderes opacos que controlan esta administración y que han avasallado también a la mayor parte de los gobiernos anglosajones y europeos. Estos poderes opacos, en opinión de Putin, han fracasado en su intento de construir un orden global aceptable, y sólo han edificado un castillo de arena destinado a derrumbarse, por las injusticias flagrantes que conlleva. Entre ellas la concentración de la riqueza del planeta en una minoría ínfima que no alcanza el 1% de la población. Han destruido deliberadamente las clases medias. Han creado un sistema que trata de vampirizar la riqueza de continentes enteros, provocando calamidades inhumanas.

Ante estas evidencias, que ahora intentan paliar provocando continuos conflictos, Rusia se dispone a velar por sus intereses en todas las áreas. Rusia no quiere la guerra, porque es consciente del dolor terrible que esa guerra acarrearía a toda la población mundial. Pero nunca se doblegará ante proyectos dispuestos sin su consentimiento, o contrarios a sus intereses legítimos.

Por ello, Rusia ve el estallido de una guerra mundial como prácticamente inevitable. Está preparada para ella y continuará preparándose.

Rusia no tiene intención de tomar un papel activo en frustrar a aquellos que todavía están tratando de construir su Nuevo Orden Mundial, en tanto que sus esfuerzos no afecten sus intereses fundamentales, cosa que está cercana a suceder. Rusia prefiere esperar a que ellos mismos se golpeen contra la realidad por sus constantes fracasos. Pero si logran arrastrar a Rusia al conflicto, mediante el continuo desprecio de sus intereses, entonces ellos llegarán a conocer el verdadero significado del dolor.

Una advertencia inequívoca, que deja perfectamente en claro las intenciones pacíficas de Rusia pero al mismo tiempo avisa de que la posible confrontación llevaría la destrucción a las madrigueras mismas que el mundialismo imagina seguras. Advertencia que seguramente no ha caído en saco roto..

Pero quizá la parte del discurso más significativa, porque en ella se refleja la conciencia del presidente ruso respecto a la naturaleza e intenciones de sus interlocutores “occidentales”, es donde Putin se refiere a la introducción de innovaciones en el orden social, advirtiendo que Rusia está a favor de un enfoque conservador, a pesar de lo cual no se opone a la investigación y discusión de tales innovaciones, para ver si la introducción de cualquiera de ellas pudiera estar justificada….De alguna manera le está diciendo al entramado global que la oposición rusa a la política homosexualista, al aborto, al sincretismo religioso y a otros objetivos del mundialismo no es definitiva, y que aunque Rusia se inclina por el orden natural, todo podría estudiarse.

Se trata de una velada invitación a la negociación sobre esos temas básicos, en la que se descubre el conocimiento por Putin de la verdadera agenda del NOM y, en consecuencia, de los motivos reales de su agresividad contra él y su gobierno. La invitación a negociar bajo cuerda estos temas se entiende supeditada a la admisión de Rusia en los centros de decisión, y traiciona el pragmatismo del presidente ruso en cuestiones de moral social; o quizá únicamente su intento de ganar tiempo para evitar la confrontación total o peligrosos intentos contra su persona o su gobierno. Putin conoce bien los movimientos financieros e informativos que están siendo empujados contra él en la propia Rusia. En cualquier caso, el mensaje contiene las claves necesarias para interpretar las verdaderas dimensiones de la oposición existente entre Rusia y el occidente sometido.

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